Bajo el buen augurio de un esplendoroso sol tropical, el liderazgo universitario de nuestro país realizó una espectacular asamblea estudiantil casi exactamente a cuatro décadas del lanzamiento de "Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band", con un cierre musical de lujo a cargo de Soledad Bravo, quien reinterpretó "La canción del elegido" dedicada a Nixon Moreno, el líder estudiantil acusado por el Gobierno de haber amenazado sexualmente a una policía merideña.
Confieso que me da envidia cochina no haber vivido algo parecido cuando pululaba por el campus en mi confusa etapa universitaria. Tampoco jamás participé en la redacción de un manifiesto. El sueño de todo grupo de muchachos grandes que quiere cambiar el mundo es redactar un manifiesto -como el comunista y el surrealista-, y Stalin tuvo la dicha de leer el "nuestro", y que Stalin, Nixon y Yon me perdonen la parejería, pero si son nuestra dirigencia estudiantil, tengo derecho a que el manifiesto sea un poquito mío, ¿no?
Como comentario aparte, algo muy malo debimos haber hecho en los últimos 30 años, para que una generación haya terminado con nombres tan aparatosos.
Pues nada. Hasta ahora nuestros héroes juveniles avanzan con buena voluntad, pero muy erráticos. Entraron en una pelea que puede quedarles grande, pero que no podían eludir. El retiro de la concesión a RCTV exige una posición firme de cualquiera que pretenda salvaguardar los principios sustanciales de una democracia. Pero, nuevamente, la maquinaria publicitaria populista gubernamental está aceitadita. Los dirigentes juveniles del socialismo siglo XXI son unos aviones. Mientras aquellos juegan a comerse la flor, otros practican la escalada de cerro. Espero que el día del examen-debate, los chicos hayan estudiado mucho.
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