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26 noviembre 2007

Luis Miquilena afirma que abstenerse es "un grave error"

Para el ex ministro del Interior y Justicia, Luis Miquilena, abstenerse de votar en el próximo referendo sobre la reforma constitucional es un "grave error" y, por lo tanto, invitó a los ciudadanos a concurrir masivamente a las urnas este domingo, pues, a su juicio, la masiva participación ciudadana es la única manera de dejar al descubierto cualquier tipo de fraude.

"El llamado a no votar es un gravísimo error, dadas las circunstancias que nos demuestran que con una abrumadora unanimidad el No está derrotando por amplia mayoría a la propuesta del Presidente", dijo desde la sede del diario El Nacional en un acto del Bloque del No.

Miquilena afirmó: "Hay algunos sectores de la oposición que son respetables, que aprecio mucho, que creo tienen aval moral para juzgar y que tienen base concreta para decir que se ha montado una estructura fraudulenta y que, por eso, no se debe votar. Yo, por el contrario, creo que precisamente para demostrar cualquier intento de fraude del Gobierno se tiene que hacer en la medida en que seamos más activos en la participación".

El ex ministro recordó que en las elecciones de 1952, cuando el dictador Marcos Pérez Jiménez no reconoció el triunfo del opositor Jóvito Villalba, esa trampa se descubrió porque la inmensa mayoría de los electores sufragó.

25 noviembre 2007

Cuento con tu Abstención

Nos hemos paseado sin prejuicios por la opción abstencionista. En procesos anteriores la consideramos muy equivocada y los hechos lo demostraron. La abstención, en esos casos, fue totalmente estéril y dejó a la Venezuela opositora gravemente desarbolada, prácticamente sin ningún punto de apoyo en las instituciones públicas.

Esta vez, sin embargo, habida cuenta de que no se trata de una disputa por cargos sino de un referéndum, nos hemos preguntado si no votar pudiera tener sentido político. Una abstención enorme, nos dijimos, haría nacer con un plomo en el ala la nueva Constitución.

Pero inmediatamente recordamos que en el referéndum para la Constitución de 1999, en diciembre de ese mismo año, se produjo una abstención de 70% y la "Bicha" fue aprobada sólo por el 30% de los votantes inscritos. Más ilegítima imposible y, sin embargo, no sólo ha regido la vida del país desde entonces sino que el rechazo de la reforma, paradójicamente, ha implicado su defensa. En otras palabras, en un referéndum (como el que está planteado) que no exige quórum, esto es, un porcentaje mínimo de participantes para validarlo, sólo los que votan deciden, por pocos que sean. Con varios millones de votos, el gobierno obtendría una cómoda victoria, si sus opositores, que también son millones, decidieran dejarlo solo en el terreno, perdiendo por forfait.

De modo que para rechazar activamente la reforma propuesta el único camino posible es el de decirle NO mediante el voto. Abstenerse es salirse por la tangente, es desmovilizarse. Es verdad que en este referéndum no están en juego cargos y abstenerse no tendría la negativa consecuencia de entregar gratuitamente posiciones como gobernaciones, alcaldías o parlamentarios, que, ahora se ve, buena falta hacen. Pero está en juego la República misma y ya eso obliga a preguntarse si tiene sentido entregarla sin siquiera hacer el esfuerzo de votar contra el plan que se propone destruirla. Sobre todo porque se le puede derrotar.

Si las encuestas no mienten, la reforma está siendo rechazada por más de la mitad de los electores (y eso sin haber medido el efecto Baduel y el efecto PODEMOS). Teóricamente hablando, pues, si todos cuantos se oponen a la reforma (lo cual incluye a partidarios de Chávez) votan, la reforma sería derrotada. En cambio, si hay una abstención crecida, la reforma será aprobada y cualquiera sea el porcentaje de votantes, de allí en adelante será la Constitución.

La abstención no habrá pasado de ser un gesto sin consecuencias, como no sea la de entregarle a Chávez una fácil victoria.

Editorial Diario Tal Cual 22NOV07

¿Votar o No Votar el 2D? (04)

Tiempo de palabra

Quien esto escribe no votará, al menos hasta el día de escribir estas notas. Sabe que en el espacio de la opinión pública la posición que parece predominar es votar por el NO. Sin embargo, desde esta esquina de la palabra hay la convicción de que no votar es la conducta más apropiada. No pretenden estas líneas censurar a quienes consideran una postura diferente y no niega este narrador que adopta esta posición con la modestia que reconoce que hay argumentos en contrario, que muchos estiman que el momento de una victoria podría aproximarse por aquella vía; por tanto, no se encontrará aquí proselitismo, sino razones que se estiman poderosas para quien las formula. No es fácil ser -tal vez- minoría, cuando las corrientes de la opinión pública se baten furiosas y contradictorias dentro de la disidencia democrática y a veces contra la disidencia en el seno de la disidencia, pero no está demás que se diga lo que se piensa y se actúe conforme a aquello que se diga.

Premisa I.La mayor parte de los políticos opositores sostienen que Chávez ha ganado todas las consultas anteriores y que ahora, por vez primera, no es así, y, por tanto, existe la posibilidad de derrotarlo electoralmente o de hacerle más costoso un intento de fraude. Han dicho que la mayor parte de las encuestas serias dijeron lo que iba a pasar y pasó; por lo tanto, aseguran, fue una locura denunciar fraude en el revocatorio, porque los ciudadanos se lo creyeron y desconfiaron de las sucesivas convocatorias electorales.

Este que está aquí, no comparte esa apreciación. Supóngase que Chávez ha sido mayoría de acuerdo con las encuestas; si así hubiese sido, esas mayorías, en alguna proporción, se habrían constituido sobre la base del temor, el chantaje y la represión (despidos, lista de Tascón, terrorismo laboral). Debe tenerse en cuenta que la mayoría, como fundamento de la elección de los funcionarios y de las decisiones en la polis, es una categoría de la democracia, y cuando ésta se forja amparada en la intimidación, no tiene el valor ético, político e institucional de una decisión acatable. Dicho en otros términos, extremos aunque gráficos, las mayorías de Hitler -que las tenía- no creaban una obligación moral ni política y, en consecuencia, no debían ser acatadas por los demócratas.

A pesar de lo anterior, que daría sustento ético a una rebelión frente a una tiranía fundada en la mayoría, este narrador cree que Chávez no ha sido mayoría en diferentes eventos electorales. No lo fue en el revocatorio en el cual se cometió un fraude inmenso, no sólo por el ventajismo institucional que impidió elecciones libres, sino por el mangoneo del proceso (RE, máquinas y sustracción de votos), que impidió elecciones limpias. No lo fue en la medida en que se aceptó el resultado de la elección presidencial de 2006, cuando, al decir de Manuel Rosales, la victoria de Chávez estuvo fraudulentamente inflada. Y no lo es ahora.

Por cierto, las encuestas también pueden reflejar el miedo existente en las supuestas mayorías. Puede recordarse una encuestadora, especialmente zángana, que decía que Chávez perdería una de las pasadas consultas si se daba un cierto nivel de abstención; éste se dio y los opinólogos se olvidaron de sus pronósticos para decir que "siempre" habían sostenido la victoria oficial.

Premisa II.Los opositores hoy concuerdan en que el régimen de Chávez es autoritario. Ya, al parecer, están disipadas las visiones que lo tenían apenas como un bocón con tentaciones autoritarias. Hasta los más blandos han llegado a convenir en que es un régimen que ha controlado al Estado (por eso es autoritario) y que quiere controlar la sociedad (por eso va en camino de ser totalitario). El empeño fundamental de procesos como el actual es el de impedir el relevo del núcleo que controla el poder y, en este caso, de Chávez. Usan todo el poder del Estado para lograr ese objetivo, aunque requieren de consultas electorales periódicas para restablecer su legitimidad social e internacional. De este modo no pueden aceptar derrotas de ninguna naturaleza y se empeñan en fraudes masivos, junto a la represión, para impedir cualquier riesgo en ese terreno.

Lo anterior no niega que pueda ser conveniente a veces, como sostienen los que hoy se plantean votar NO, concurrir a la consulta por razones de táctica política. Sin embargo, en estos casos es como un ingrediente de la crisis política que lleve, por ejemplo, a considerar de forma generalizada que el autócrata desde ese momento en adelante es ilegítimo al aprobarse una Constitución que es fraudulenta.

No es verdad que declararlo ilegítimo sólo pueda hacerse con las masas insurrectas, acompañadas de una rebelión armada; el solo hecho de asumir que un Chávez victorioso por los manes del CNE no es legítimo, es el inicio de una brecha que habrá que construir y recorrer.

Desde este punto de vista, a este escribidor le habría resultado tentador votar por el NO, para que la dirección política opositora asumiera esa postura. Pero, por las experiencias vividas colectivamente, tiene la sensación de que el 2 de diciembre -si es que hay referéndum- el discurso dominante puede ser del tipo que han enarbolado algunos, según el cual, si Chávez gana con el artilugio que Tibisay maneja, se reconocería la imposición de una Constitución ilegal, "bajo protesta". Y el siguiente paso sería prepararse para la convivencia con un régimen ahora relegitimado.

No es verdad que las opciones son aceptarlo o irse al monte con una guerrilla imaginaria. Pero, una actitud posible es la de considerar al régimen de Chávez como ilegal, inconstitucional y fraudulento, sea que dure un mes o un siglo. Otra actitud muy diferente es considerar que "ganó" y que, como aseguran sus intelectuales más finos, hay que calársela.

Resultado. Hay un filósofo municipal que duerme en plazas y lupanares, que ha escrito lo siguiente: "como no soy río, puedo devolverme". Sin llegar a esos delirios, quien esto escribe hasta hoy ha decidido no votar, pero no descarta que nuevos elementos pudieran hacerlo cambiar. Sin embargo, abstenerse tiene toda la legitimidad política y moral necesaria como para ser una postura democrática de cara a la tramoya que arman para este referéndum. Sobre todo, para alguien que considera que la abstención de 2005 fue un éxito político de inmensa magnitud, ahora ninguneado por los que fueron castigados entonces.

No es verdad que quien se abstenga se empantuflará; no es verdad que votar es un acto heroico, y es la única alternativa a quedarse viendo televisión. Votar o abstenerse son conductas legítimas, que pueden ser tan combativas la una como la otra, y que deberán converger el domingo 2 en la tarde. En todo caso, es preferible que no haya referéndum. La sociedad mayoritaria ya le ha dicho otra vez a Chávez "NO", aunque su CNE tenga programado 62 a 38 % a su favor.

24 noviembre 2007

¿Votar o No Votar el 2D? (03)

La Democracia entre dos fuegos

Mi estimado amigo, el escritor venezolano Eduardo Casanova me envió un e-mail con dos preguntas ¿Hay que votar el próximo 2 de diciembre? ¿No hay que votar el próximo 2 de diciembre?

Yo respondí que como no soy venezolano, no puedo votar, pero si lo fuera, votaría no. Acompañé mi respuesta con una breve fundamentación. Esta es la reproducción ampliada de dicha fundamentación, la que he escrito en clave de artículo

1. Más allá de los resultados

El referendo que probablemente tendrá lugar en Venezuela el próximo 2.12.07 en torno a la mal llamada reforma constitucional (en verdad se trata de otra constitución) ha tenido la particularidad de alinear a las fuerzas políticas contendientes en condiciones diferentes a como estaban alineadas antes del intento del “golpe constitucional”, como también ha sido llamada la reforma.

Ya es casi un hecho que la votación que alcanzará la oposición a la llamada reforma será muy alta. Si ella bastará para derrotar al oficialismo, depende no sólo de las matemáticas, sino que de la capacidad de presión que logre obtener el movimiento anti.-reforma sobre el CNE, el tribunal electoral más corrupto de toda América Latina.

Pero más allá de los resultados, hay que consignar hechos significativos que ya permiten augurar momentos de victoria para la oposición democrática venezolana. Y el hecho más significativo de todos, es que la lucha en contra de la llamada reforma ha dado lugar a una concertación política que no sólo es cuantitativamente superior a la que existía hasta hace un año, sino que, además, alcanza nuevos perfiles cualitativos altamente novedosos en las luchas democráticas del continente.

2.Una nueva concertación política

La concertación política a la que me estoy refiriendo, ha tenido lugar en dos espacios diferentes. Uno es el espacio de las organizaciones políticas propiamente tales. El otro es el espacio de la llamada sociedad civil. A la vez, dicha concertación aparece como algo posible gracias a la emergencia de nuevos actores de alta significación política. En el primer plano, el actor más significante apareció con la puesta en escena del chavismo constitucionalista. En el segundo plano, el actor más significante apareció con el movimiento estudiantil.

Tanto el chavismo constitucionalista como el movimiento estudiantil han sido las revelaciones principales del último tiempo, nuevas apariciones que han creado alternativas orientadas hacia una refundación de la política venezolana, tan deteriorada por el chavismo pro-dictatorial.

Las deserciones observadas al interior del chavismo - cuyos ejemplos más espectaculares han sido la valiente actitud de PODEMOS y su indiscutido líder Ismael García, y la actitud democrática del general Baduel - están planteadas en primera línea frente a la reforma pro-dictatorial en ciernes. Pero, a la vez, hay que dejar en claro que ellas tienen que ver con la propia naturaleza del movimiento chavista.

Como todo movimiento populista, el chavismo es radicalmente heterogéneo. No obstante, en el marco de esa heterogeneidad se han ido vislumbrando frente a la llamada reforma, dos tendencias principales. A la primera, podemos denominarla: democrática y social. A la segunda. dictatorial y militarista.

La tendencia democrática incorporó en las filas del chavismo a sectores que vieron en el movimiento, la posibilidad de realizar reformas estructurales profundas en la sociedad venezolana, las que algunas, y en parte, aunque de un modo muy desordenado, ya han tenido lugar.

La tendencia dictatorial y militarista no considera, en cambio, que las reformas sociales son un fin en sí, sino que solo un medio para la realización de un proyecto de toma de poder. El claro objetivo de esta segunda tendencia de inspiración netamente castrista es imponer en Venezuela una dictadura militar basada en la creación de organismos verticales de masas, vinculados directamente al Estado, en cuya cúspide se situaría la Presidencia, rodeada de un séquito de amigos íntimos del (eventualmente) futuro dictador, con pleno control sobre el aparato militar, las milicias, la policía, el partido único, los consejos comunales, los batallones, los pelotones, y otros diversos grupos armados y de choque. En fin, se trata de la reimplantación del modelo estatal cubano en Venezuela (justo en los momentos en que ese modelo comienza a deteriorarse en Cuba).

La expresión más nítida del proyecto dictatorial, es la propia reforma constitucional. Contra ella se levantaron, y seguirán levantándose, diversas fracciones del chavismo constitucional.

Eso significa que el populismo chavista está condenado a escindirse en dos partes que, por ahora solo se sostienen gracias al mesianismo mágico de un caudillo, quien cada día que pasa es menos mesiánico, menos mágico y menos caudillo.

La lucha en contra de la reforma dictatorial ha tenido la gran virtud de abrir una puerta de entrada al chavismo constitucional -puerta ya traspasada por PODEMOS- que vinculado a la también nueva estructura política opositora (Un Nuevo Tiempo, Primero Justicia, Movimiento al Socialismo, los restos de Acción Democrática y de COPEI, y otras organizaciones menores) permiten ya visualizar la formación de un bloque político desde donde, más temprano que tarde, surgirá la coalición política mayoritaria de la nación. Eso probablemente lo percibe el núcleo duro del chavismo pro-dictatorial, y es por eso que hace y hará todo lo posible para descalificar a su disidencia interna de un modo aún más brutal que a la propia oposición.

3.Los Estudiantes y la Iglesia

El segundo plano ha tenido dos actores principales. Por una parte, la irrupción del movimiento estudiantil, activo desde que inició su campaña por la libertad de opinión, cercenada con el cierre de RCTV, y amparándolo desde atrás, la admirable iglesia católica venezolana.

Hay, en ese sentido, un parecido extraordinario con la oposición que surgió una vez en Polonia, cuando Iglesia y Solidarnosc enfrentaron a la dictadura comunista primero, a la dictadura militar después, y a ambas derrotaron. Ahora bien: los estudiantes venezolanos son el Solidarnosc venezolano. La Iglesia, como ocurrió en Polonia (o en Chile) es la representación moral de la nación, en un país que no se deja seducir por el cristianismo utilitario representado por Chávez y algunos chavistas.

Tanto representantes de la vieja Iglesia, como los jóvenes estudiantes, han llamado a votar NO. Y la nación democrática ha aceptado esa conducción moral, cultural y política a la vez. Alrededor de los activos estudiantes la sociedad civil protesta. Lo que queda de los sindicatos, los representantes de la cultura, los gremios, las comunidades, alcaldes, todos se van sumando por la larga marcha por el NO a la dictadura.

El pueblo, en su más primaria acepción se va constituyendo soberanamente a través de una doble vía: la política y la social, y en ambas, pacíficamente avanza, con las manos de los estudiantes pintadas de blanco, diciendo NO, un NO, que está ya siendo escuchado en el continente entero, y aún más allá.

Y van a votar, sabiendo que ahí están los funcionarios chavistas de la CNE. Es que no hay otra posibilidad, y la asumen todos ellos, con un valor que simplemente sobrecoge.

Ellos, disidentes, estudiantes, representantes civiles del orden social, están luchando para salvar una democracia. Su objetivo no es derribar al gobierno, pero sí que ese gobierno se acoja a la constitución y a las leyes. Y vencerán, que duda cabe. Vencerán. Con trampas o sin trampas, son lo mejor de la nación venezolana, y en estos momentos, ellos, sin quererlo, ya son la vanguardia democrática de todo un continente.

La tarea es y será muy difícil. No sólo tendrán que derrotar a lo peor del chavismo dictatorial enquistado en el Estado. Tendrán que derrotar, además, al mejor aliado del chavismo: el abstencionismo.

4.- La amenaza abstencionista

Abstencionismo hay en todas partes y en todos los países donde hay elecciones. El problema es que en Venezuela ha alcanzado una dimensión altamente peligrosa. Pero para ser más preciso, hay tres abstencionismos en Venezuela. El apolítico, el político y el antipolítico.

El abstencionismo apolítico , los llamados “ni-ni”, se dan en todas partes. Se trata de personas que no se interesan ni por su ciudad, ni por su nación ni por su Estado. Sólo se interesan por ellos mismos y sus posibilidades consumidoras. El mundo es para ellos una tienda comercial y mientras haya dinero para el día todo está bien. Pero no hay que juzgarlos ni condenarlos. Pues es difícil alcanzar la condición de ciudadano político y hay quienes no quieren cargar con ella. Mientras tengan comida, casa y auto, el mundo estará en orden, y desde una perspectiva vegetal y animal, ellos tienen toda la razón.

El abstencionismo político en cambio, es diferente, aunque en los cómputos finales aparecerá confundido con el abstencionismo apolítico.

En Venezuela, si bien declinando, hay un abstencionismo político antichavista relativamente fuerte. Dicho abstencionismo se basa en dos principios formales. El primero se expresa en la siguiente pregunta “¿qué sacas tú con votar si al final la CNE te robará los votos?”. El segundo dice así: “si la reforma es ilegítima, votar es ilegítimo”. Y vuelvo a repetir, desde una perspectiva de pura lógica formal, ambos principios son ciertos.

No obstante, los abstencionistas políticos no entienden que la razón política no se deja regir por los mismos criterios que aquellos que rigen en lógica formal.

Primero, esos abstencionistas no entienden que los fraudes electorales son mucho más visibles cuando hay una votación alta. Que mientras más sean los votos, más difícil será para la CNE ocultar su robo. Y que más fácil será cobrar con más votos que con menos votos, y esta vez, definitivamente, habrá que cobrar. Si a plazo o definitivamente de una vez por todas, podrá discutirse a su debido tiempo; pero de cobrar, habrá que cobrar. Pero para cobrar hay que votar, pues nadie puede cobrar lo que no ha dado, en este caso, el voto. Eso quiere decir, que en el mejor de los casos, la votación antireforma, si es muy alta, deberá conducir al primer triunfo en contra del chavismo antidemocrático. Y en el peor de los casos, si es considerable, pero no extraordinariamente alta, asegurará la continuidad de la lucha. Si llegara a ser muy baja, nunca habrá “un día después”. El no-voto de los abstencionistas no lo contará nadie; ni siquiera ellos mismos.

Segundo, esos abstencionistas no entienden que la legitimidad moral o jurídica no es lo mismo que la acción política. Cierto es que la reforma es jurídicamente ilegítima. Por eso, la única alternativa frente a esa ilegitimidad no puede ser una declaración notarial, sino que un claro NO político; un NO que no se expresa como en las sociedades primitivas por simple aclamación, sino que de modo escrito: en un papel y votando. El NO será, en este caso, la protesta legítima frente a la ilegitimidad de la reforma.

Por último, el abstencionismo antipolítico. Es el más peligroso de todos. Pues amparada en la cada vez más débil voluntad abstencionista, ha cobrado vida en Venezuela una ultraderecha histérica, delirante y, no por último, tendencialmente golpista, que, como suele ocurrir en muchos casos, ha internalizado tanto la lógica como el lenguaje del “enemigo”. Esa ultraderecha tiene escasas vinculaciones con el pueblo y su poder de movilización es casi nulo. Pero sueña con una mítica insurrección de masas desbocadas en una protesta sin retorno que marcha hacia la inmolación colectiva, condición de una supuesta victoria, que surgirá como un Ave Fénix desde las cenizas del Apocalipsis total. En cierto modo, ellos representan la otra versión del chavismo dictatorial. Ellos son las “patriaomuerte”, o los “rodilla en tierra”, de un antichavismo ya mimetizado con el chavismo dictatorial. Y lo más peligroso de todo, es que esa derecha salvaje, está en condiciones de alterar - al igual que el chavismo dictatorial con el cual se encuentra inconscientemente comunicada- el difícil proceso de democratización que hoy tiene lugar en Venezuela. Esa derecha ha puesto, definitivamente, a la opción democrática entre dos fuegos.

Razón de más para que los abstencionistas demócratas se decidan, de una vez por todas, a votar NO.

Votando no hay nada que perder. No votando, los abstencionistas de hoy, deberán vivir arrepentidos para siempre.

5. En síntesis

Ganando o no, y aún con trampas, la oposición democrática alcanzará una votación alta en el referendo. Desde ahí crecerá más y más una oposición que integrará al chavismo democrático y social con los demás partidos democráticos de la nación. Conjuntamente a la rearticulación de la sociedad civil –que ocurre gracias sobre todo a la acción de los estudiantes, la disidencia chavista constitucional, los partidos democráticos y la Iglesia- ya se está formando en Venezuela un bloque político orgánico destinado a constituirse, en un breve plazo, en una alternativa republicana y democrática de poder que terminará por cerrar el momento militarista y dictatorial que hoy representan el Presidente Chávez y sus talibanes ideológicos.


Fernando Mires
fernando.mires@uni-oldenburg.de

¿Votar o No Votar el 2D? (02)

Votar NO

La opción que puede reunir la mayor proporción posible es la del voto por el NO.

Las tendencias que las encuestadoras de mayor prestigio indican que crece el rechazo a la propuesta de cambios a la Constitución hecha por Hugo Chávez, de forma que ese rechazo ya cruzó la frontera del 50% y tiende a aumentar. Igualmente señalan que crece la disposición a ir a votar de quienes rechazan la propuesta, en proporciones que llegan a poner los números del SI y el NO parejos, con tendencia a que el NO supere al SI reducida esta vez la cuenta al universo de quienes van a votar.

La abstención aparece con números de alrededor del 40%, pero en eso están incluidos los abstencionistas habituales, los que nunca votan, que constituyen una proporción importante de ese 40%.

Esto quiere decir que, aunque hay un sector importante de votantes que todavía piensan que la abstención es la opción más adecuada frente al referéndum, entre los votantes que habitualmente concurren a las elecciones ese sector ya es minoritario respecto a los que piensan que debe irse a votar, y la tendencia es a que esa situación se acentúe. Es decir, el universo de quienes piensan que hay que rechazar la reforma, se decanta cada vez más en favor de la opinión de que la mejor manera de hacerlo en las actuales circunstancias es yendo a votar.

Qué es mejor...

Cuando se planteó en los inicios, hace meses, la disyuntiva de qué sería mejor, si votar NO o abstenerse siempre se pensó que lo importante era que quienes rechazaran la reforma hicieran todos lo mismo, o votar o abstenerse, de modo que ese rechazo se expresara de la forma más contundente posible. La idea era en ese entonces dejar que las dos opciones se plantearan, a ver cual predominaba. Probablemente sea imposible reducir a cero la posición abstencionista, pero sí es posible e imperativo lograr que la mayor proporción posible de ciudadanos que rechazan la reforma tomen la misma decisión. A estas alturas del juego, y ya en forma que no hará sino crecer, la opción que puede reunir esa mayor proporción posible es la del voto por el NO. La opción abstencionista entró en la condición de minoría, cuyo efecto real será sustraer ciudadanos a la opción que aparece con mayor vigor, que es la de votar NO.

Votar NO es entonces la decisión que expresará de forma más visible y precisa la magnitud del rechazo a los cambios propuestos por Chávez. Es la decisión que abre la posibilidad de derrotar en las urnas a ese golpe de Estado que constituyen esos cambios, o de -contra el telón de fondo de unas encuestas que empiezan a pronosticar el triunfo del NO -obligar al Gobierno a un fraude tremendamente deslegitimador, adentro y afuera del país.

No sé si una abstención abrumadora deslegitima. Tengo mis dudas, pero no es necesario resolver la cuestión, porque la abstención no va a ser abrumadora. Lo que sí estoy seguro es que ir a votar no convalida, ni legitima nada, como argumentan quienes abogan por el abstencionismo. Para ilustrar esto nos puede servir un ejemplo histórico. Cuando los partidos políticos en la resistencia a Pérez Jiménez decidieron concurrir con un solo candidato a las elecciones que según la Constitución de 1953 debían realizarse en 1958, ni estaban legitimando el régimen que los perseguía, ni a su Constitución de 1953 ni a las elecciones que bajo su mandato se debían realizar. Estaban simplemente utilizando una oportunidad política que se les brindaba. De modo bien efectivo por cierto: entre otras cosas, fue por eso que el Gobierno decidió reemplazar las elecciones por un plebiscito, lo cual a su vez fue una de las causas de la caída de Pérez Jiménez.

Hay que votar
En cualquiera de los escenarios que pueden ocurrir el dos de diciembre, una sólida votación por el NO es crucial para el desarrollo de las luchas democráticas que vienen después del referéndum. Se puede ganar, se puede poner al Gobierno en el brete de ir a un fraude inocultable, se puede obtener un resultado apretado, se puede perder, pero siempre con una votación impresionante. Vamos a construirla y para ello hay que votar.

Todo esto lo sabe y lo teme Chávez. De ahí que no sea extraño que de aquí al dos de diciembre ocurran situaciones que estimulen el abstencionismo, por ejemplo haciendo cada vez más evidente e irritante la parcialización del CNE. Hay que estar preparado para ello y no caer en esa trampa cazabobos, absteniéndose de votar por la rabia que da eso. El espécimen al que mas teme en este momento el oficialismo no es un opositor a la reforma absteniéndose, es un opositor a la reforma votando NO.

Diego Bautista Urbaneja
dbu@etheron.net

Nota: encuestas al 23NOV07, en artículo de Unión Radio.

RAZONES PARA IR A VOTAR

  • El referéndum del 2/12, es el más importante evento electoral en el cual han participado los venezolanos en los últimos 50 años. Decidiremos entre vivir LIBRES o ser ESCLAVOS.
  • Si la oposición se une y acude a las urnas masivamente, su presencia será notable y veedores nacionales y extranjeros, los medios del mundo y la comunidad opositora sentirán en la calle, el triunfo del rechazo al golpe constitucional.
  • Si la votación es una AVALANCHA, a los miembros del CNE, que estarán concientes de esta presencia masiva, se les hará muy difícil intentar el fraude ya que sus cabezas serán las primeras que caerán en el caso de que el fraude se demuestre. El fraude "masivo" es virtualmente imposible.
  • La abrumadora presencia del NO en las urnas, hará temblar las "convicciones" de los miembros de los otros poderes públicos del Estado, TSJ, Gobernaciones, alcaldías, ejercito.
  • El voto representa el esfuerzo político más eficiente y con mayor efecto en la relación, voto – rechazo al golpe constitucional. Votar produce más resultados en la opinión pública nacional e internacional.
  • La abstención, luego de preconizar el rechazo a la nueva constitución, sería un contrasentido.
  • La abstención, jamás se podrá contabilizar. Los votos NO y la abstención serán contados como minorías y el SI como una mayoría abrumadora que legitimará al nuevo dictador en América.
  • La abstención será castigada con un severo estado de excepción, con ocupación de medios y prisión de periodistas opositores. No habrá "día después."
  • En Venezuela no hay ley que pueda invalidar elecciones por un alto porcentaje de abstención.
  • Esta oportunidad es la última.
  • Los frutos de la abstención en las elecciones de la Asamblea ya los conocemos. Precisamente por una Asamblea toda oficial! Ista nos obligan a reformar la Constitución.
  • Los estudiantes participarán todos, el partido "Podemos" aportará votos, hasta los mismos chavistas conscientes votarán por el no, este no es el mismo escenario de las presidenciales.
  • La historia puede tener giros inesperados.
  • Conclusión: Ve y vota! asegúrate de que todos los que estén a tu alrededor voten.
Votar NO, o sí votar

El 2-D voy a votar por el NO. Dejar de hacerlo sería una estupidez. No votar es la peor manera de oponerse a una estrategia, una concepción de gobierno que considero equivocada. No votar fue la estrategia que en un momento escogió Venezuela y de aquellos abandonos resultaron estas tormentas. Desde Miami tengo la oportunidad de decir que NO apoyo la reforma constitucional y no voy a perderla. No estoy solo. Fuera del país hay decenas de miles de venezolanos inscritos para votar. Será decisión de cada quien seguir las noticias desde las tribunas o participar en el juego. Aunque no sea del todo limpio, a fin de cuentas, es el terreno que hay. No existen las condiciones ideales, sólo queda obrar con la realidad.

Como periodista debo informar con el mayor equilibrio posible. Como venezolano puedo opinar con la mayor honestidad y para ello tengo esta columna. Aquí y ahora no puedo reflejar ambas partes. Tampoco lo haré a la hora de sufragar. Rechazaré la reforma pero no como una manera de rechazar al chavismo. Votaré NO como una manera de detener su aspiración a convertirse en el único poder en Venezuela. Rechazaré la reforma no porque no me gusta Chávez. Votaré NO para que entienda el verdadero carácter de la oposición: un alto porcentaje de ciudadanos que concebimos la democracia como un sistema de respeto y tolerancia, de pesos y contrapesos, de transparencia y responsabilidad.

No sé si ganará el NO. Pero quiero ver mi voto convertido en un reflejo del mapa del país. Aunque mi lugar en ese mapa esté más allá de las fronteras. Vivir en el exterior no me resta derechos, si acaso, limita mis experiencias. Todo el internet y el cable del mundo no pueden llevarme a sentir lo que está sintiendo la gente en las calles. El olor de las frutas, las lacrimógenas y la incertidumbre no viaja virtualmente. Pero tantas información me permite entender, como a miles de otros venezolanos más, que en la diatriba de votar o no votar hay una decisión de fondo más grande: la de actuar por algo que nos duele, nos toca, nos interesa.

Será extraño votar este domingo, como lo ha sido desde el 98 votar en Miami. Uno se siente rodeado de compatriotas, envuelto en la ilusión de estar muy cerca del epicentro de las cosas. Y a la vez tan lejos.

Voy a votar porque espero hacerlo siempre. No votar es un error No tengo secretos. Votaré NO.

Eli Bravo
El Universal
elibravo@bellsouth.net

Vota o muere

En las últimas elecciones presidenciales de Estados Unidos el popular cantante, actor, empresario, diseñador de moda, cuarto bate del equipo y novio de la madrina, Sean "Puffy" Combs, creó una campaña llamada: Vota o muere, con la finalidad de concientizar a los jóvenes norteamericanos dándoles a entender la importancia de elegir en una sociedad democrática.

En Venezuela la abstención es el enemigo a vencer; históricamente los niveles de personas que no acuden a las urnas de votación tienden a ser elevados, eso sumado a los llamados a no votar de ciertos dirigentes opositores y la apatía con la que la gente asume un proceso de elección (apoyen al Gobierno o no), crean un verdadero problema al momento de legitimizar un proceso.

Soy un defensor del voto, en mi casa me enseñaron desde pequeño la importancia de elegir inteligentemente, con conciencia; pienso ir a votar este dos de diciembre y decirle NO a la reforma constitucional y quiero que ustedes me acompañen, no importa cuál es su preferencia, no importa si está de acuerdo o no con la reforma, lo que importa es que vote, que salga a defender su derecho, que cumpla con su deber.

La salida electoral es la única que vale la pena, soy un defensor de la democracia y una de las armas más poderosas de este sistema político es el voto, así que vamos a votar. Los que estamos en contra hagámoslo porque no queremos un presidente vitalicio, porque queremos expresar nuestro desacuerdo con este gobierno revolucionario, y los que apoyan el SÍ que salgan a expresar su opinión, en este país aún se puede hacer eso.

La campaña "Vota o muere" logró que aumentara la participación de los jóvenes en los procesos electorales en EEUU. Nosotros estamos ante una encrucijada mayor, es nuestro futuro el que está en juego. Vota o muere.

Andrés F. Schmucke G
El Universal
andyfsg@globovision.com
http://theandrewshow.blogspot.com

23 noviembre 2007

¿Votar o No Votar el 2D?

Uno de los grandes problemas de la Oposición de "Comiquitas" que tenemos en Venezuela, es que en contadas ocasiones se ha podido unir y ponerse de acuerdo. Me pareció interesante abrir esta nueva sección (con un poco de retraso, lo confieso), para recoger las variopintas opiniones de personas que se dicen de Oposición, referente a qué acciones van a llevar a cabo en los próximos días. Entonces, el ciudadano opositor (u oposicionista, de acuerdo al Régimen y a sus adláteres) no sabe qué puede o qué debe hacer. Un grano no hace montaña, en la Unión está la Fuerza, y otra serie de dichos se pueden traer a colación al respecto...

A votar NO

Un amigo que ha apoyado a Chávez me comentó que esta vez votará por el NO, porque no está de acuerdo con la reelección continua. Un estudiante, ferviente opositor, me dijo que no hay que votar porque el CNE prepara un fraude. Así está el país. A punto de desperdiciar una oportunidad de oro de detener la reforma por el intento de promover la abstención en el referendo. Si la gente sale a votar es claro el triunfo del NO.

Cogidos en nuestras propias debilidades hemos inventado artilugios para no reconocer que Chávez ha representado la mayoría del país que pedía a gritos un cambio. Y el país cambió: ahora tenemos un modelo económico basado en la presencia absoluta del Estado en la economía y en lo político, la extinción del bipartidismo y la emergencia de nuevos actores. En 1963, la izquierda, el PCV y el MIR, llamaron a sabotear las elecciones y la participación fue de 90%, con lo cual ambos partidos quedaron aislados para luego legalizarse y participar en las elecciones. Chávez, quien promovió la abstención en 1993, se dejó de cuentos y armó un partido que ganó las elecciones en 1998.

Sin un sector del chavismo no es posible salir de Chávez, por ello el mensaje debe ser inclusivo y los llamados a "marcha sin retorno" carecen de sentido. ¿Sin retorno hacia dónde? Hay gente que votaría NO, porque no le gusta la reforma, pero no está dispuesta a embarcarse en una aventura para sacar a Chávez en este momento y a esos es a quienes hay que atraer por su descontento con el Gobierno. Recuerden el caso de López Obrador en México quien perdió ajustadamente y llamó a tomar la Ciudad de México porque Calderón era un presidente ilegítimo. Calderón es el presidente de México y el plantón en el Zócalo mexicano se desgastó y acabó en un rotundo fracaso. La abstención es el principal aliado del Gobierno. Por ello hay que salir a votar NO, a pesar del ventajismo.

José Guerra
El Universal
joguerra@gmail.com

La estúpida abstención

Si no vas a votar eres un estúpido. Lo único válido es votar por el NO e impulsar a los demás a que lo hagan. Es la moda del momento. Ya no se trata siquiera de votar, ganar y cobrar como en diciembre del 06. Ahora es votar para impedir la imposición constitucional con la cual quieren implantar el socialismo positivista del siglo XXI.

Y si no votas pasarás a engrosar la lista de los grandes culpables de la tragedia que vive Venezuela. La de quienes no se abstuvieron en 1998 y contribuyeron al triunfo del JU y que luego, al convertirse en abstencionistas son igualmente culpables de sus triunfos. De manera que el gran enemigo es la abstención

Pero todos estos señalamientos se vuelven polvo cuando se saca a relucir el caso del 04D-05. Se decide colectiva y espontáneamente no concurrir al "pasquín electoral" y la cifra de abstención alcanzó alrededor del 85%.

Entonces dejó de votar lo que genéricamente se llama "sociedad civil", a la que se sumó "la sociedad política", los partidos de "las oposiciones". Las cifras oficiales de esta alarmante abstención aún no han sido publicadas por el CNE.

Este es un evento que muchos quisieran tapar porque se convirtió en un enemigo que acusa. En ese momento el colectivo decidió no contribuir más con el fraude electoral permanente montado en este ex país, no avalar otra experiencia como la padecida el 15Ag.-04 cuando Chávez recibe la gran legitimación después de haber pasado por la más profunda crisis.

Y ante la contundencia de la decisión colectiva y rotas las posibilidades de un acuerdo-negociación con el régimen, "las oposiciones" se vieron obligadas a acompañar al abstencionismo de la sociedad civil.

Pero una vez que se produce tan imponente resultado, todo el aparato político-institucional entiende que ha surgido un enemigo que debe ser combatido en forma terminante y radical. Porque si una abstención de esta naturaleza se hace permanente, materialmente acaba con el instrumento fundamental del "juego democrático".

Y los factores o intereses que tienen que ver con el poder entienden que se les arrebata el mecanismo mediante el cual pueden llegar a obtener los propios comandos de la sociedad y con ello los beneficios que se derivan de esta acción.

De modo que la abstención se vuelve enemigo principal para "los oficialismos" y "las oposiciones". Se trata de no perder el instrumento base de control político que permite incluso hacerle creer al soberano que es quien todo lo decide a través del voto universal, directo y secreto.

Unas estructuras políticas que para el JU no son más que "un instrumento para el fin supremo de la revolución" (JU, Instal. Círc. Bolivarianos, Dic.-2001) y que una vez establecida a través del voto, lo sustituirá por un tal poder popular que "no nace del sufragio ni de elección alguna", sino de la condición de los grupos humanos organizados como base de la población" (Reforma, Art. 136).

De allí que no se debe jugar, por ahora, ni con el santo, que es el poder electoral, ni con la seña que es específicamente el voto y el cual hay que cuidar a toda costa, para que no siga tomando cuerpo una abstención que de insignificante en 1958 llegó hace ya dos años a más del 80%.

¿Quién puede tener un interés concreto-histórico en acabar con el negocio y ficción electoral?

Es la vieja política incapaz de entender que en la medida en que ha aumentado el desencanto-frustración por la llamada democracia, el colectivo ha arreciado en sus protestas contra las reglas de juego que tienen su epicentro en el voto.

En el 98 aumenta la votación porque se impone el rechazo a las fuerzas que refieren un mayor e irrecuperable vacío. Pero ya para el 15/12/99 el rechazo se hace presente y un 55% por ciento se abstiene de votar en el referendo consultivo para la aprobación o rechazo de la constitución bolivariana.

El régimen entendió desde ese momento que debía procurar mantener en alto la confrontación para vender la imagen de una nueva forma en el propio ejercicio del poder. Y en cada una de las siguientes elecciones se procuró su contrario dialéctico y en todas resultó "triunfador".

En el presente cuenta también con su oponente. Y esto permite apreciar la forma como se monta un triunfo electoral. Por una parte, la empresa oficialista del voto cuidadosamente financiado, administrado y en plena función, garantizando la estabilidad de la "revolución".

Por otra, el voto de "las oposiciones", descolgado y enfrentado, sin elemento alguno que sirva de catalizador de y para la unidad. De allí que cada día haya mayor dispersión y frentes.

El 15Ag.-04 el colectivo se convence del papel al cual se le ha llevado y de cómo se le ha convertido en simple legitimador del régimen. Ahí surge la decisión abstencionista que comenzó a ser enfrentada el propio 05D-05 cuando el jefe único pone a un lado el 12% que obtuvo en las elecciones para la AN y convoca a la lucha por los 10 millones para las elecciones presidenciales del 03D-06.

"Las oposiciones", sin hacer examen público de lo ocurrido, se dan a la tarea de organizarlo todo para ofrecerle al GP su contrario en las elecciones que terminarían de legitimarlo. Y a este respecto el oponente cumplió con todas las exigencias de un buen legitimador: declaró que su derrota se produjo en limpios y transparentes comicios.

En la actualidad la dirección es exactamente la misma: se le proporciona al JU su plano de confrontación para que haga valer todo su potencial en unos comicios de una pulcritud reconocida. Y en ese "limpio escenario", el 02D-07 se producirá el triunfo del SÍ supuestamente por culpa de "la estúpida abstención".

Una interpretación perversa e interesada que pierde de vista que esta expresión del colectivo está llena de fuerza-futuro y de posibilidades para construir una historia diferente. Volveremos sobre el tema.

Agustin Blanco Munoz
El Universal
abm333@gmail.com

Difícil decisión

El próximo dos de diciembre, fecha notable en Venezuela, si no sucede algo extraordinario, tendremos que concurrir a las amañadas urnas electorales distribuidas en todo el país. El evento, que está viciado de inconstitucionalidad e ilegalidad, somete a consideración del pueblo venezolano una reforma de la Constitución que colide fuertemente con lo que establece la vigente, que el dictador hizo aprobar a su medida en 1999, y que ya no le satisface.

Muchos son los días y variados los argumentos que hemos analizado para llegar a la conclusión de que, si bien estamos siendo ofendidos por las autoridades de los diferentes poderes del país, la ciudadanía sólo tiene el arma del voto para expresar su opinión.

No votar es la garantía absoluta de una derrota y la legitimidad del proceso no se ve limitado por una deserción importante.

La propuesta que se somete a consideración de la ciudadanía es írrita, como tantas actuaciones oficiales, pues contradice disposiciones expresas de la Carta Magna vigente.

Es ilegal, pues se le somete a consulta de manera reñida con lo establecido en la normativa constitucional.

Es deplorable, pues sume a la sociedad venezolana en el ostracismo de un comunismo extremo que ha sido derrotado en todo el mundo.

Es inaceptable, pues viola principios fundamentales alrededor de los derechos que son universales e inalienables.

Es traidora a los intereses nacionales, pues de manera sibilina deja ver la trastienda de una confederación posible con Cuba y con otros países, que es muy bien analizada por el señor Emilio J. Cárdenas, anterior embajador de Argentina ante las Naciones Unidas, en un interesante artículo publicado en LA NACIÓN de Buenos Aires el lunes 19 de noviembre y que se puede leer en la dirección electrónica:

http://www.lanacion.com.ar/opinion/nota.asp?nota_id=963506&origen=premium.

Tenemos la esperanza de que el Tribunal Constitucional suspenda esta consulta, pues existen flagrantes violaciones que de no tomarse en cuenta, constituirán a dicho poder en cómplice de esta barbaridad.

Llegado el momento, a los electores no les queda otra opción que la de utilizar su única arma, el voto.

No hacerlo ya fue probado en la elección de los asambleístas, lo que produjo un Congreso que no sólo es unicameral sino que es monocolor y absolutamente sometido a los deseos del dictador.

Gracias a Dios, el estudiantado venezolano se ha constituido en el más inteligente y diligente opositor al nefasto régimen. Las elecciones llevadas a cabo el viernes último en la UCV con una concurrencia récord de más de la mitad de los electores y unos resultados que, números más o números menos, distribuyen a los simpatizantes del proceso en un veinte por ciento y a sus opositores en el ochenta por ciento restante. Los estudiantes de la principal casa de estudios superiores del país son un reflejo real y adecuadamente distribuido de las opiniones y preferencias nacionales. Esto quiere decir que la posibilidad de rechazar la propuesta de cambio a la organización social, política y económica de la nación es muy fuerte.

La dirigencia estudiantil de las más diversas toldas ha sobrepasado exitosamente a la depauperada dirigencia política de la oposición. Bueyes cansados y segundones que medran en los cementerios y purgatorios partidistas, son absolutamente incapaces de definir estrategias que permitan reconducir a Venezuela por derroteros cónsonos con los deseos y las necesidades nacionales.

A votar contra esta barbaridad y con la convicción de que llegaremos a buen puerto.


Rafael Diaz Casanova
El Universal
rafael862@yahoo.com

Hombres necios...

Los que cansados de ver burlada repetidamente nuestra voluntad electoral por un régimen autoritario, indecente y cínico, que ha desmantelado el andamiaje institucional del Estado venezolano y ha secuestrado todos los poderes poniéndolos de rodillas ante las ambiciones de quien sin rodeos ya ha planteado su pretensión de eternizarse en el poder como lo hizo su modelador y comandante en jefe Fidel Castro con su medio siglo de tiranía, con absoluto derecho hemos decidido NO VOTAR.

No manifestarnos ni estar presentes en los centros de votación ese 2 de diciembre, no es una actitud cómoda o irresponsable. Es la actitud que compete a los que hemos corroborado -como ustedes también- una y otra vez las malas mañas que acompañan cada acto electoral que Chávez y su "Proceso" requiere y motoriza. Porque sólo los necios pueden estar cantando fraude, denunciando violaciones y manipulaciones interesadas a los registros electorales, a los documentos y sistemas de identificación, a la custodia por parte de contingentes afectos al oficialismo, de material electoral, papeletas y comprobantes del voto ya emitido, a Smartmatic, al control absoluto de la Cantv, receptora de toda la data electoral, y cual borregos acudirle a la "piedra" del sacrificio...

Así a poco más de una semana del sepelio de la democracia, le recuerdo a los prepotentes figurones de esa oposición oficialista, la que sí cobró cuando prometió hacerlo en diciembre del año 2006, lo hizo sigilosamente y sólo con beneficio para ellos, que son desde la fecha "la divergencia" deseada, contada y sacralizada por el gran hermano Hugo y a los coautores que ahora son nuevos "disidentes", a todos que les calza bien la redondilla de Sor Juana Inés de la Cruz, dirigida a tanto hombre necio (o mujer en lo que compete a esto que escribo), que pretende satanizarme cuando:

"Bien con muchas armas fundo

que lidia vuestra arrogancia,

pues en promesa e instancia

juntáis diablo, carne y mundo"

Un mundo de estultez e inconfesables arreglillos...


Eleonora Bruzual
El Universal
ebruzual@cantv.net