09 noviembre 2008

De la civilidad a la barbarie

Al seguir la transmisión de las elecciones presidenciales norteamericanas sentimos una sana envidia al admirar el impecable comportamiento institucional del candidato perdedor, John McCain, y la humildad del ganador Barack Obama, demostrativos de la solidez democrática alcanzada por el pueblo estadounidense y de la fortaleza de sus instituciones. Tan pronto como se conoció la tendencia a favor de Obama, McCain reconoció con rapidez el triunfo de su contendor, a quien dirigió elogiosas palabras, a la par que manifestaba su disposición a seguir trabajando en favor de la libertad y del progreso de su país, hoy inmerso en unas crisis económica y financiera de grandes proporciones.

Sana envidia porque mientras veíamos en la pantalla del televisor esa formidable lección de democracia y civilidad, recordábamos el desplante de Chávez en su ejercicio atropellador del poder, cuando en el acto de traspaso del cargo de manos del presidente Caldera, golpeó la Constitución vigente de 1961, a la que calificó de "moribunda". Sana envidia al contrastar los respetuosos discursos de McCain y de Obama con las obscenas agresiones que Chávez dirige constantemente a líderes y partidos opositores y a cientos de grupos sociales que expresan su desacuerdo con las tropelías ejercidas desde el poder, ¿ustedes se imaginan a Obama gritándole "desgraciado" a McCain o al pésimo gobernante que ha sido Bush, o llamándolos ladrones, criminales y golpistas. Eso nunca podrá ocurrir en EEUU porque si el presidente o un alto funcionario ha engrosado su fortuna personal con recursos del Estado, será enjuiciado por unos tribunales independientes del Poder Ejecutivo, en contraste con la sujeción a la abusiva voluntad presidencial de los poderes en Venezuela ¿No es cínico y penoso escuchar a uno de los cuatro rectores chavistas decir que "la participación de Chávez en esta campaña electoral está apegada a las normas", cuando sufrimos hasta tres cadenas diarias y mítines transmitidos en vivo de hasta 6 horas continuas en VTV, en los que Chávez insulta y amenaza a los candidatos opositores; se desgañita a favor de sus "bacalaos" y utiliza recursos oficiales sin que ningún poder se inmute? ¿Conciben al alto mando militar norteamericano gritando "Patria, capitalismo o muerte"? ¿Podríamos pensar que Obama amenazase a los electores de los estados que votaron por McCain que no va a enviar recursos a sus regiones, o que ordenase inhabilitar políticamente a quienes puntean en las encuestas?

Cabe preguntarse entonces ¿por qué hemos llegado a la barbarie actual si tuvimos más de 40 años de democracia y durante varias décadas ayudamos a consolidar el sistema de libertades políticas en buena parte de nuestro continente? Las causas son múltiples y una de ellas ha sido el control de los poderes públicos que el militar (golpista) Chávez fue logrando, a los que ha utilizado para conformar un conjunto de leyes (habilitantes o emanadas de la servil AN, en su mayoría violatorias de la Constitución) que le otorgan una aparente legitimidad a sus actos inconstitucionales y represivos. Chávez ha puesto los enormes ingresos del boom petrolero al servicio de su proyecto hegemónico dentro y fuera de Venezuela y así ha "conquistado" a quienes, pudiendo haber engrosado las filas de la resistencia democrática, prefirieron enriquecerse o disfrutar de la lucrativa burocracia, como ha ocurrido con ciertos sectores de "izquierda", no pocos empresarios (incluyendo los de nuevo cuño, mejor conocidos como "boliburgueses) y un grueso número de militares, muchos de los cuales, sin méritos académicos y personales, han ascendido meteóricamente.

Chávez nos ha hundido en una barbarie caracterizada por la disolución de instituciones como el Parlamento, el TSJ, la Fiscalía y hasta la FAN, que tradicionalmente habían operado como contrapesos a los abusos del poder. Los notables políticos de Europa del Este que acaban de visitarnos, se fueron convencidos de que en Venezuela "hay un Estado totalitario en progreso evidente" y de que "es imposible calificar el gobierno de Hugo Chávez como democrático".

A pesar del dominio que Chávez tiene de los poderes que legislan, enjuician y castigan siguiendo los antojos presidenciales, afortunadamente todas las encuestas revelan que los venezolanos no queremos una dictadura, ni un régimen como el cubano. Y la mejor manera de demostrar nuestra voluntad de vivir en democracia es votar masivamente el 23 de este mes. Con nuestro sufragio masivo no sólo reconquistaremos gobernaciones, alcaldías y consejos legislativos regionales para atender la inseguridad, los huecos en las calles, la basura, la salud y la educación, sino que rescataremos la institucionalidad perdida que actuará de freno a los abusos cada vez más groseros e inconstitucionales de Chávez.

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