31 marzo 2009

El dilema de Rosales

No se si se trata de una casualidad, pero los considerados enemigos públicos número uno del gobierno (cada cual en su tiempo), fueron a parar a prisión y todos y cada uno de ellos, terminó fugándose. Primero fue Pedro Carmona, luego Carlos Ortega, el tercero Eduardo Lapi y finalmente Nixon Moreno, quien aunque no cayó preso estaba sometido a confinamiento.

Tomando en cuenta las diferencias que hay entre los cuatro lo cierto es que, prácticamente, todos se convirtieron en líderes fundamentales de la oposición y esa fue no sólo la causa de sus respectivos cautiverios sino de sus evasiones, conscientes, como estaban, de que su suerte estaba sellada y nunca saldrían libres por una decisión judicial.

Claro, uno no puede sino preguntarse cómo los presos más connotados, aquellos a quienes el poder tenía entre ceja y ceja y, por tanto, debían estar sometidos a un control más férreo que el normal, pudieron escapar de un gobierno cuya reputación de totalitario se deshace ante esta insólita cadena de fugas. Basta sólo con detenerse un instante a considerar cuántos se le han ido de las mazmorras a Fidel Castro en los últimos cincuenta años. Pues bien, o los carceleros, policías y militares venezolanos son una cuerda de inútiles y caen fácilmente en el soborno o simplemente relajaron la vigilancia porque así se les instruyó.

En todo caso las consecuencias de estos escapes ha sido la desaparición, como referentes políticos, de los cuatro susodichos quienes, algunos en Perú, otro en Colombia y Moreno aún no se sabe dónde, han pasado al olvido y al ostracismo, liberando así al todopoderoso de cuatro fardos que su momento se le hicieron más pesados de lo soportable.

Ahora le corresponde el turno a Manuel Rosales, a quien Chávez no le perdona que lo haya derrotado una y otra vez en el Zulia, y cuya candidatura presidencial del 2006 lo convirtió en un líder nacional de oposición y, por tanto, en disposición de aspirar a un nuevo intento en el 2012.

La fórmula se repite acto tras acto con sus respectivas variaciones. Carmona se les fue en las primeras de cambio. Ortega sufrió todas las fases del calvario (desprestigio, insultos, acusación judicial, condena y cárcel). Lapi vivía la peor de las situaciones en una suerte de limbo judicial y Moreno habría permanecido por los siglos de los siglos en la Nunciatura. Rosales debe estar deshojando la margarita, aunque ya dijo que le daría el frente a la situación. Se trata de una decisión personalísima que, sin embargo, debe tomar en cuenta no sólo las experiencias anotadas sino el compromiso con una parte del país que le dio cuatro millones de votos. Si se va, ciao Rosales, desaparece del mapa político. Si se queda, lo ponen tras las rejas. Sólo que quizás sea Rosales el preso más problemático que tenga el gobierno de Hugo Chávez y el juicio, si lo hay, puede desatar pasiones.

2 comentarios:

Marivarg dijo...

En esta oportunidad discrepo totalmente de esta apreciación. Creo que no hay punto de comparación entre estos 4 personajes:
Carmona a quien no debimos permitir salir del país sino mas bien debimos asegurarnos de que se quedara para que nos pagara lo que nos hizo;
Ortega quien dirigió una Coordinadora Democrática que fue un fracaso y que solo ayudó para que Chavez tomara mas ventaja; Nixon un joven líder estudiantil con mucho prestigio que no era precisamente un peligro para Chavez sino un estorbo para muchos incapaces de su entorno político a los que les hacía sombra, pero que de ninguna manera yo sería capaz de meterlo en el lote de los dos anteriores, pues Nixon es un joven brillante y luchador... gracias a Dios pudo irse.
Pero Rosales, por favor, Rosales si es verdaderamente el PELIGRO INMINENTE de Chavez, un funcionario con una larga trayectoria llena de éxitos a quien pudo derrotar en el 2006 por lo destruida que quedó la oposición gracias a la actuación de Carmona y al de la Coordinadora Democrática, pero que sin duda alguna es el único que ha logrado un liderazgo sólido, a toda prueba y esto motivado al brillante trabajo que ha venido ejecutando en todos los cargos que le ha tocado desempeñar en su carrera política, el único que tiene dolientes y que puede desestabilizar el gobierno robolucionario si se lo propone porque cuenta con el respaldo del Estado mas importante del país y que si no lo ha propiciado ha sido únicamente por su gran talante democrático y por el amor que le tiene a su gente, porque sabe que al llamarla a la calle tendría una gran respuesta y se derramaría sangre de gente inocente por que a Chavez no le importa y no le temblaría el pulso para mandar a los militares sin voluntad y sin testículos a masacrar al pueblo como lo hizo el 11 de abril.

Rosales tenía que ponerse a buen resguardo, era un clamor nacional, porque era eso o salir a enfrentar de una vez por todas tanto abuso, arbitrariedad y violaciones de la Constitución de este gobierno fascista. Que quede en el olvido, definitivamente no lo creo factible.

Solo el tiempo lo dirá.

Unknown dijo...

Gracias Mariela. Pues solo el tiempo lo dirá. Tienes razón...