Desde su nueva oficina, bajo la mirada de guerreros y santos, con panorámica total de la ciudad y del gran cerro, el ciudadano Raúl Isaías Baduel concedió su última entrevista antes del referendo del próximo 2.
-Usted señala que la reforma constitucional es un golpe de Estado..
-Un fraude constituyente en curso y un golpe de Estado.
-¿Significa eso que, en caso de ganar el Sí se estaría consumando un golpe de Estado?
--Tengo la convicción y razones para pensar que el pueblo venezolano, masivamente, dará al traste con esas pretensiones de consumación del fraude constituyente en curso y del golpe de Estado contra la Constitución.
-¿Entendemos, entonces, que la única opción a ser acatada es la del No?
-Hemos manifestado nuestra vocación democrática, debemos ratificar esas palabras con hechos y respetar la voluntad popular. Sin embargo, la información que tengo, hasta ahora, me indica que la conciencia cívica y democrática del pueblo se hará patente y todas esas pretensiones serán derrotadas.
-¿Y si ocurriera todo lo contrario?
-Debemos, entonces, también en el marco del civismo y de la democracia, demandar que las instancias jurisdiccionales revisen ese proceso. Creo que desde el mismo Gobierno se pretende propiciar la desconfianza en el sistema electoral para que no asistamos masivamente a votar, ni defendamos activamente el voto participando, desde las primeras horas de la mañana, en las tareas de supervisión. La experiencia nos indica que la única trampa posible es propiciar la abstención y así impedir el triunfo del No a través de una participación masiva y de una vigilancia adecuada del proceso porque, además, en el cotejo de los votos es posible que, de manera deshonesta, se intente alterar los resultados.
-¿No resulta una contradicción decir que si gana el No se deben aceptar los resultados, pero que si el triunfo corresponde al Sí eso debe ser revisado "por las instancias jurisdiccionales"?
-Debemos seguir confiando en el TSJ. Como ciudadano todavía creo que los magistrados no van a mancillar su buen nombre y su reputación, así como el de su familia, por no proteger la independencia de los poderes y la Constitución. Al señalar que se debe defender activamente el voto por el No, no estoy negándoles, a quienes apuestan de buena fe por la opción del Sí, su derecho de acudir a las instancias jurisdiccionales. Pero sí ratifico mi deseo de que prive la sensatez y la cordura en un marco de civismo.
-Si estamos ante un fraude constitucional, gane el Sí o gane el No, ¿no estarán los resultados viciados de nulidad?
-Entonces nos asiste otra opción: interponer los recursos que declaren la inconstitucionalidad de esta propuesta y luego convocar al poder constituyente originario; es decir, una Asamblea Constituyente.
-¿Tiene sentido una iniciativa como esa en caso de ganar el No? ¿Para qué una constituyente si está vigente una Constitución que todo el mundo, incluyéndolo a usted, defiende con tanto ardor?
-Esta circunstancia de tan vital importancia para el país, entre las numerosas lecciones que nos ha dado, debe llevarnos a una dinámica política favorable a todos los sectores. Aprovechemos este impulso para mejorar y profundizar los logros obtenidos a través de este texto constitucional. No se trata sólo de obtener una victoria en la contienda de este domingo, sino de preservar los supremos intereses de nuestra nación. De lo contrario permanecería el riesgo de que se instrumente otra acción similar a esta, dirigida a arrebatarle al pueblo su poder originario. Si la norma puede ser mejorada en sentido progresivo, vayamos a una profundización. Así, por ejemplo, al revisar el artículo 348, referido a la iniciativa de convocatoria, encontramos que al dueño del poder, el pueblo, se le hace difícil y, en la propuesta de la mala llamada reforma, prácticamente inalcanzable el ejercicio de ese poder (convocar la constituyente). Mientras el señor presidente lo logra con una decisión en Consejo de Ministros y la Asamblea, con las dos terceras partes de su quórum, al pueblo se le establecen los requisitos más difíciles de instrumentar. Una verdadera contradicción que requiere de una profunda revisión.
-¿Una revisión con qué fines?
-Para darle fuerza, por ejemplo, a la abstención como arma de manifestación de voluntad política, como ocurre en los países que han avanzado en ese sentido. Si no se cumple el quórum adecuado o no se llega a niveles de participación que permitan hacer legítima una decisión, ésta no es aprobada.
--Eso sería así en caso de un triunfo del No, pero usted que conoce al Presidente mejor que el resto de los venezolanos...
-Creo conocerlo, la gente tiene la percepción de que conozco bien al señor Presidente.
-Por eso le pregunto: ¿se imagina usted al Presidente, el domingo por la noche, reconociendo su derrota?
-Tiene un gran compromiso como primer magistrado y servidor de la nación. En reiteradas oportunidades, de manera pública y notoria, ha señalado que se acogería a la voluntad mayoritaria del pueblo. Él debe hacerle honor a su palabra.
-Una cosa es el deber ser y otra la realidad.
-En ese caso estaría echando a la basura todo lo que se ha venido construyendo, como dice, en función del pueblo .
-¿No resulta más acorde con su propuesta de reforma (concentración de un poder ilimitado en el tiempo) que el Presidente niegue el triunfo del adversario o trate de cambiar los resultados?
-No tenemos todos los elementos para valorar la motivación que llevó al señor Presidente a ser el proponente original, pero después comprometió al Poder Legislativo y lo convirtió en coproponente de un auténtico arrebatón que se quiere perpetrar contra el poder constituyente.
-¿Descarta, entonces, usted la posibilidad o la necesidad de una intervención de la Fuerza Armada en una situación de conflicto?
-Muy pertinente su pregunta para señalar algo: he venido refiriéndome a la Fuerza Armada, pero en este momento, como ciudadano, sí quisiera hacerlo de una manera más directa y llamar a los profesionales de la Fuerza Armada, y a la Fuerza Armada toda, para que hagan honor a ese mandato que el pueblo venezolano les dio. La Fuerza Armada ha dado ya suficientes demostraciones de apego a la Constitución y a las leyes y por tanto no podrían hipotecar todo ese capital de estima y prestigio que han alcanzado, en el seno de la sociedad, por las apetencias de individualidades o de parcialidades. Yo había actuado de manera muy comedida, pero ahora sí, como ciudadano responsable, como soldado que soy, insto a la Fuerza Armada a que no mancille el honor de nuestra institución haciéndose cómplice de individualidades o de parcialidades porque el sentido apostolar que nos ha sido inculcado está al servicio de todos los venezolanos y venezolanas y a los supremos intereses y cometidos de nuestra nación. Hago ese llamado a la Fuerza Armada porque tengo la convicción de que todos sus hombres y mujeres están perfectamente claros en que no deben ser sumisos e instrumentar, sí, la obediencia debida y legítima a las órdenes apegadas a la Constitución y a las leyes.
-¿En qué caso específico debería producirse una intervención?
-Somos ciudadanos, la primera condición de todo integrante de la Fuerza Armada es la de ciudadano o ciudadana. De manera que con el resto de la ciudadanía se deben conjugar esfuerzos para dar al traste, como en abril del 2002, con las pretensiones de usurpar el poder establecido, el poder popular; es decir, el poder originario.
-¿Una usurpación sería el triunfo del Sí?
-Una usurpación sería pretender hacer pasar esta mal llamada reforma, que a todas luces es inconstitucional. Por tanto, reitero mi pedimento al TSJ y a sus magistrados para que tengan conciencia del daño irreparable que harían al Poder Judicial y a la institucionalidad misma del país, una mancha que mancillará su honor y reputación, así como el de sus familias.
-¿No ocurre en la Fuerza Armada lo mismo que en el mundo civil, donde hay una gran polarización?
-Podríamos decir que algunos no obedecen a ninguna razón de tipo ideológico o principista, sino a fines crematísticos. Otros podrían plegarse a cohonestar este atropello contra el pueblo, pero también tengo la convicción de que la mayoría de los hombres y mujeres de la institución harán honor a lo que hasta ahora han hecho siempre. Al Alto Mando Militar le corresponde la gravísima responsabilidad de no llevar la institución hacia el despeñadero y a mancillar el nombre de una institución que ha dado sobradas muestra de apego a la Constitución y a las leyes.
-Si la mayoría se apega a la institucialidad, no debería haber conflicto porque la historia demuestra cómo la FAN ha sido sensata a la hora de evitar enfrentamientos dándole la razón a la mayoría.
-Esas razones son las que me motivan siempre a hacer manifiesta mi posición de que priven la sensatez y la cordura. Como soldado que soy, en posición de retiro, pero habiendo tenido el honor de escalar las más altas jerarquías, me llevan a la conclusión de que prevalecerán la sensatez y la cordura. Reitero, como ciudadano, mi llamado a la institución para que no mancille su buen nombre.
-¿Pasaría, entonces, algo similar a lo ocurrido el 13 de abril del 2002?
-Eso son los elementos que ahora me han llevado a hacer un paralelismo con los hechos de abril del 2002 cuando pueblo y soldados, soldados y pueblo, en definitiva uno solo condujimos de manera exitosa la operación Restitución de la Dignidad Nacional, que dio al traste con las pretensiones de la junta de facto mayor precisión que había usurpado el poder legítimamente constituido.
El Universal