19 septiembre 2007

La felicidad en el país de los idiotas

Pareciera que la locura colectiva (¿o la idiotez total?) ha llegado, ha tomado por asalto, a la sociedad venezolana. "Cosa pa'extraña" diría un humorista habanero. Chávez gana las elecciones presidenciales por más del 60% de los votos, lo cual lo califica para estar en el poder por otros veinte mil años y, sin embargo, todos a quienes usted se le ocurra entrevistar en la calle dicen que no votaron por Chávez. ¡Que vaina! Diría el insigne Andrés Bello.

En la obra teatral Los Idiotas, nos encontramos con una frase maestra: "...todos tenemos derecho a estar aquí, todos tenemos derecho a ser felices..." ¿A qué viene todo esto? Nada más y nada menos a que más del 50% de la población venezolana se autocalifica ser miembros de la clase media, desde el que barre la calle (cuando las barren), hasta el dueño o general manager de la Ford Motor Co., pasando, obviamente por los inteligentes oficiales de gobierno (me refiero a la gran burocracia lumpen burguesa que maneja el gobierno). Al venezolano le encanta mentir. Ya hace siglos que superaron a los porteños en eso de decir que ellos tienen todo lo mejor del mundo, lo más grande del mundo, lo inigualable, etc. El venezolano, según una encuesta de la destacada firma encuestadora Datanálisis, mientras más pobre más feliz se autoproclama.

Es como quien dice, vivo en la mierda pero es mi mierda, vivo en el barro pero es mi barro, tengo piojos pero son mis piojos. Según esta encuesta, las clases A y B, es decir los estratos más altos de la sociedad, aquellos que son entre un 3% y un 5% de la población y son dueños del 60% del PIB venezolano, son los más infelices. Estos se sienten felices en sólo un 2,5%, mientras que la clase C, digamos profesionales liberales, comerciantes medios, generales, coroneles, diputados, alcaldes, etc., se sienten felices en un 18,4%; la clase D, en la cual están los estratos más pobres, los desempleados, los empleados temporales, los vendedores callejeros, etc., se sienten felices en un 32,5% y, finalmente, en un ataque de idiotez extrema, nos encontramos con la clase E que equivales a unos 7 millones de personas, en donde están situados el lumpen, el paria, el ladrón, el estafador, atracador, el borrachito, se consideran felices en un 46,3%. Cabe decir que este último grupo tiene un ingreso promedio de unos dos dólares diarios (cuando los tiene). Pero, la idiotez no para allí. Según Datanálisis. De todos estos individuos, el 58,9% se declara pro gobierno, el 20,7 se declara neutral y apenas el 16,8% se declara de oposición. Al respecto nos preguntamos: ¿hubo trampas en la elección del 3 de diciembre? Si no la hubo, como en tan pocos días el gobierno pierde algo así como 3 puntos y la oposición algo así como 13 puntos?

Como dice Condorito "exijo una explicación". Lo anterior me lleva a buscar el significado de la palabra idiota y me encontré con una que entrega el filósofo Savater que dice "Idiota:

Del griego idiotez, utilizado para referirse a quien no se metía en política, preocupado tan sólo en lo suyo, incapaz de ofrecer nada a los demás". Un entrevistado dijo algo muy interesante, que al parecer muestra la naturaleza del venezolano, quien toda la vida dice "vamos viendo y vamos haciendo". En otras palabras no planifiquemos, no pensemos, no estudiemos, hagamos trampa en el juego, etc. Y, es así como para él "la felicidad es estar siempre en estado de dicha y armonía, que tus tristezas y tus angustias no duren más de diez minutos". Si el río te lleva la casa, está bien; si esta se incendia, también está bien. Si viene el socialismo del siglo XXI, aunque no sé que es, está bien; si el presidente quiere gobernar hasta el siglo XXII, está muy bien; si el país recibe miles y miles de millones de dólares por regalías petroleras y no hay hospitales, escuelas, calles pavimentadas, luz eléctrica, agua potable, está bien. Todo lo que es negativo en otras naciones, todo lo que hace caer gobiernos, en otras naciones, en Venezuela es felicidad, es alegría. ¡Hay que saber vivir! Lo que se preguntan muchos analistas es ¿cómo con una actitud tan positiva del venezolano el país sigue siendo uno de los más pobres y atrasados del mundo? ¿Será verdad, entonces, que la idiotez, la misma que indujo a los italianos a apoyar al fascismo hasta la muerte, a Hitler hasta la ruina, es sinónimo de felicidad, aunque la mierda nos llegue al cuello?

Mario Concha

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