11 julio 2008

Con rumbo fijo al precipicio

¿Y qué si nuestro Simón Bolívar, aparte de todo lo grande que ya sabemos que fue, hubiere además sido el Warren Buffett de su época y habiendo con gran tino comprado unos campos petroleros en Texas hubiese legado sus resultas a sus compatriotas venezolanos y que a cuenta de tal herencia estuviésemos recibiendo cada uno de nosotros en estos momentos 350 dólares mensuales? ¿Habría algo malo o amoral con ello?

Y si en tal caso se apareciesen unos políticos y nos quitan esos $350 dólares a todos los venezolanos, hasta a los más pobres, con la madre de los impuestos recesivos… ¿habría un alzamiento popular basado en esos sentimientos descritos en Venezuela Heroica o nos quedaríamos tranquilos, como dopados, en nuestra Venezuela sumisa?

Digo lo anterior por cuanto eso es justamente lo que ha pasado en nuestro país donde sin existir un registro de haberse debatido o votado el asunto, el Estado simplemente se ha apropiado de las resultas del petróleo, sin más argumentos que un "así son las cosas"… "legados jurídicos de la corona"… habiendo además demostrado no ser capaz de sembrar tales resultas para que generen algo razonable.

En este momento existen tres inmensos y venezolanísimos problemas que obstaculizan cualquier solución económico-política que se le quiera dar al país para salir de las arenas movedizas donde se encuentra entrampado y agónico.

1. Las inmensas resultas del petróleo que le entran al Estado son usadas como instrumento de dominación política y claramente desbordan la capacidad del gobierno para sembrarlas de manera que puedan rendir frutos.

2. La insolencia social de mantener unos precios de gasolina con los cuales aparte de dar las señas económicas completamente equivocadas se transfiere vía la madre de los impuestos regresivos más del 10% del PIB de los que no tienen nada a los que poseen ese titulo de accionista llamado carro que les permite cobrar su dividendo petrolero.

3. Que ni los del gobierno ni los de la oposición que aspiran dirigirnos ni ven el problema anterior ni mucho menos se atreven a fijar posición sobre los dos problemas mencionados y con lo que queda establecido que los unos y los otros no son sino unos quítatetú-paraponermeyos.

Hace poco oímos al presidente devolverse sobre sus propias palabras y anunciar que para evidenciar la soberanía Venezuela no aumentaría el precio de la gasolina doméstica, a lo cual no se ha atrevido ni una sola vez durante su ya muy largo gobierno, pero tampoco oímos la oposición levantar su voz para comentar sobre la falta de soberanía que se evidencia con el no poder aumentar el precio de la gasolina cuando se debe.

En estos momentos, gane quien gane las gobernaciones y las alcaldías en noviembre, parece que Venezuela sólo podrá ir de mal en peor por cuanto se insiste en mantener rumbo fijo hacia el precipicio. ¿A estas alturas ustedes de verdad creen que lo que el país necesita y lo que importa es sólo que los servicios de recolección de basura funcionen?

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