15 febrero 2008

¡Venezuela está quebrada!

Cuando decimos "Venezuela está quebrada", no aludimos a un gobierno caído. Sólo dejamos el registro de una dura realidad. La conducción política de este ex país está cada vez más comprometida. Y por ello aumentan los niveles de inestabilidad e incertidumbre. Pero estamos ante un régimen que no se mantiene con fuerzas propias sino con las que le aportan "las oposiciones".

En muchas oportunidades hemos aludido a las negociaciones, componendas y pactos que han caracterizado nuestra historia política desde la propia independencia. Y cuando no ha habido avenimiento se producen crisis como las que terminan en la liquidación de Miranda, Piar o en el "derrumbe de la Gran Colombia".

De modo que el Estado que surge en 1830 mantiene en alto la unidad de los dueños-propietarios. Todo pasa a manos de liberales y conservadores. Y cuando en plena guerra federal, unos "federales" dejan de responder a la línea y directrices de los jefes aceptados y validados, se les aplica la fuerza de la unidad de y para el mantenimiento del poder. Es el Tratado de Coche contra todo intento de enfrentamiento a los poderes "legítimamente constituidos".

En 1936 cuando se sospecha de la existencia de fuerzas que podían intentar acciones dirigidas a sacar al país del estado del orden constituido, se solicitó Calma y Cordura para que las cosas permanecieran en su "debido lugar". En esta tarea juega un papel destacado la novísima oposición que proviene de la escuela marxista fundada por Pío Tamayo en el castillo de Puerto Cabello en 1928, en los términos de "Cátedra de idealidad avanzada". Allí militan Juan Bautista Fuenmayor, Miguel Otero Silva, Miguel Acosta Saignes, Rodolfo Quintero, Fernando Key Sánchez, Kotepa Delgado, Joaquín Gabaldón Márquez.

Sin embargo, ya muchos de los entonces insurgentes han tomado el camino de la socialdemocracia con Rómulo Betancourt a la cabeza. Los más entusiastas opositores de uno y otro lado fueron aventados al exilio, el resto se plegó a la tarea por la construcción de una oposición democrática. Las dos vertientes "opositoras" actúan una a favor y otra en contra del régimen que se califica como de transición entre la dictadura y la democracia.

En 1945 la socialdemocracia se junta a la conspiración militar para "acabar con el viejo régimen". El proyecto de democracia, fundado en la promesa de repartir pan, tierra y libertad y una "Venezuela para los venezolanos" comienza a tomar cuerpo. Pero los militares que acompañan el nacimiento de esta posición son los mismos que asumen el mando-poder el 24 de noviembre del 48.

Y quienes ahora son gobierno dictatorial tienen como oposición a los "paladines de la democracia". El 23 de enero del 58 se concreta la caída del régimen perezjimenista. Los demócratas se unen entre sí y se aproximan a los lineamientos internacionales que traza USA para darle espacio a los proyectos de democracia y libertad.

La idea es muy clara: lograr la más plena convivencia entre democracia, dictadura, militarismo y las corrientes impulsoras de la insurrección con miras a lograr transformaciones revolucionarias. La lucha armada de los sesenta concluye en un acto que para muchos tiene características trágicas: la llamada pacificación con la cual se cohonesta el régimen de democracia y libertad. Después de firmado el pacto pacificador, el régimen queda autorizado para descuartizar todo intento de subversión.

Sin embargo, esa democracia ve surgir de su propio seno una conspiración que toma como fundamento el incumplimiento de las viejas y siempre postergadas promesas de reivindicación social. Es el propio modelo de democracia y libertad creando una entidad que permita velar por la continuación del Estado unitario de y para la exacción.

En efecto, la "revolución bolivariana" es la continuación del proyecto liberal-burgués que comienza a configurarse después de la guerra federal y que se afianza y fortalece con la aparición de la economía petrolera. Pero, a pesar de contar con el mismo universo que sirvió de base política a los "partidos del sistema", a las llamadas "cúpulas podridas de Acción Democrática y COPEI", trata de crear una imagen que le permita presentarse como un nuevo proyecto político. Se asume el de los "revolucionarios de los 60" y se le une a un abierto militarismo con claros objetivos autoritarios y de firme inspiración totalitaria.

Pero se trata a la vez de un régimen que mantiene las mejores relaciones comerciales con USA. Y, a pesar de que se acuse a esta instancia de participar en lo que se denomina el golpe de abril/02, el "imperio" ha dado muestras irrebatibles de estar interesado en la estabilidad política de uno de sus fieles surtidores de crudo. De allí, por ejemplo, que fuese clave para la superación de la crisis post 11A-02, la Mesa de Acuerdos y Negociaciones para llevar al régimen y a "las oposiciones" a producir pactos-acuerdos para resolver los desencuentros planteados.

A partir del 15Ag.-04 la cuestión quedó resuelta a favor del régimen. Oposiciones y militarismo se aceptan en plena convivencia. Y el 02D-07 las dos partes acuerdan producir el fraude-trampa de mayor jerarquía en 200 años de "vida republicana". El régimen se da el lujo de acordar un triunfo del No por un 1% irreversible cuando faltaba por procesar cerca de los dos millones de votos de un universo de 9 millones.

En este punto estamos cuando surge la congelación Exxon-Mobil. Queda entonces más que al descubierto lo que es hoy el desastre PDVSA. Un manejo de y para la quiebra de la industria. Su deuda actual supera los 16 mil millones de dólares y está obligada a seguirse endeudando. Y el Estado tendrá que cumplir con compromisos a punta de barriles, mientras el jefe único continúa el reparto de dólares, gas y petróleo por todas partes. Ya veremos firmado el acuerdo del pago en petróleo de los 12 mil millones que reclaman los demandantes.

Y en esta hora de tanto desquiciamiento y quiebra de este ex país, el pacto democrático se hace sentir para conformar el silencio ante una de las crisis de mayor profundidad que hayamos padecido. Mientras Venezuela se hunde en la quiebra de PDVSA, nuestras "oposiciones" juegan a las elecciones para alcaldes, gobernadores y tapando las miserias del 02D-07. Mientras no tome la palabra-acción la Tercera Venezuela seguiremos en el ritmo de la quiebra administrada por el oficialismo y "las oposiciones" de la quiebra-destrucción.



Agustin Blanco Muñoz
El Universal
abm333@gmail.com

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