La cronista ha recibido numerosos correos de sus radioyentes en los que expresan su indignación ante la aberrante declaración del ministro Carreño, quien sin mostrar rubor alguno por su ineptitud al frente de ese despacho (similar a la de quienes le antecedieron) calificó de "sospechosa" la coincidencia entre el asesinato de Chimaras (quien dirigía el sindicato "bolivariano" de actores de Venevisión) y el del jefe de los motorizados "bolivarianos" ocurrido una semana antes. Según el torpe ministro, como "ambos eran militantes del proceso", sectores de la oposición podrían estar involucrados en esas muertes. En los correos también protestan la desvergonzada intervención de un mal actor devenido en flamante diputado de la "revolución", cuando gritaba a los medios de comunicación que "no hicieran uso del asesinato de Chimaras de manera manipuladora y vil", mientras, contradictoriamente, él remataba su gritería con la consigna "Patria, socialismo o muerte". Daban pena ajena los "periodistas" de los canales de la "revolución" con sus repugnantes maromas en el vano intento de forzar a la esposa de Chimaras para que emitiera alguna declaración en contra de RCTV, sin respetar el dolor de la familia. Amparados en la militancia política del actor asesinado, estos siervos de un poder tan inmoral, pretendían manipular las palabras de la viuda en contra de la "oposición", cosa que no lograron. Por el contrario, la señora Chimaras agradeció públicamente a RCTV el haber contratado a su hija como actriz, a sabiendas de la ideología de su familia. Los vecinos del sector declaraban el jueves que ni siquiera el homicidio de Chimaras había logrado que "las autoridades locales reaccionen y garanticen la presencia de efectivos en la zona". A pesar de que la comunidad habilitó el módulo policial y Chimaras los dotó de un televisor con servicio de cable, los funcionarios de Polimiranda y Polizamora no portan por la zona, hasta el punto de que el supermercado del lugar tiene que pagar vigilancia privada y aún así ha sido víctima del hampa varias veces. Una vecina declaró que "ni la muerte de Chimaras hizo que los policías se presentaran en el módulo. Ni siquiera se tomaron la molestia de simular su presencia ante la visita de los medios" (El Mundo 26-04-07).
Chávez está obsesionado por la idea del magnicidio y tal obsesión se ha materializado en una legión de guardaespaldas y costosos artilugios que custodian su vida, mientras los demás venezolanos quedan a merced del crimen. Tan exagerada es su manía que la prensa europea reseñaba uno de los viajes de Chávez diciendo que su personal de seguridad duplicaba al de Mr. Bush. Cosa similar ocurrió durante la cumbre argentina. La obsesión parece ser familiar porque su hermano Adán declaró en la 42 Brigada de paracaidistas en Maracay "que la oposición sigue fraguando el asesinato del presidente Chávez" (El Siglo 13-04-07). ¡Y pensar que tal grotesca afirmación la hizo durante el quinto aniversario de "La operación Rescate de la Dignidad Nacional!
La insensibilidad de Chávez ante el asesinato de 12 mil venezolanos al año (en 2006 fueron 16.0000) es la prueba de que el bienestar y la vida del pueblo le importan un rábano. Frente a titulares como "matan por repuestos de motos" o "en Venezuela han asesinado a tanta gente como en Irak", ni siquiera simula un plan coherente contra la inseguridad. Durante el "puente" del 19 de Abril se cometieron 60 crímenes en Caracas y, al igual que ocurre en el vecindario del asesinado Chimaras, los funcionarios policiales brillan por su ausencia. Deben estar ensayando el grito de ¡Patria, socialismo o muerte!, como los vergonzosos generales y sus asustados cadetes. Sin embargo, a pesar del poder de las armas y de los petrodólares ellos saben que con tanta muerte, tanto desabastecimiento, tanta corrupción y tanto empeño en silenciar a los medios, el pueblo está indignado. Por eso les aterra que el cierre de RCTV pueda ser la chispa que incendie la pradera.
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