28 julio 2010

Hugo el califa

Nacionalismo, fascismo y comunismo, son vocablos que nos llevan a tenebrosas épocas del siglo pasado que todo ser humano decente desearía que nunca se repitan. Sin embargo en nuestra querida y sufrida Venezuela tenemos algo que pudiese ser aún más pavoroso, el chavismo. Se trata de la exaltación de un hombre como ser supremo e infalible, cada palabra que brota de su boca es para sus seguidores la voz de Dios. Es lo más parecido a la figura del califa el cual reunía en una sola persona la religión y el Estado. Me imagino que es de allí que viene la admiración de Chávez por el mundo islámico radical teocrático que promueve la dominación mundial.

El chavismo también se comporta como una terrible enfermedad muy parecida al cáncer, este mal ataca el cuerpo humano en decenas de diferentes formas y su accionar casi diabólico solo permite en algunos casos un alivio temporal, pero a la larga el resultado será una vida miserable o la muerte.

El chavismo también declara la guerra a su propio país y ataca por decenas de diferentes frentes a todas las instituciones que componen el tejido social y las revienta una a una cual metástasis y en una desenfrenada búsqueda del "hombre nuevo" obliga a sus seguidores a someterse a una lobotomía intelectual que les modifica el código genético y los convierte en zombis con carnet del PSUV. El que era correcto lo convierte en corrupto, el que era moral lo convierte en degenerado, el que era educado ahora es ignorante, el religioso ahora es ateo, el que tenía familia ahora es un vagabundo y así hasta que todos los principios éticos, morales, religiosos y familiares desaparezcan y nazca el verdadero revolucionario desprovisto de todo escrúpulo. "Un hombre puede morir por su país, pero un país no puede morir por un hombre". ¡Será!

Sammy Eppel
El Universal
sammyeppel@gmail.com

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