07 julio 2007

Debate, tolerancia, respeto...

Creíamos haberlo visto y escuchado todo en esta anacronía petrotropical. Pero resulta que no. De las trincheras del totalitarismo del siglo XXI asoman algunos pontificadores. Están uniformados de perdonavidas. Vienen armados con un discurso de ficción. Disparan fuego cruzado: lisonjas pero también reproches. Pretenden seducir con ello a un sector de la sociedad que se resiste al acatamiento sumiso, como lo hacen ellos, de los designios de quien pretende erigirse en opresor vitalicio.

Ese país contestatario, pero democrático, que alguna vez fuera minoría y que, cuando lo fue, estuvo sometido por la secta dominante a toda clase de infamias, vejaciones y discriminaciones, está pasando a ser la gran mayoría del país. A los escuálidos, como alguna vez fueran tildados despectivamente, se suman hoy millares de devotos del "proceso" decepcionados de comer coba y esperar en vano. Asqueados de tanta incompetencia, corrupción, intolerancia y violencia. Temerosos del autoritarismo en marcha.

El debate que plantean estos "conciliadores" rojo rojitos no es el que aspira-necesita el país. No tendría utilidad discutir (sólo) sobre el respeto, la tolerancia y la aceptación del contrario cuando a los ciudadanos no se les garantizan sus libertades y derechos fundamentales. Cuando el estamento gobernante-excluyente viola permanentemente la constitución y las leyes. Cuando reprime o sanciona con cárcel el derecho al disenso. Cuando conspira en secreto para diseñar una constitución que sólo sirva a los intereses totalitarios de una persona.

El irrespeto comenzó cuando la camarilla en el poder emprendió el avasallamiento del sector que no le era afecto y cuando resolvió imponer por la fuerza un sistema autoritario militarista contrario a los valores venezolanos. La conflictividad posterior es consecuencia de ese atropello y se afianzó cuando ese otro segmento social salió a exigir sus derechos y se plantó en defensa de la democracia.

Sí, hay un gran debate pendiente: Sobre la libertad de expresión. Sobre el sistema de gobierno que conviene al país. ¿Queremos vivir en democracia plena o en dictadura comunista? ¿Deseamos libertad, pluralidad, justicia y paz o, impunidad, listas "Tascón", socios forajidos, guerra asimétrica y muerte? Sí, hay que discutir hacia dónde nos lleva el proyecto castrochavista o que sería de Venezuela con garantías jurídicas, propiedad privada garantizada, buena educación y salud, seguridad y vivienda, instituciones independientes, economía diversificada, etc.

Sí, hay que debatir. Sobre democracia. Cómo ejercerla y perfeccionarla. Cómo nos beneficia e incluye a todos. Cómo nos reconcilia y respeta en la diversidad. Ya basta del repique que pone a los periodistas y estudiantes chavistas como buenos y a los que no comulgan con el "proceso" como malos.

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