El embajador de Estados Unidos, William Brownfield, negó que su gobierno esté preparando algún plan para derrocar a la administración del presidente Hugo Chávez, tal y como lo aseguró el jefe de Estado esta semana.
Apoyándose en una lista, el diplomático replicó: "Durante los últimos seis meses mi gobierno ha sido acusado de magnicidio, invasión, golpe de Estado, divisiones dentro del MVR, de orquestar una campaña por parte de la oposición, de las inundaciones en Vargas, de los atentados en Carabobo, del asesinato de un fiscal, de un complot contra los niños en Halloween, de la bajada de la producción de Pdvsa, de una campaña por parte de los medios de comunicación internacionales, de buscar que México, Brasil, Perú, Nicaragua y la CAN tomen posiciones específicas, de la abstención en las elecciones de diciembre, de presionar para que los observadores internacionales criticaran al Gobierno, de planificar un ataque contra mí mismo, de elegir a los candidatos de la oposición, de espiar, de organizar una huelga de transporte, de comer excesivamente la reina pepiada, de apoyar al separatismo en Zulia, del sicariato, de reunirnos con los paramilitares en el Ávila, de financiar a la oposición y de aprovecharnos del asunto de RCTV, sin contar otras 50 o 60 acusaciones. Señores, el gobierno de EEUU es un gobierno serio, quiere tener las mejores relaciones posibles con todos los gobiernos del mundo".
Rechazó que se pretenda culpar a su país de todos los males del mundo, porque "los 300 millones de ciudadanos de EEUU nunca tendrían tiempo para dormir ni descansar, porque estarían muy ocupados preparando estos complots".
Brownfield emitió estas declaraciones al asistir al seminario La libertad de expresión en una sociedad democrática, que concluyó ayer.
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