21 marzo 2008

De Lamo: Llegó el momento de confrontarnos con el gobierno por el tema educativo

Octavio De Lamo, presidente de la Cámara Venezolana de la Educación Privada (Cavep) y profesor de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela (UCV), analiza las posibles causas de las recientes cifras publicadas por el Ministerio del Poder Popular para la Educación, en las cuales, se observa la contracción entre el sistema educativo formal y las misiones.

- ¿A qué adjudica el descenso en un año de la matrícula de la enseñanza oficial de 10 millones 216 mil 187 estudiantes a 7 millones 679 mil 290 alumnos en todo el país?

- Creo, principalmente, que hay un desestímulo hacia todo lo que es formarse en Venezuela porque se han presentado una serie de alternativas "facilistas", caso de las misiones y todo lo que son las organizaciones sociales que el gobierno está propiciando, para las cuales, no hace falta ninguna formación para obtener éxito en la vida sino que se facilita, a través de grandes cantidades de dinero, que los ciudadanos accedan a ciertas comodidades que no tenían antes sin ninguna necesidad de formarse.

Por otro lado, hay desestímulo muy grande a asistir a la escuela hacia los niños, fundamentado en un deterioro de todo lo que son las instalaciones educativas, de un abandono paulatino de los docentes de los centros educativos también, por la falta de ilusiones frente a un sueldo miserable, unas condiciones de contrato que no han sido revisadas y, por otro lado, las mismas condiciones físicas de trabajo en las que se ha colocado a los docentes.

A mí me parece que, en síntesis, ese desestímulo al esfuerzo y a formarse para ser un mejor ciudadano y tener éxito en la vida frente a las dádivas del gobierno representan exactamente lo contrario; es decir, el facilismo, la demagogia, y la manera de alcanzar éxito sin necesidad de tener un esfuerzo, una formación de principios y valores.

- ¿Qué implicaciones tiene este hecho en la situación del sector educativo en el país?

- El futuro de cualquier país se fundamenta en la formación de sus ciudadanos y, si bien es cierto, que este gobierno aumentó el porcentaje dentro del producto territorial bruto para la educación, no es menos cierto, que el dinero simple y llanamente colocado en un sector no es lo que lo hace viable sino que hay que atender con ese dinero los procesos coyunturales de esa área, es decir, de la educación, que ha abandonado muchísimo lo que es la formación docente.

El gobierno no le ha dedicado el tiempo suficiente a los docentes ni el esfuerzo para que se sientan dignos trabajadores sociales y no se ha invertido en la formación de estos docentes. No hay un estímulo de que, a través de la educación, se obtengan estos logros y, por lo tanto, lo que nos estamos jugando en estos momentos es el futuro.

Yo creo que este abandono paulatino y engaño educativo que se está llevando adelante tendrá sus consecuencias fundamentales de aquí a unos años, cuando todas estas personas que han sido mal formadas aspiren al campo de trabajo y se den cuenta de sus competencias; cuando veamos que los jóvenes de hoy no van a poder ser adultos de bien de mañana porque no han tenido ni las herramientas ni las oportunidades que pudo ofrecerles un gobierno que promoviera la educación, ahí es cuando vamos a encontrar una Venezuela muy deprimida.

- ¿Tienen observaciones sobre el currículo bolivariano?

- En primer término, recoge muchas cosas que a lo largo del tiempo en la educación se han visto ir y venir en el ámbito educativo. Esto es un retomar cosas anteriores al año 70, que muchas ya fueron inclusive, desechadas y que no están coordinadas con los programas de la Unesco, sabiendo que este organismo internacional los coordina para que haya posibilidad de transferencia en los países y que el ciudadano sea un ciudadano del mundo.

Este currículo bolivariano lo que quiere es interpretar el cuento presidencial (la historia contada de acuerdo a Chávez) para que la educación coloque a todos los individuos a rendir pleitesía al comandante.

En ese sentido, la posición que nosotros manejamos es que no hay que profundizar absolutamente nada en el currículo bolivariano porque es completamente ilegal desde el momento en el que plantea la transformación de los niveles y modalidades del sistema educativo que están de acuerdo a la ley vigente. No se puede modificar, a través de un procedimiento, toda la estructura establecida en la ley actual.

Es triste y lamentable que algunos sectores de la educación se coloquen al servicio de ese nuevo currículo sabiendo que están convirtiéndose en cómplices de una ilegalidad.

La posición que nosotros manejamos en la Cámara de la Educación es que el currículo no es discutible y lo que queremos es ir a una discusión nacional de una nueva Ley de Educación que estructure al sistema educativo de acuerdo a las circunstancias que vive hoy en día el país.

- ¿El gobierno ha promovido reuniones con representantes de la educación privada?

- Los puentes se rompieron desde tiempos del ingeniero (Héctor) Navarro, que fue el primer ministro (del gobierno de Chávez). Ya el profesor Aristóbulo (Istúriz) colocó al gobierno en una posición de intransigencia y de no comprensión de las posiciones que no comparten las tesis del Gobierno y, en este momento, lo vemos muy claro.

Se está tratando de imponer un currículo obligando a asistir a clases a la gente de los colegios, a no poder opinar sobre él y a acatarlo, por lo tanto, yo no creo que haya ninguna puerta abierta de parte del Ministerio (de Educación) para escuchar a la sociedad y cualquier intento para estudiar el currículo lo que pretende es decir, posteriormente, que ha sido aprobado, por eso, asistir a estos cursos es convalidar lo que el gobierno quiere sin poder expresar las ideas de uno.

La educación involucra a toda la sociedad y es un tema que tiene que ser discutido a puertas abiertas y en un ámbito absolutamente democrático. Es muy difícil que un gobierno de estas características tenga un ámbito democrático y, lo más probable, es que se imponga este currículo para que todos tengamos una educación bolivariana para este mes de septiembre.

Me parece que la sociedad en este momento tiene reflexionar sobre ello y tiene que asumir una posición bastante más firme que la que están asumiendo los padres de familia, los gremios, las organizaciones de educación privada y las universidades. Yo creo que el momento de discutir el tema educativo y de confrontarnos con el gobierno por este tema llegó y hay que asumirlo con toda la fuerza y seguridad.

- ¿Qué opina sobre la aprobación del nuevo sistema de admisión?

- Me entristece que se pueda proponer que todo el mundo puede entrar a la universidad sin buscar ninguna excelencia en ese ingreso. La universidad tiene que ser el premio a un esfuerzo. No puede ser un derecho adquirido sin que se tenga un currículo suficiente para estar en ella y eso es lo que está defendiendo la universidad en este momento, y yo comparto plenamente la tesis de que las universidades deben tener su sistema de requisitos para ingresar.

Por otro lado, me preocupan las pruebas de orientación vocacional que se están presentando en el (ciclo) Diversificado y las declaraciones del ministro (Luis) Acuña con relación a que la carrera la escogerá el gobierno para que cada persona ingrese en ella; es decir, que ya no hay libertad de escogencia al estudiante que tiene sus deseos y habilidades para estar sino que será el gobierno el que va a determinar las habilidades que tú tienes y el sector al cual te vas a dirigir. Esto es absolutamente coercitivo y elimina la libertad de pensamiento del individuo e, inclusive, la posibilidad de tener éxito o fracaso en algo y lo coloca, simplemente, en el camino en el que la única instancia decisoria y el que me determina a mí si puedo o no ser feliz en esta o cual carrera es el gobierno.

La universidad tiene que demostrarnos que en sus acciones va a ser tan contundente como en sus palabras y mantener las pruebas de ingreso frente a un Estado que lo que pretende es infiltrar todo el sistema educativo de aquellas personas que pueden darle un servicio útil a la revolución.

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