
Los sellos fueron diseñados, impresos y vendidos. ¡Estaba feliz y radiante! Sin embargo, en pocos días la felicidad se tornó en furia al oír quejas de que la estampilla no se adhería a los sobres.
El presidente convocó a los responsables y ordenó que se investigase el asunto. Los responsables realizaron pesquisas en las oficinas de Correos de todo el país y le relataron el problema al presidente: "No hay nada malo con relación a la calidad de las estampillas. El problema consiste en que la gente está escupiendo en el lado equivocado".
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