Las últimas decisiones políticas (como la inminente eliminación de los sindicatos y la supresión de los derechos laborales de los trabajadores); las leyes aprobadas precipitadamente estos días por la AN chavista (de las que se borra la propiedad privada para privilegiar la propiedad "comunitaria"); los propósitos anunciados por la presidenta del TSJ (entregada a la eliminación constitucional de la autonomía y de la división de los poderes públicos); los anuncios del "esbaratador" Aristóbulo Istúriz sobre la desaparición de gobernadores y alcaldes para dar paso a las "comunas", y la pública confesión presidencial de "soy marxista", anunciada interna y externamente, ya no dejan lugar a la más mínima duda: a Chávez solo le faltan algunos detalles para materializar en Venezuela el modelo comunista cubano, con sus secuelas de hambre, destrucción y perpetuación en el poder. ¿Qué otra cosa serían las "comunas" sino el comunismo enunciado de manera solapada, como inteligentemente apuntaba estos días la colega Argelia Ríos?
Chávez tiene mucha prisa en ultimar los detalles que le faltan para convertir a Venezuela en un Estado comunista (aunque eufemísticamente lo llamará, por ahora, "estado Socialista"). Esa urgencia viene justificada por los resultados que registran las encuestas: 70% de los venezolanos quieren que Chávez entregue el poder en el año 2012, cuando concluya su período constitucional. Además, cerca del 70% de la población no votaría por el chavismo en las parlamentarias, para así garantizar una AN plural. Con tan insalvables obstáculos es imposible que el aspirante a estar en el poder hasta el 2021, esté pensando en utilizar el voto como mecanismo para permanecer en Miraflores (así sea obscenamente controlado por un CNE chavista). Cierto que el voto, aún fraudulento, es más legitimador que las maniobras inconstitucionales que está aplicando Chávez para seguir en el poder, pero a estas alturas de la mimetización presidencial con amistades tan contagiosas como las de sus panas bielorruso, iraní, libio, cubano o zimbabuense, poco importan las apariencias. Así que, a pesar del oportuno recordatorio de Globovisión en su memorable "usted lo vio", en donde el derrotado Chávez aparece anunciando que hasta después del 2012 no podrá ser sometida otra vez a consulta popular la Reforma recién derrotada y a la cual él no renuncia, decidió pisotear la "mejor Constitución del mundo" y ordena a su incondicional AN aprobar leyes que ponen inconstitucionalmente en vigencia las reformas rechazadas por el pueblo en el referendo de D2007. Con el argumento de "eliminar normas contrarrevolucionarias" y "allanar así el camino para la construcción del socialismo del siglo XXI", en 2009 han sido aprobadas leyes inconstitucionales como la de la FAN; de Educación; de Tierras Urbanas (un asalto al derecho de propiedad de la tierra y el camino para acabar con la agricultura y ganadería nacionales) y la de Consejos Comunales (en la cual lejos de "dar el poder al pueblo", los consejos quedan a merced de los caprichos presidenciales). A medida que crece el rechazo al Presidente los poderes se pliegan a Chávez en su decisión de suprimir los obstáculos institucionales que ralentizan la conversión de Venezuela en un país comunista. A través de leyes como las de Planificación Pública, del Poder Popular y la de Propiedad Social no solo dejan abierta la posibilidad de modificar la división político-territorial de Venezuela (en la que está previsto "esbaratar" gobernaciones y alcaldías), sino que "las comunas" se encargarán del modelo económico.
Para frenar la resistencia social, el Gobierno niega el indulto a los presos políticos (y sí a presos comunes) y trata a la valiente jueza Afiuni como si fuera una asesina, para acabar con las protestas laborales (por ahora asistemáticas) Chávez decreta una Comisión Presidencial a través de la cual quedan eliminados los sindicatos y la contratación colectiva. Será el jefe del Estado quien, sin consultar con nadie, decidirá sobre los incrementos salariales.
Si los sectores perseguidos por Chávez (v.g. los atemorizados empresarios de la Costa Oriental); o los trabajadores petroleros y de Guayana se resignan ante el miedo de la represión; si los estudiantes protestan una vez al mes en la Plaza Brion por el saqueo oficial a las universidades; si los partidos son incapaces de protagonizar una resistencia unitaria contra las inhabilitaciones políticas, la inmoralidad del CNE y la violación de los derechos humanos; y la sociedad civil cree que la protesta le corresponde sólo a los partidos, en la próxima Navidad muchos venezolanos estarán en Miami atendiendo gasolineras y cuidando carros y la mayoría harán cola en Miraflores para recibir un mendrugo de pan mientras gritan "Patria Socialismo o Muerte". Mirémonos en el espejo cubano.