30 abril 2007

Crisis económica en plena abundancia

Desde finales del año 2006 nos atrevimos a lanzar dos proyecciones básicas para este año: la primera es que el oficialismo se dividiría irremediablemente como consecuencia de la reelección indefinida y el partido único que estaba anunciando el Presidente; y la segunda era que, de profundizarse el camino del estatismo populista y clientelar que llevaba el gobierno, empezaríamos a transitar hacia una crisis económica de gran dimensión, siendo incluso posible que hacia finales de 2007 estemos en medio de un proceso de "estanflación"; es decir, de estancamiento económico con inflación a la vez.

Cuando ya finaliza el cuarto mes del año, el primer pronóstico se está materializando claramente, aunque por ahora sólo presenciamos el comienzo de la implosión que está socavando la alianza política que ha dado sustento orgánico al gobierno. Pero en cuanto al segundo pronóstico surgen al menos dos dudas: una porque la inflación está aparentemente controlada, y otra porque muchos piensan que con semejante cantidad de dinero en manos del gobierno, no habrá estancamiento ni crisis.

En este sentido, respecto al tema del supuesto control de la inflación, hay que destacar que las cifras oficiales desde hace tiempo no son confiables, y lamentablemente a partir de este año, ya con un Directorio del BCV rojo rojito, ni siquiera las cifras de ese organismo se salvan de la duda. Y por otro lado, de llegar a ser cierto que el índice mensual de inflación para marzo fue de -0,7%, hay que señalar que tal efecto obedece estrictamente a la disminución de varios puntos del IVA en ese mes y a la profundización de los controles de precios, pero en ningún caso es consecuencia de una política estructurada y consistente para abatir el alza sostenida de los mismos, lo cual por cierto todos sufrimos día a día.

Más interesante aún resulta el tema de la supuesta imposibilidad de que ocurra una crisis por el hecho de que existen abundantes recursos. Frente a esto, lo primero que hay que decir es que, paradójicamente, la abundancia de dinero es a veces la causa de muchos males económicos. De hecho, volviendo a la inflación, está claro que su naturaleza es la de un fenómeno monetario que se da cuando el dinero existente supera la oferta de bienes y servicios, presionando así la subida de los precios. Igual de importante es que este desequilibrio entre dinero y bienes disponibles ocurre en Venezuela fundamentalmente por el gasto público exacerbado, el cual a su vez conduce a déficit fiscales que son financiados con medidas que también generan inflación, tales como endeudamiento, emisión de dinero inorgánico y devaluación.

Pero además, en nuestro caso, se suma un elemento que convierte a la abundancia en un verdadero dolor de cabeza, y no es otro que nuestro gobierno tiene una clarísima y confesa orientación al intervencionismo, lo cual practica sin límites precisamente porque maneja a discreción y de manera irresponsable la riqueza petrolera, principal fuente de la riqueza nacional. Por eso vemos cómo el régimen mete sus manos todos los días en un ramo distinto de la economía, y cómo frente al desabastecimiento y otros fenómenos lo primero que hace es amenazar con expropiar o nacionalizar a cuanta empresa, finca, carnicería o venta de empanadas le parezca conveniente. Un modelo así no sólo espanta las inversiones, disminuye la productividad y aumenta el desempleo y la pobreza, sino que además es absolutamente inviable.

Para finalizar, una reflexión sobre esta proyección que no tiene fecha fija, pero la vemos segura: esta cuerda podrá estirar mucho, pero en algún momento se va a reventar.



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