28 junio 2007

Teoría de la conspiración

El marxismo es una visión paranoica del mundo, pues lo considera dividido en dos polos irreconciliables (burguesía vs proletariado) "sujetos históricos" que se comportan como si fueran individuos y que pasan la vida metiéndose zancadillas hasta la victoria -o la derrota- final.

La infinita gama de lo que Kant denomina "oposiciones reales", millones de millones de intereses que se cruzan y que no obedecen a ningún plan ni engarzan en bipolaridad alguna, sino en la diversidad de lo real (conflictos entre parejas o entre padres e hijos), pasa a ser, según la paranoia histórica, parte de una gran estrategia que deciden cinco personas en un cuarto lúgubre o esplendoroso. El Departamento de Estado es demiurgo de estas conspiraciones que también millones y millones de marionetas en el globo siguen mansos, manipulados, sin capacidad crítica, fuerza moral ni raciocinio alguno, cada vez que Condoleezza Rice aprieta una tecla. Como todos los movimientos totalitarios son parecidos, los nazis desempolvaron los apócrifos Protocolos de losSabios de Sión, el terrible esquema judío para apoderarse del planeta.

Los medios de comunicación y la CIA, que "manipulan" a su antojo a megamasas de seres humanos, son los Sabios de Sión del totalitarismo izquierdista. Y otra perversión del entendimiento: como los revolucionarios, quien sabe por qué y contra toda evidencia, se consideran representantes del altruismo, el progreso, la justicia, los pobres, la honestidad y en síntesis, el bien, los que se les oponen son encarnaciones de la reacción, la iniquidad, los ricos, la deshonestidad, el egoísmo y en síntesis, el mal. No importa que el comunismo y el nazismo, como decía un poeta, hayan sido lo más parecido posible al infierno, pero un poco peor; ellos se creen "buenos".

No se trata de ignorar ingenuamente conspiraciones y manipulaciones por doquier, sino que la eficacia de éstas para mover el mundo es muy limitada. Alguien puede conspirar para mover a su antojo un país, un partido, un grupo, su pareja o su hijo, pero ¿cuánto dura la víctima en comprender lo que pasa? Abraham Lincoln dijo que "puede engañarse a una persona todo el tiempo y a todos por un momento, pero nunca a todos todo el tiempo". Aun así los conspiradores y golpistas bolivarianos, ante cualquier rechazo a sus inmensas estupideces, responden denunciando conjuras. Recuerdan aquella humorada de Yogui Berra repetida por Woody Allen: "que yo sea paranoico no niega que me estén persiguiendo".

El engaño colectivo perseverante es de los tiranos que controlan la información, otra vez, los totalitarismos. En Cuba, por ejemplo, y sin embargo la gente, más que engañarse, se fuga en masa.

Carlos Raúl Hernández

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