Ley Imperial Habilitante

Como decía alguien en estos días: Ave Chávez... Muy buena la visión de Cipriano Heredia.

Ley Imperial Habilitante

Como si no le bastara con tener el dominio pleno de todas las instituciones del Estado en sus manos, el nuevo emperador venezolano se hizo dar una Ley Habilitante para concentrar más poderes, con lo cual puso a la Asamblea Nacional en un plano absolutamente decorativo que bien debería traducirse en el cierre de la misma y en la renuncia -no sólo rebaja- del sueldo de los parlamentarios.

Ciertamente esta Habilitante es la novena que se otorga a un presidente desde 1958 para acá, pero también es, sin duda, la más burda, asfixiante, innecesaria y extensa que se haya conocido. De hecho, de acuerdo a los estudiosos de estos temas, sólo es comparable con la concedida a Adolf Hitler en 1933 por parte del también genuflexo Parlamento alemán de la época. Con este nuevo instrumento, el presidente podrá reglamentar desde las instituciones del Estado hasta la ciencia y la tecnología, desde la educación de nuestros hijos hasta la materia petrolera, desde la seguridad y defensa de la nación hasta el sistema de salud; es decir, desde lo más general de la política y la economía hasta lo más sagrado y particular de nuestras vidas personales. ¡Ah! y falta el detallito de que la habilitación es por un año y medio, por lo que estaremos metidos en una batidora a toda velocidad hasta julio de 2008.

Ahora bien, más allá de las muchas y muy importantes consideraciones jurídicas que podríamos seguir explicando, me parece pertinente llevar este tema al plano de la vida cotidiana del venezolano de a pie. ¿Servirá esta Ley para mejorar la situación de los trabajadores? ¿Ayudará a subir el nivel de vida en nuestros barrios? ¿Servirá para que los precios de la comida y otros bienes de máxima necesidad no sigan subiendo? ¿Conseguirá ahora empleo la gente desesperada que no halla qué hacer? Lamentablemente, la respuesta es un claro y categórico NO, y las razones para ello son poderosas.

Empecemos por el hecho de que el gobierno ha dejado claro que el sistema que persigue para Venezuela es el socialismo y que valora de manera especial el modelo cubano. A esto se suma que todos los anuncios hechos hasta ahora hacen entender que el socialismo a aplicar no es el de los partidos centristas modernos, sino una combinación de la socialdemocracia atrasada y el llamado "socialismo real" que conocimos en el siglo XX. Pues bien, estas recetas ya fueron probadas una y otra vez en varios países y el resultado fue siempre el mismo: fracaso total. Ya sabemos, entonces, que las nacionalizaciones frenéticas, las violaciones a la propiedad privada, la limitación a la libertad de empresa y la centralización de la economía en manos del Estado son garantía de que habrá miseria, hambre generalizada, escasez de bienes y mucho desempleo.

Por otro lado, la profundización del control del Estado sobre la riqueza y el negocio petrolero, no hará sino multiplicar los efectos nocivos que produce el esquema rentista, el cual a su vez ha impedido que Venezuela se desarrolle, a pesar de haber dispuesto de cientos de miles de millones de dólares en las últimas décadas. Mientras que el Estado siga siendo el dueño de la gallina ponedora y los ciudadanos dependan de él para comer, nunca saldremos del atraso y la miseria, al tiempo que seguiremos convirtiendo una inmensa riqueza en una increíble creciente pobreza.

Y por último, las tensiones políticas que genera tal acumulación de poderes y la clara vocación totalitaria y hegemónica del régimen, se suman a todo lo antes dicho para crear un ambiente poco favorable para las inversiones y el empleo, en detrimento de los más necesitados. Además, la forma irregular y alegre en que el gobierno ejecuta el gasto público está generando desde ya una espiral inflacionaria que no se sabe dónde terminará. De hecho, es sensible el aumento de los precios en lo que va de año.

Conclusión: esta Ley Habilitante traerá muchos problemas y pocas soluciones para el pueblo.

Cipriano Heredia

visionemergente@cantv.net

El Universal