07 julio 2008

Envidia sana


La envidia es un sentimiento poco sano y nada santo, es verdad, pero hay casos de casos y cosas de cosas. Por ejemplo, cuando se desea lo que no se tiene, pero de paso se es tan mezquino de querer que esa persona tampoco lo posea, es el colmo de la ruindad. Pero si, por ejemplo, uno desea algo tan bueno como lo que tiene el prójimo, pero que él o ellos lo sigan disfrutando por los siglos de los siglos, lo que algunos calificarían como "envidia" otros pudieran decir que se trata de "una aspiración". Algo así como "¡ay, si yo también pudiera!", o "¡yo también quiero algo así!". No hay un mal sentimiento ni mucho menos. Tan sólo unas "ganas", un "querer", un "ojalá"...

Este preámbulo viene al caso para explicar lo que muchos vivimos la semana pasada con los acontecimientos que rodearon al rescate de Ingrid Betancourt y los otros secuestrados.

Son muchas las cosas que desearíamos tener por estos predios: en primer lugar un líder como Uribe. Ante la estridencia, el show, la "pantallería" con cineasta incluido, los insultos, la truculencia y el montaje baratón que vimos con "la liberación" de los rehenes coordinada por el comandante, el sigilo, la prudencia, la planificación, la inteligencia, la audacia y el coraje del Presidente colombiano.

En segundo término, una Fuerza Armada y policial tan bien preparada y coordinada. Sin lemas trasnochados, orientada hacia un fin. El escuchar el relato de los hechos tanto por parte de los generales como de los propios efectivos rescatados, dan cuenta de un nivel que dista mucho de la manera de expresarse de nuestros dirigentes castrenses, quienes al parecer les cuesta mucho ir más allá del lema "patria, socialismo o muerte", mientras los irregulares entran como Pedro por su casa en nuestro territorio.

En tercer lugar, una conciencia clara de unidad nacional ante un enemigo común. Algo que llamó poderosamente la atención fue cómo todo ese país aplaudió sin mezquindad la acción del gobierno. Los más fuertes opositores se sumaron al apoyo incondicional. El contraste es rudo si vemos cómo aquí el asunto de la unidad es un dolor de cabeza para "tirios y troyanos". Sin ocuparnos de lo que está sucediendo en el oficialismo porque allí hay todo un tema de una "dedocracia" irreductible, en el campo de la lucha democrática los dirigentes se comprometieron el pasado 23 de enero a constituir candidaturas unitarias, más aún, en lugares de poder estratégicos. Lo cierto es que ahora nos vienen con la historia de las candidaturas múltiples y lo que fue un lema común que generó tranquilidad en el colectivo, está en riesgo por puras apetencias personales. Una vez más...

Definitivamente hay muchas cosas que aprender del hermano país. Tal vez sean los años de guerra que los han llevado tener muy claros los objetivos comunes... Ojalá aquí no sea necesario tanto dolor para ponernos de acuerdo.



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