Un día Hugo Chávez va con el padre de la iglesia de  su comunidad, y le dice tras el  confesionario: 
 - Padre, quiero  confesarme.
 - Claro hijo, ¿Cual es tu  nombre?
 - Hugo Chávez,  padre.
 - !Ah! El presidente.  Mira  hijo, tu si estas muy grueso, mejor vete al Obispado a confesar.
 Se va Chávez al Obispado, y le dice al obispo que se quiere  confesar.
 - Claro hijo, ¿Como te  llamas?
 - Hugo  Chávez.
 - ¿El presidente? No hijo,  yo no puedo confesarte porque tu estas muy grave mejor vete al Vaticano.
 Llega Chávez al Vaticano, y  le dice al Papa:
 - Su Santidad, quiero  confesarme.
 -Claro hijo mío. ¿Como te  llamas?
 - Hugo  Chávez.- ¿El presidente de  Venezuela?
 - Si su  Santidad.
 - Uy, Uy, Uy ! hijito, tu  si estas muy difícil hasta para mi. Mira, aquí a un costado del Vaticano hay una  capilla. Mejor ve ahí, y en esa capilla esta una cruz  gigante.
 Solamente allí te vas a  poder confesar.
Chávez llega a la capilla y enfrente de la cruz dice:
 Chávez llega a la capilla y enfrente de la cruz dice:
- Señor, vengo a  confesarme.
 Y Jesús le contesta: -  Claro hijo mío, ¿Como te llamas?
 - Hugo Chávez, mi  Señor.
 - ¿El presidente de  Venezuela?
 - Así es  Señor.
 - Hijo mío... solamente da  gracias, da gracias a Dios.
 Chávez extrañado le  pregunta:
 - ¿Gracias a Dios?, ¿Pero  gracias de que?
 - Si. Dale gracias  a Dios porque los judíos me clavaron aquí, porque sino bajaba y te sacaba a  coñazos de Venezuela. 
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