22 junio 2007

El totalitarismo suave, el baile y la reconciliación

Una parte de los estudiantes que en la actualidad están en plan de protesta, tomó la iniciativa de invitar al GP a dialogar y a bailar. Esto se hace en el marco del llamado general a la reconciliación. Un objetivo sobre el cual es necesario hacer algunas precisiones. ¿Es por esa vía como se pretende enfrentar el mando-poder que hoy tiene vigencia en este ex país?

Todavía hay aquí quienes exigen respeto a los derechos constitucionales. En particular se pide que no se atente contra los derechos civiles y específicamente que no se avance en el proceso de vulneración de la libertad de expresión. Se admite de este modo, de manera implícita y con un razonamiento que se afianza en los postulados democráticos (que aquí no rigen) que el cuadro planteado puede resolverse con la rectificación de las líneas de acción trazadas por el presente régimen.

Y por esta vía se llega a creer en la posibilidad de lograr la reconciliación nacional en un clima de paz y convivencia. En este sentido, lo que nace como una abierta protesta contra el cierre de RCTV, que en sus inicios se le reprime porque se le ve como "la mecha suave" que esconde un plan golpista dimensional, luego, en cuanto se aprecia su real dimensión y su carácter de reclamo espontáneo que tiende a hacerse cada vez más fuerte, se le aplica la técnica de la absorción que permita inocular y convertir progresivamente en inofensivo el planteamiento.

Surge de este modo la proposición de los ya conocidos debates que en la práctica crean la imagen de una posible y hasta inmediata reconciliación. El planteamiento inicial pierde fuerza y pegada cuando se le copa de espacios para una "confrontación democrática de ideas y proyectos", no porque esto tenga algo de malo en sí mismo sino porque comienza a sustituir la protesta por el espectáculo. La calle por el circo y la pantalla.

Se lleva a los jóvenes coordinadores de las protestas a nivel de los políticos que en los últimos tiempos entendieron que sin cámaras de televisión no se concibe la actividad. Se persigue de este modo poner la protesta en el "nivel que le corresponde": muchachos contra muchachos. Porque la "política adulta" es otra cosa. Se organiza de este modo las escenas planteadas como debates en los espacios que cuentan con los preparativos y recursos oficialistas.

De este modo se tiende a quitar de la agenda de la discusión cuestiones esenciales como la relativa a la libertad de expresión: protestas por la carencia de algo que abunda y de lo cual disfrutas. Esta es la trampa que se le monta a "los espontáneos" en la Asamblea Nacional.

Y mientras la atención se concentra en los "debates juveniles" la protesta deja de fijar la atención en la calle para ponerla en la organización del próximo debate que le permitirá de paso a los medios vender un buen producto por cuanto en el fondo reproduce la confrontación.

El plan de mediatización está tan claramente establecido que su dirección a esta hora corresponde directamente al GP. Por esto en cada una de sus comparecencias alude al fenómeno, haciendo hincapié en la solvencia, formación y calidad oratoria de sus muchachos.

Pero llega a reconocer que del lado de los agentes de la "mecha suave" hay algunos que pasan el examen hasta en el baile que se produjo en el principal canal del oficialismo en el marco de un debate. Pero lo que le interesa es festejar el camino del espectáculo que decidieron imprimirle al movimiento en ciernes. Y esto es a la vez muestra de democracia y libertad de expresión.

Y si las cosas se plantean de esta manera, ¿cómo puede entender el colectivo que este sea un régimen autoritario-totalitario? Son muchas las actuaciones de "las oposiciones" que en el pasado reciente han contribuido a desdibujar esta realidad. Pongamos apenas el ejemplo del reconocimiento a "los limpios y transparentes resultados de las elecciones del 03-12-06".

Pero hoy el movimiento que tiene tanto de espontáneo y que le cambia internacionalmente la imagen que se había vendido del régimen, comienza a recoger sus palabras cuando entra a formar parte de una gran comparsa en la cual es tal el nivel de acercamiento, camaradería y comunicación que los actores del propio debate político terminan echando un paso.

Por esto puede verse como una exageración hablar de autoritarismo-totalitarismo. Para muchos políticos, analistas y observadores aún estamos lejos de esta posibilidad porque se puede hablar, manifestar y hasta aparecer en algunos medios de comunicación, sin que eso signifique exponerse a penas corporales como las que se aplican en tiempos de Hitler o Mussolini.

Caemos de este modo en el viejo trasplante de esquemas. Y cuesta entender en este sentido que el régimen vigente viene a corregir incluso errores cometidos en Cuba. En este sentido, la concentración de poderes en manos del "salvador" ha sido progresiva, igual la persecución, el establecimiento del miedo-temor-angustia, el ablandamiento de voluntades que conduce a la compraventa presidida por una jugosa tarifa.

Es la búsqueda del control total de una sociedad a la cual se le impone la figura de un hombre hecho dios, a quien debe acostumbrarse y rendirle todo tipo de culto porque es el llamado a gobernar esta sociedad mientras lo desee. Es acomodarlo todo para sustituir el más mínimo vestigio de democracia por el socialismo totalitario que prevaleció en el llamado "socialismo real" y del cual aún quedan muestras.

Por supuesto que no es una tarea fácil y que son muchos los problemas y obstáculos que enfrenta y enfrentará el proyecto totalitario para someter a una población ganada para la democracia, aunque ésta no sea completa y esté llena de vicios. Pero el avance del "modelo social-totalitario" no se va a detener. Ahora nos conducen hacia la constitución que no sólo lo decretará sino que especificará sus rasgos y tiempos.

Este ex país, y Venecuba en su conjunto, será conducida, en consecuencia, a un bloque en el cual se da por descontada la participación iraní, de un discutible pluralismo en el cual prevalecerá el objetivo del avance y consolidación de un régimen totalitario con sus especificidades.

Hay todavía quienes dicen que si así es el totalitarismo, que si se limita a execrar gente por firmar contra el presidente, reducir cada vez más la libertad de expresión pero respetando el derecho a la vida, entonces es un régimen suave que es admisible. No importa, por ejemplo, el cerco policial a la Copa América o que se impida manifestar ante los ojos del mundo.

Esperemos que estas ingenuas respuestas no lleguen a chocar con la práctica del exterminio que ya existe y que puede ser llevada al territorio de la política. No parece que es hora de celebrar y bailar sino de reflexionar y actuar en dirección al rumbo que establece el porvenir.


Agustin Blanco Muñoz
El Universal
abm333@gmail.com

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