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17 noviembre 2010

Ya algo pasará...

Vamos al límite de lo impensable. Redunda repetir lo que pasa en materia de inseguridad, propiedad, inflación o derechos civiles. La injusticia y la anarquía, se han hecho cotidianas. ¿Por qué lo toleramos? La respuesta luce previsible: porque hemos perdido el interés y la confianza en nosotros mismos. Creemos más en un Mesías o en un algo pasará, que en nuestra propia razón. Y lo que no queremos aceptar es que ello comporta un acto de evasión de lo cual todos somos responsables... y víctimas.

Desconfiamos los unos de los otros, y no escatimamos en despojarnos a nosotros mismos. "Que me lo quiten todo, pero jamás me quitarán mis principios ni mi dignidad... ". ¿Eso es así?... Cuidado. La reacción frente al despojo (de un territorio, derecho o mujer), es el conductor de duelo más antiguo de la humanidad. Pero la apatía sería la ofrenda más servil de las tiranías. No se trata de vencer el hambre o la miseria. Se trata de contener el abuso de un acto despótico. Y eludirlo, es deshonroso... El Estado surgió como expresión normativa dirigida a evitar que el hombre hiciera justicia por sus manos. En la avaricia, en la calumnia, el Estado protege la reputación y el decoro. En la violencia, el Estado garantiza la vida y la seguridad. En el despojo, el Estado defiende la propiedad. Pero cuando el Estado se convierte en un Leviatán -en un monstruo que todo lo devora y lo cercena-, el hombre debe desconocerle y rescatar su civilidad. Así pasó desde los tiempos tribales hasta nuestros días. La razón hizo al hombre libre de sus desenfrenos e inclemencias. Pero la dependencia, el destemple y la pereza, lo hizo esclavo.

Me comentaba una amiga. 'Nos podrán expropiar nuestros bienes, pero no nuestra actitud'. Comentó mi esposa: 'Nos quitarán la casa, pero no la convicción. Me decía mamá: 'Nos dejarán sin bienes, ¡pero jamás nos robarán el alma!'. Pues no amiga mía. No mujer, no madre, no amigo lector. Como poco se ha visto en tiempos de modernidad en la cual libertad y la propiedad son extensiones de la vida misma, a los venezolanos nos están arrebatando nuestra actitud, nuestros ideales, ¡nuestro espíritu!, porque al ser arrebatados de aquello que nos corresponde en derecho, estamos renunciando a vivir como toca vivir: con decoro, con esperanza, con fe, y en fin, con derecho a soñar. Y sin eso poco importa lo demás...

Nada pasará, si no hacemos que las cosas pasen. Nada cambiará, si no hacemos que las cosas cambien. Nadie nos rescatará si no nos rescatamos a nosotros mismos y nada se evitará si no nos oponemos. Porque lo que ha demostrado la historia, es que los Moisés sólo existen en la Biblia y los cambios siempre los ha fraguado el hombre, desde su feudo, desde su cuerpo, desde su razón, sobre la misma tierra.

Orlando Viera
El Universal
vierablanco@cantv

11 agosto 2010

Los ni-nis son chavistas

Hablar de no alineados en suelo polarizado, es llegar a la conclusión de que el país no está realmente partido en dos sino en tres toletes (lo cual es improbable), o reconocer que los ni-nis no existen, por lo que una gran mayoría de la población, estaría siendo anulada. Nuestra tesis es que un sistema electoral perverso y entubado, ha logrado neutralizar la vigencia de la disidencia política. Y son los encuestadores quienes han "justificado" un mito que hoy sataniza a los partidos.

Los ni-nis se identifican con indecisos, "independientes", abstencionistas o apáticos. Recientes mediciones los ubican en más de la mitad de la población. ¿Cómo explicar esto de cara a una abstención ponderada del 25 al 34% en los últimos eventos electorales?. Los ni-nis no son más que un fantasma creado por los "censores" de opinión, para labrar una matriz especulativa (banal) de la actividad política. Con ello justifican una acción de orden expectante y crítica, que exalta a los encuestadores como expertos políticos, y degrada a los políticos como torpes mercaderes de votos... haciendo de las elecciones un evento legítimo y de Chávez un político sagaz e indestructible. Quienes le adversan quedan como idiotas -sic- y sus "afectos" como excelsos conductores de propaganda y marketing político. Desde ese pedestal, los "come-datos" monopolizan los sondeos de opinión y consolidan un perfil protagónico, logrando figuración, dinero y poder. Los ni-nis son entonces una ingeniosa creación de los demoscópicos que mitifica la polarización y la hipersuperioridad (genialidad) de Chávez, para dividir y vencer. Y por cada "príncipe", siempre será necesario un Maquiavelo...

Hablar de ni-nis en medio de la inmoralidad e ineficiencia a que ha llegado el Gobierno, es validar la tesis de una sociedad enferma, corrupta, violenta y primitiva. ¡Falso! Por naturaleza el ser humano evita vivir en un estado de inmolación permanente. Lo real es que somos una sociedad acorralada por un sistema electoral que abulta el voto no-vigilado, por un gobierno que compra conciencias bajo el chantaje de la inclusión y el poder, y por una oposición que no ha podido cimentar una maquinaria de control de voto articulado, con vocería, carácter y creatividad movilizadora. Los datólogos han querido robarse el show, validando además eventos electorales desde los cuales han hecho su agosto, su septiembre y su diciembre.

El día que la oposición reclute un testigo por mesa, dejemos de lado nuestros Maquiavelos (los "Data-análisis") y nos ocupemos del vecino y no de Chávez, descubriremos que los ni-nis no eran tales, sino una minoría ¡esencialmente chavista!

Orlando Viera-Blanco
El Universal
vierablanco@cantv.net
@ovierablanco

07 julio 2010

Se va en el 2012... o en el 2021

Y a mí qué me importa cuándo se va", me respondió un amigo. El que se marcha soy yo porque este desastre no me lo calo más... ". Dolorosa y comprensible respuesta de cara a un país que poco ha reaccionado ante eventos y abusos inaceptables. No vale la pena ahora rememorar tales atrocidades. Es momento de ponerles freno y analizar las tareas por hacer, para rescatar y conservar el país.

El éxodo es una decisión válida. Lo que preocupa es que no se trata de un par de jubilados con una mascota, buscando retiro. Hoy día los venezolanos pedimos más de 1.000 visas diarias de trabajo y residencia, para hacer destino en otros países, esencialmente EEUU, España, Canadá, México o Panamá. Y no son personas de la tercera edad. Hablamos de nuestros jóvenes: muchachos talentosos, brillantes, preparados... que dominan varios idiomas, intitulan altos índices de excelencia académica y tienen toda la disposición de competir y ganar en la vida. Esos muchachos se nos están marchando, con lo cual le hacemos un gran favor a otros países y a la misma revolución, mientras se desvanece la esperanza cardinal de un país: su generación de relevo. Entonces la gran tarea es conservarlos y motivarlos para estar. Platón hablaba de la Spoudé, expresión que significa seriedad en la política y en la ciudad. Y definía seriedad como aquella demostración de apostura (valor), que provoca en los jóvenes el compromiso -suficiente- para quedarse en la polis.

El momento dejó de ser político y electoral. Es agregacional... Es demostrarles a nuestros hijos lo propio, para que decidan seguir, volver y luchar por Venezuela. Es exprimir a todo riesgo nuestras últimas virtudes ciudadanas. El sacrificio consiste en hacer lo que hemos demostrado no queremos hacer: organizarnos, unirnos de verdad, defender sólidamente nuestros derechos y los derechos de los demás y del país, retomando la calle -no para marchar- sino para involucrarnos con la gente que hoy anhela no sólo pan, techo y trabajo, sino aprecio y reconocimiento. Y ello supone actuar con ímpetu ¡y con gónadas!

En varias ocasiones he dicho que el tema no es salir de Chávez. Pero su permanencia es sinónimo de violencia, resentimiento, anomia y división. Es un factor de huida que nos induce a soltar las barras, a que nada nos importe sino nuestro pellejo. Y estamos a tiro de atajar el cambio. El Gobierno jamás comprenderá en medio de su insolencia, que su socialismo tiene los días contados por insustentable. Chávez no goza de reservas ni políticas ni económicas para vencer en el 2012. Su única carta, es nuestra pereza y contumacia, por lo cual es tiempo de voltear la mirada sobre nosotros mismos. De lo contrario la fecha será otra: el 2021 ¡o más!

Orlando Viera-Blanco
El Universal
vierablanco@cantv.net

05 febrero 2010

No se equivoque Presidente

Usted ordenó el cierre de RCTV, nacionalizó las cementeras, Sidor, las briqueteras, el BDV, Cantv, Vengas, Venepal, Sanitarios Maracay, el Teleférico y la Electricidad de Caracas. La misma "medicina" amenaza a Nestlé, Firestone o Coca-Cola. A lo Jalisco, se apropió de Éxito, Sambil, Café Madrid y Fama de América. Decretó el cierre de 40 radioemisoras y VTV -el canal de todos los venezolanos- es propaganda oficial, 24 hrs. Cientos de medios van de rodillas al "proceso"-sic -mientras periodistas locales (salvo aquéllos), no acceden a la AN ni a Miraflores, porque le da la gana.

Como le da la gana desacata sentencias de la C.I. de los DDHH, insulta presidentes de otras naciones y amenaza a sus ciudadanos. Desconoce la autodeterminación del pueblo hondureño, mientras clama soberanía. Obsequia casas a Jamaica, plantas eléctricas a Nicaragua, patrullas a Bolivia, pero birla la miseria y la seguridad local. A placer compró bonos argentinos, envió valijas y pasea propios y extraños, en aviones de la nación. Y cerró La Carlota& Convirtió al TSJ en un cortejo, el Defensor del Pueblo en el defensor de Chávez; al Contralor General en un verdugo político; el Seniat en una porra fiscal represiva y las FFAA, en un garrote armado de la revolución. Todos corean -patéticamente- "patria, socialismo o muerte". ¡Venceremos!

El CNE sólo privilegia sus votos. Sin clemencia despachó 20.000 trabajadores petroleros, y convirtió Pdvsa en un botiquín de reparto y cofradías. Hoy su gran "mérito", es ser su caja chica& A discreción hipotecó nuestro petróleo con Cuba. Volteando al pueblo y la a Constitución, hizo aprobar la reelección; instaló el poder comunal a contrapelo del municipal; colectivizó la propiedad privada; adoctrinó pensum escolares y le restó autonomía a las universidades (recursos), a cuenta de viajes, vida de célebre, endeudamiento y alianzas atizadas de cumbres y shows con tufo ideológico y totalitario. Con el mismo arrebato, despojó las antenas de RCTV, las microondas de Globovision; cambió la hora, la bandera y hasta el giro de la mirada de Palomo.

Devaluó el bolívar. Desató la inflación& Venezuela, República Bolivariana, de Bolívar sólo exhibe bustos y una versión inversa de su mandato de probidad. Usted eliminó a Colón de nuestra historia y lo permutó por un mix de Zamora y María Lionza. Satanizó la iglesia Católica, partió al país en dos, batimos récords de criminalidad e inventó "circuitos electorales", para hincarse en el poder (lo único que le importa). Usted designó a dedo otra autoridad capital, guarda silencio por los caídos de las FARC, al tiempo de enrejar por el delito de pensar diferente.

Con un dejo de cinismo, frota sus manos y ríe a diente batiente, ante la tristeza de la gente de RCTV. Los humilla, les dice burgueses, mientras tilda de compotas de no sé qué, a quienes disienten. Llama sifrinos de papá a los estudiantes, por la calentera que le da ¡"Chávez tas" ponchao, Chávez vete ya! (&) No se equivoque Presidente. Este pueblo no resiste más bofetadas. Desde los tiempos de Pirro, Rey de Epiro, el elevado costo de victorias miserables, le ganó la muleta de victorias pírricas. Y fue el mismo Pirro, quien sentenció: "Otra victoria como ésta y estaré vencido".


15 septiembre 2009

Me tengo que ir...

Un amigo, me comentó: "A Venezuela lo que le hace falta es una tragedia, capaz de unirnos". Al rompe le repliqué: ¿es que acaso no vivimos una? Pero no basta padecerla, hay que redimirla. Lo que pasa es que la indiferencia diluye la peligrosidad de la amenaza y convierte el deber en desesperanza. En ese punto, vale: es hora de preparar valijas. Porque la dejadez relaja todo orden y toda posibilidad de salir del tarugo, renunciando al más puro de los derechos: el derecho a vivir& y si acaso, felizmente. Nadie se solidariza oficiosamente. Son los retos los que conducen a ello.

Lo penoso es cercarse, cuando los hechos exigen otra actitud. Franklin D. Roosevelt por años trató de sacar a Estados Unidos de su más profunda depresión. La crisis del 29 se prolongó irremisiblemente, amén del New Deal. La banca colapsó en 1933, obligando a Roosevelt a cerrar sus operaciones. Había que parar la grieta de liquidaciones hipotecarias& Se decretaron políticas monetarias que adoptaron el patrón oro, como respaldo de tesorería. Se lanzaron incentivos agroindustriales y de macroinversión en infraestructuras. Se enfiló toda una estrategia de seguridad social que abarcó hasta el 60% de la población. El New Deal fue calificado como el programa de mayor éxito político en la historia republicana de EEUU. El Partido Demócrata arrasó las elecciones legislativas de 1934. Sin embargo la crisis no se disipó. La instalación de un Estado mesiánico, no contenía un doloroso registro de 8.9 millones de desempleados (17%), más un débil crecimiento del PIB.

Se demostró que la miseria no une a los pueblos, los parasita. Pero el 07/12/41, un ataque nipón madrugó la base naval de Pearl Harbor, y con ello, la dignidad de un gigante dormido. Roosevelt lo calificó como el "día de la infamia". EEUU contaba sólo con 320 tanques, 1.6 millones de toneladas en navíos, 2.141 aeronaves de combate y 200 mil hombres de reserva. Aun así, declaró el estado de guerra. Tres años más tarde de conflicto (1944), EEUU pasó a tener 18.000 tanques, 17 millones de toneladas en navíos y 93.000 aeronaves. El desempleo fue borrado, con una sobrecarga de mano de obra de 18 millones de mortales, de los cuales 10 millones eran féminas enlistadas. ¿La guerra fue factor de aglutinación? No. Fue integridad el factor de redención ante una ilegítima agresión. ¿Hemos sido agredidos los venezolanos? De cara a la violencia, la incivilidad y el desenfado político, enfáticamente: sí.

¿Tenemos vocación de redimirla? Lamentablemente: no. Nuestra tragedia es la pérdida de valores. Por eso pisotean a placer nuestra dignidad ciudadana, a diferencia de otras naciones que sí se resistieron a la tiranía. "Me tengo que ir, Orlando", sentenció Andrés. 150 mil muertos no ha sido tragedia capaz de impresionarnos, menos de unirnos. No-deal. Ante la opción vivir o morir por nada, elijo lo primero; no por mí, sino por los míos, por lo poco que han vivido, y merecen vivir "felizmente".

23 agosto 2009

Mal educados, todos

El Gobierno ha llegado a un punto de no retorno. Y también quienes fungimos de ciudadanos. El clímax del sectarismo está presente: sustituir 'el padre nuestro' y el libre pensamiento, por cánticos y proclamas revolucionarias. Un batido improviso de mango y remolacha donde naufragamos tiriosos y troyanos. A Chávez le ha ido mal cuando ha tocado teclas sensibles de la sociedad civil: la educación (ergo decreto 1011) . Pero le ha ido bien cuando nos hemos quedado viéndonos el ombligo... Bastaría saber qué parte del cuerpo nos quedaremos viendo ante la promulgación de la Ley de Educación.

El tema es muy delicado. No se trata sólo de reformar un pensum, satanizar contenidos mediáticos, relativizar la autonomía universitaria o estatizar la educación. Lo que se busca es dogmatizar medularmente a la sociedad venezolana. Y esta aseveración no es un lugar común. Es un objetivo policial de un modelo pretoriano y controlador que no se conforma con dominar los poderes públicos, nuestro petróleo, nuestras divisas, la producción agroalimentaria, la propiedad privada e intelectual o el espectro radioeléctrico, sino que va por más: imponer la preferencia ideológica y laica de nuestros hijos, por decreto... De allí al reclutamiento de la ciudadanía, no hay un andar, hay una llegada.

Sabemos de qué pie calza la revolución. Sin embargo vamos al límite de la criminalidad, expropiaciones, atropellos a la libertad de expresión o de la impunidad, creyendo que no nos tocará. Y nos ha tocado sobradamente. Hemos hecho infaustas concesiones que ahora permiten concluir (al gobierno), que sí podrán "calzar" a la medida, su bota izquierda. No resistir una ley que reniega nuestra fe católica (más que un credo, una convicción grupal y cultural), y delega en comunas la rectoría ideológica y "liberadora" de nuestros hijos, supone una triste y dramática realidad, cual es que, poner en riesgo la formación cívica de nuestros menores y su cristiandad, no es un antivalor suficiente para sacrificar nuestros 'privilegios personales'.

Patético. Y no me dirijo estrictamente a un sector apático. Me dirijo a una clase política dizque revolucionaria que demostrando un espantoso vasallaje, ha aprobado una ley para rendir loa y obediencia a un jerarca, asegurando un curul, un lote de poder y la sonrisa de aquél, a cuenta de inmolar el derecho de nacer y crecer en la más consagrada de las libertades: pensar y decidir libremente.

16 junio 2009

El venezolano y los siete pecados capitales

Hace 43 años Fernando Díaz-Plaja publicó, El español y los siete pecados capitales. Un libro agudo por la originalidad con la que el autor plantó su crítica a los modos de la madre patria. Y lo hizo recurriendo a sus pecados, mismos que se repiten al calco en nuestra patria chica, amén de los tiempos y las distancias.

Parafraseando a Díaz-Plaja, este ensayo ha requerido una vía física, no moral. Describir nuestros defectos, no me libera de ellos. Identificar nuestros vicios ha exigido despojarme de un "octavo pecado": la vanidad. No soy un juez que contempla a lo lejos. Soy un testigo, un cómplice de lo que es y poco nos interesa ver: la culpa y el pecado del venezolano.

Primero la soberbia o el afán desordenado de ser preferido a otros. Es querer tener siempre la razón. Es hablar mal y poco dialogar. Es tener por enemigo a quien piensa de forma distinta. Es creernos siempre con derecho a todo y sin deber a nada. Díaz-Paz decía: "Hay una especie de imposibilidad de ponernos en el lugar del otro y tratar de comprender sus razones, posiblemente porque no tenemos claras las nuestras (&). Y llamar a alguien soberbio ni es ofensivo, porque reafirma su idea de superioridad"... Contra la soberbia, humildad.

La avaricia o desenfrenado interés de riqueza, se ha potenciado generacionalmente. Tener dinero y atesorar como venga, va de la mano de la corrupción y del ideal utilitario. No es que ser rico sea malo. Es que no serlo es ¡imperdonable! "Contra la avaricia, largueza" -bate el autor- esplendidez y recato.

La lujuria o desbordamiento de la sexualidad sin responsabilidad, es un tema sin distingo entre hombres y mujeres. Es la satisfacción instantánea de nuestros instintos. La virtud de la castidad -como compromiso de fidelidad- palidece sin reparo a la luz de las notas "gloriosas" del conde del guácharo. Contra la lujuria, la familia&

La envidia "como tristeza del bien ajeno" es uno de nuestros grandes defectos. Cuestionamos, sufrimos y castigamos el éxito del prójimo. Sembrar la duda sobre el que triunfa, es típico. ¡Que me envidien pero que no me tengan lástima!, dicen... Triste realidad del desprecio que nos rebosa, contra lo cual el único remedio: el afecto.

La ira está presente en la descalificación y el insulto soez. Para los que no piensan como yo -me adversan o me discuten-: violencia. Contra la ira: tolerancia. ¿Quién educa a la gente para ser tolerante? Finalmente: La gula y la pereza. Licencias de la miseria. Es la jactancia que refleja nuestras carencias. Es la viveza que enaltece la dejadez, donde el respeto y la dignidad, mueren por la voracidad& Siete pecados que aletargan el encargo de una sociedad de salir de su propia perdición. Por cierto: ¿Se siente usted pecador?

Orlando Viera-Blanco

El Universal

vierablanco@cantv.net