20 junio 2007

No es cosa sólo de muchachos

El movimiento estudiantil se fue a las calles impulsado por una de las señales más claras de autoritarismo del socio ideológico y mecenas del vetusto y depauperado castrocomunismo, el líder fundamental del proceso socialista bolivariano, electo, según parece para ser presidente de los venezolanos, cubanos, bolivianos, nicaragüenses y ecuatorianos.

El disparador RCTV, con toda la carga de antipatía y rechazo que ha significado, no le ha importado para nada. Al contrario. Ha mostrado su mejor cara militar. Agresivo, grosero y descalificador. La protesta de los muchachos, por tanto, se va más allá y se expande hasta la libertad de expresión. La respuesta es todavía más vulgar, soberbia y, especialmente, embustera.

Los universitarios, con casi nueve años de mentiras y manipulaciones bien vistas y aprendidas, aumentan su protesta. Ahora la defensa de los derechos civiles es una bandera mucho más grande y más extendida.

Ese paso a paso de lo particular a lo general reafirma que los muchachos tienen claro el panorama de lo que será la Venezuela chavista de los próximos años y, con sus voces y acciones, intentan frenar, y obligar a dialogar, al autoritarismo militar que de a poquito afinca sus botas en cada rincón,

Antes, los protestones fueron empresarios, educadores, medios de comunicación, médicos, periodistas, mujeres preocupadas, trabajadores y hasta militares disidentes. Cada pico de descontento ha sido aniquilado por el proceso de la manera que sabe. Represión, despidos, acorralamientos, descalificaciones, juicios penales, compras de conciencia, negociados. Toda la gama de la dominación se ha visto aquí. Pasado el vaporón, el sector derrotado queda debidamente domesticado, en algunos casos colaborando con su antiguo enemigo y hasta haciendo negocios con su nuevo amo. Es patria y socialismo. La muerte es para otros. Para los que se negaron a ponerse la franelita.

La reforma constitucional, convenientemente escondida por Chávez y sus comandos, dará forma y poder definitivo a esta visión militar, disfrazada de comunista, que pretende asumir el control absoluto de todo lo que pueda ser controlado.

Lo que viene no es un problema solamente de estudiantes. La mentira de que el Gobierno quiere debatir y conciliar se hace evidente en la misma medida en que el proyecto que tiene Chávez para todos lo conocen más en Cuba que en Caracas. La máxima de que el que no cuadre será aniquilado, o el productor de leche que no la venda a la planta procesadora socialista será expropiado, aplica igual al proyecto de reforma. Puro diálogo, pues.

La nueva Constitución contiene, de seguro, cientos de arbitrariedades al estilo RCTV. Es decir, cientos de disparadores de protesta.

Viene lo mejor del joropo militarista. Sin diálogo ni conciliaciones.



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