11 agosto 2008

" ¡No, chico… no creo!"

Tanta historia con la raya amarilla, que si no se atreverá, que si no se colocará del lado oscuro de la democracia, que si tendrá pruritos a la hora de darle el ya tan famoso palo a la lámpara, que si respetará los resultados del referéndum y una larguísima lista de buenos deseos y tarjetitas de Hallmark que nos han hecho sobrellevar este caótico año con una suerte de fresquito porque el pasado dos de diciembre creíamos que el destino no nos había alcanzado y nos habíamos librado de la peor de nuestras pesadillas. Sin embargo, el "por ahora" que vimos en las vallas y que algunos asumieron con la angustia de la carta debajo de la manga se cristalizó en días pasados cuando el llamado "paquetazo" nos despertó a lo que siempre ha sido nuestra realidad. El caudillo quiere imponernos lo que no somos, lo que no queremos, de hecho... lo que ya rechazamos. Pero no es sólo el cuestionable hecho de burlarse de la decisión colectiva sino que, definitivamente, se ríe de la inteligencia del venezolano al pensar que nos tomaremos nuestras cucharadas de modelo estatista, hipercentralista, militarista, atrasado, confiscatorio y obviamente socialista disfrazado de remedio para "procurar el bienestar colectivo" y que, de paso al final diremos "¡que rico!" sin que nos demos cuenta que el asunto envuelto en papel de sorpresa es coprofagia pura, pues.

Puede ser que la mayoría esté de vacaciones y "la redivida reforma" aún no se perciba en medio de la avalancha de leyes, pero poco a poco el colectivo ya siente no un ligero "tufillo", sino una genuina "hediondez" a fraude de su voluntad. Y eso indigna a la gente... ¿Otro error de cálculo? Como dice la canción "tropezaron dos veces con la misma piedra" porque el talonario de facturas está intacto para ser cobrado el próximo 23 de noviembre. Con o sin inhabilitaciones. Estas lo que harán serán "potenciar" la indignación y, a pesar de los pesares y el personalismo del chavecito que muchos tienen por dentro que creen que la "unidad" pasa por ellos porque si no, se pincha el balón, al final el río tomará su cauce porque no hay otra, porque lo contrario sería suicida para ellos y para el colectivo democrático. Los casos críticos de "tira y encoge" tienen muy poco tiempo para montarse en el vagón de la historia. Si no, serán recordados tan mal como quienes en este momento nos están imponiendo su modelo de forma grosera y obscena.

Casi todo lo que temíamos con la Reforma se nos hizo realidad a punta de "decretazos". Sólo falta la puesta en práctica. ¡Pensar que todavía hay más de un ingenuo, cómodo o arrimado a la sombra del Gobierno que aún sigue pensando que: "¡no chico, esas son sólo palabras. Eso no se va a llegar a aplicar!"...

Cuando presenciemos la autoproclamación del "comandante en Jefe" de los cuatro soles, muchos pensarán... ¿Como que sí era verdad?



María Isabel Párraga B
El Universal
mariaisabelparraga@gmail.com

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