18 enero 2009

Vergüenza

El ridículo es muy humano. Su mejor versión es el ridículo de los ricos y poderosos, nadie más rico y poderoso en Venezuela que el chavismo y muchos chavistas. Y entre tantas ridiculeces espectaculares de los últimos diez años, destaca ahora "la pregunta". Así pasará a la historia, entre comillas, pues todos reconocerán que se habla del planteamiento electoral más ridículo de la historia, salvo algunos referendos californianos, pero el nuestro además tan perverso como la tiranía. El ridículo de "la pregunta" es producto de la vergüenza de quienes la formularon. El texto aprobado por la Asamblea para plantear el sencillo asunto de si el Presidente, gobernadores y alcaldes pueden reelegirse cuantas veces quieran resultó ser una especie de piropo de tartamudo, ininteligible hasta para sus redactores. Sólo la vergüenza que todavía les queda a muchos chavistas -no son marcianos, tienen cincuenta años viviendo en democracia a pesar de sus esfuerzos en acabarla- de prestarse para esguinces y posiciones propias de plumíferos de Monagas, Guzmán o Gómez, les exige redactar "la pregunta" de tal modo de que nunca se mencione la palabra reelección, indefinida, es decir, por todas partes se muestra la pena que les da entrar en la triste gavilla del continuismo, junto con Antonio Leocadio Guzmán, José Gil Fortoul o Laureano Vallenilla, claro está que sin la categoría.

Como lo que se le pide al pueblo es que aumenten los derechos políticos de Hugo Chávez Frías, único beneficiado por la enmienda, la vergüenza exige que se diga todo lo contrario, y surge así el ridículo insólito de decir que se aumentan los derechos de todos. A personas nacidas y criadas en democracia, aunque idolatren a Chávez, les debe ser muy difícil decir claramente que la idea es que Chávez mande siempre. Si hubieran sido criados en La Habana -qué historias tan distintas, qué triste la de Cuba- no tuvieran tantos problemas personales o psicológicos, pero el quiebre brutal entre la irreverencia venezolana y la sumisión que exige la sala situacional de Miraflores se manifiesta en este poema en prosa de "la pregunta".

Así como releer a los dos años el proyecto de reforma constitucional revela los verdaderos propósitos de su redactor, cuando en febrero de 2010 se recuerde la derrota de "la pregunta" nadie se podrá engañar sobre el verdadero corazón del chavismo. "La pregunta" termina con un nuevo principio constitucional, de que la elección depende exclusivamente del pueblo. ¿Será otra traición del subconsciente, otra frase que dice exactamente lo contrario de lo que se piensa? Porque con Chávez los votos valen mucho menos, pues si fuera verdad que se quiere que la elección dependa exclusivamente del voto habría que eliminar a la Contraloría General de la República y a su perínclito Russian. El 16 de febrero los ánimos estarán más calmados para percatarnos de que el siglo XXI todavía no comienza en Venezuela, pero que se acerca cada vez más, a medida que el pluralismo que nunca ha abandonado la calle conquista también gobernaciones y alcaldías. Se cumplen en breve los diez años más sucios de la historia, como diría Andrés Eloy. Y el Presidente los quiso celebrar haciéndolos eternos, pero como le ocurre desde el 2 de diciembre de 2007, volverá a perder.

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