21 septiembre 2009

Irrealidad...

Huele a muerto". Así tan duro como suena, pero es. Un sitio de dolor, de agonía, de angustia y de excesiva realidad. Tan fuerte, que te llega por todos los sentidos. El olfato es quizás el más contundente, el que te hace caer en cuenta de lo inevitable. Tal vez por eso se empeñan el distraer el resto de la percepción haciendo maromas con la vana ilusión de que no te duela "tu muerto", que se te olvide que "te lo mataron" y que, lo que es peor aún, que no sepas cuando te lo entregarán para poder llorarlo a gusto: ¿Las razones? No hay insumos, patólogos o la lista de decesos "no naturales" es cada vez mayor.

La semana pasada esta noticia pasó debajo de la mesa en medio de un "menú informativo" cada vez más tortuoso. En la sala de espera de la Morgue de Bello Monte instalaron un televisor con un "dvd" para hacer "más grata" la estadía de los familiares de las víctimas con una buena peliculita. El resto puede esperar. ¡Qué se caiga el mundo, ca..! Lo que verdaderamente importa es el show. Tal vez hay quien pueda considerar este gesto como uno de los tantos "asuntos sin importancia" y quizás lo sea, pero el detalle está en que el gobierno, llámese alto, mediano o bajo, prefieren recurrir al expediente de la evasión que al de la acción. Tal vez piensan que, por ejemplo, colocando en el "dvd" para el disfrute colectivo alguna de las películas de la saga "Locademia de policía", los deudos puedan olvidar que unos indeseables mataron a su ser querido porque este régimen ha dejado que el hampa se haga de nuestras calles, de nuestras casas o de nuestras vidas. Pero el "show" debe seguir, pues. De hecho, es mandato del mandón. Es política de Estado. Ante todo el la espuma porque el contenido es cada vez más vacío.

No vamos a hablar de la carrera armamentista en la que nos han embarcado para vivir su film particular de Rambo, Pelotón, G. I. Joe o similar bélico con la tesis de la invasión inminente, esto también es parte de la irrealidad que también vivimos.

Tampoco insistiremos en el término "revolución" porque aunque suena épico, al final esa historia se convirtió no en la búsqueda de la igualdad, sino en el nacimiento de una nueva oligarquía de dinero fácil y escrúpulos evasivos.

Lo que sí advertimos en medio de este show es que se anuncia una nueva-vieja fase: "el derroche pre electoral". La sensación de opulencia, de bienestar, de alto consumo. La semana pasada algo adelantó el líder. Vienen medidas económicas: dinero para la calle, dólares baratos y un relanzamiento (otro) de las misiones. (Todas en una, con oleadas de cubanos inclusive). En fin: nada nuevo pero sí efectivo. Seguramente tendremos un nuevo capítulo del "más que amor frenesí", pero con el garrote a los medios y a la disidencia.

¿Después? Ya se verá... La realidad poco importa, lo trascendente, lo verdaderamente esencial es el show. Si lo sabrá el líder que hasta desfiló por la alfombra roja...

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