30 agosto 2010

Campaña...

La campaña del PSUV es buena, el único problema es que es del Gobierno y no de uno cualquiera, sino de uno que lleva ya casi doce años en el poder, que ha demostrado una pésima gestión, que quiere eternizarse por siempre jamás y que, de paso, pretende imponer un esquema socialista a contracorriente de lo que desea la amplia mayoría. Pero sí, no se puede negar, tiene unos muy buenos spot publicitarios que, ante todo, venden una idea: la unidad de todos para llegar al Parlamento. Sí, todos en torno al líder, es verdad, pero juntos, bajo un solo emblema, con un solo propósito, nos guste o no. Alguien podrá argumentar que lo que reflejan es un pensamiento único y uniformado de rojo rojito mientras la oposición lo que está mostrando es una variada gama de colores y partidos, muestra de la sociedad variopinta que tenemos. También es verdad. Pero para efectos del impacto y de la facilidad a la hora de la votación (y más en unos comicios que requieren mucha atención por parte del elector) una "tarjeta única" de los candidatos de la alternativa democrática hubiese sido lo más aconsejable. Sin embargo, las organizaciones políticas prefirieron seguir manteniendo sus insignias, aunque hay que reconocer el enorme logro de llegar a acuerdos para apoyar a estos candidatos unitarios en la mayor parte de la geografía nacional.

Ahora, la pregunta es si los comicios del 26 de septiembre van a ser unas elecciones que se decidirán por piezas publicitarias, por campañas millonarias, por convicción de propuestas, o si va a funcionar el "pase de factura" por una muy mala gestión gubernamental y el temor de la imposición del modelo del cual tenemos más que ensayos sugerentes. El régimen ya está dando más que "un picón" del comunismo en ciernes. Se ruboriza un poco con la fulana palabra que le molesta en boca del cardenal Urosa, pero que no saben cómo justificar en el verbo de Fidel (el visitado). Pero lo cierto es que mimetizados en el socialismo del siglo XXI se pasa de contrabando ese modelo que rechaza más del 80 por ciento de los venezolanos.

¿Cómo va a funcionar el electorado? ¿Nuevamente se dejará seducir o el nivel de hartazgo ante una realidad adversa y aplastante valdrá más que el millón de palabras del líder? Y la oposición, ¿podrá convencer a las grandes mayorías que de verdad son una alternativa, que de llegar a la Asamblea de verdad van a trabajar por ese pueblo que Chávez tanto reivindica y que aunque se siente traicionado logró con él el reconocimiento después de tanto olvido? En esta corta campaña, cada día cuenta. Pero sobre todo pesan cosas como el pan de cada día de los venezolanos: la inseguridad, pudreval, la corrupción, la falta de vivienda, la salud, la educación, el desempleo... Buenos o malos spots publicitarios pueden ayudar, pero no definir... La realidad sí.

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