23 noviembre 2007

Ahora estoy solo

Primero dijo: “no atiendas a lo que digo sino a lo que hago” y yo me lo creí porque siempre pensé que los políticos son sólo unos habladores de pistoladas y no representaban mayor peligro; ellos a lo suyo y yo a lo mío.

Luego sacaron a Sofía Imber del museo, pero como a mí los museos me ladillan, no me importó. Más tarde, masacraron y torturaron, pero pensé que eran exageraciones de Patricia Poleo y de Ibéyise. Después botaron a 18 mil trabajadores de Pdvsa, pero me dije: “es que también la vaina en Pdvsa era insostenible” y me callé. Luego vino la masacre de Plaza Altamira, pero como yo nunca estuve por allí, lo dejé de ese tamaño. Cuando vi que Vargas no se recuperaría jamás, decidí no preocuparme y vacacionar en Margarita, porque al fin y al cabo yo no tengo familia en Vargas.

Se llevaron presos a los generales Usón, Poggioli y Alfonzo, pero francamente, a mí nunca me gustaron los militares. Comenzaron a acorralar a los periodistas, pero bueno, ése es el oficio que ellos escogieron y tiene sus riesgos.

Cada vez que golpeaban a los pocos que se atrevían a salir a marchar, como el día que una señora perdió un ojo, me dije: “ya los tiempos de marchar pasaron, ¿qué hace una señora de esa edad metiéndose en vainas?”

Hicieron preso, arbitrariamente, a Carlos Ortega , pero como él es adeco y yo siempre les he tenido arrechera, no me preocupé; ellos son muy culpables de lo que está pasando. Asesinaron a una señora en Altamira el día siguiente del revocatorio, qué mala suerte tuvo.

Cuando oí lo de la reforma de la educación, pensé que, en última instancia, puedo mandar a los niños a estudiar a los Estados Unidos, porque un poco de inglés no les viene mal. Encerraron a Capriles Radonski y me dije “ése es un asunto de Primero Justicia”.

Persiguieron, con la lista de Tascón, a los empleados públicos que firmaron para solicitar el revocatorio, pero, gracias a Dios, yo no trabajo para el gobierno. Luego vino lo de Polar y Heinz, pero ésa es gente de plata; ellos sabrán cómo defenderse.

Dictaron auto de detención a los directivos de Súmate; la verdad es que me caen bien, pero como yo no era de Súmate…

De los presos de Táchira no dije nada, aunque sabía que era una injusticia, porque, en todo lo que tiene que ver con el 11 de abril, es mejor no meterse. Masacraron a unos estudiantes en el barrio Kennedy y no protesté porque eran pobres; entre los pobres siempre pasan esas cosas. Chantajearon con las imputaciones, pero yo nunca estuve en esa lista. Después vino lo de la toma de la hacienda La Marqueseña , pero en ese momento yo tenía unos negocios buenísimos con el gobierno; mi corazón es escuálido, pero mi bolsillo es chavista y hay que tratar de sacarles algo de dinero porque si no lo van a dilapidar todo.

Abrieron procedimientos en contra de algunos canales, pero yo no soy dueño de medios y en ese momento andaba en otra cosa.

Ahora me llevan a mí, pero ya es demasiado tarde. Ahora estoy solo.

Laureano Márquez

No se por qué me parece esto conocido...

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