19 julio 2010

El cuento de los fenicios

Ustedes han escuchado al líder fundamental de la revolución en los últimos días? Sí, seguro estarán pensando que eso es una tortura, que es una pérdida de tiempo, que es llover sobre mojado y una larga lista de etcéteras en los que seguramente tendrán toda la razón del mundo, porque oír una cadena tras otra es tan fastidioso como ver una misma película mala. Pero aún así vale la pena someternos a esa experiencia y tomar nota de cómo hay un "no sé qué, qué sé yo" que lo está atormentando. No sólo nos referimos al "tono", a los insultos y a las amenazas que ya son lamentablemente cotidianas, sino a la falta de foco, la concentración, el cambio de un tema a otro y la alegría ficticia seguida de ira que caracterizan sus últimas intervenciones. Y no es para menos. A pesar de los pesares y del aparente control de todo, absolutamente todo, hasta el punto de lo más recóndito de nuestras vidas que penden de una decisión del Gobierno, el líder no luce muy bien.

Por su cabeza deben estar pasando unos cuantos monstruos. La comida podrida que se reproduce como los Gremlins debe ser uno de esos fantasmas que se niegan a salir de una casa embrujada y trata de espantar el tema a punta de escándalos con la Iglesia católica, su pelea personal con el cardenal Urosa y ... nada. Sigue allí... Con containers nauseabundos que delatan y exponen la mala gestión y la corrupción de los suyos. Ante esto, el líder trata de hacer como Jaimito en el chiste de los "fenicios", le hablan de podredumbre y él desvía el tema y habla de socialismo. Los grandes titulares también remiten a la inseguridad y él se hace el loco y habla de "socialismo", tenemos uno de los índices de inflación más altos del mundo y devuelve la pelota diciendo que eso es culpa de los males del capitalismo y que por ende lo mejor es el "socialismo" y así una enorme lista de problemas que evade, da la vuelta y hace caso omiso, para finalmente caer en la mismo menú: socialismo con papas, socialismo con piña, socialismo con coco, socialismo con corrupción, socialismo con militarismo, socialismo con injusticia, socialismo con falta de democracia, socialismo con naftalina, socialismo con telarañas... Socialismo a la cubana.

Ahora, para rematar su estado de angustia, el gobierno de Uribe le deja un regalito de salida que creía una "prueba ya superada": la guerrilla está de este lado de la frontera cuidada, alimentada y amparada. No se trata de algo nuevo, pero el Gobierno saliente promete "sorpresitas" para los próximos días. Uribe no se va a ir liso. El líder fundamental está angustiado y el cuento de los "fenicios" (su particular versión del socialismo) ya no da para más.

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