Desde Febrero de 1983, cuando se devalúa el bolívar después de estar fijo por casi un siglo, se han llevado a cabo siete reformas cambiarias/monetarias sin éxito alguno, es decir, sin lograr resolver las causas de la inestabilidad: inflación y devaluación del bolívar. El Gobierno actual se propone una octava reforma. Tampoco tendrá éxito porque no se están corrigiendo las causas reales que origina la inestabilidad. El Gobierno debería reflexionar sobre el conjunto de políticas que les permite a los países controlar su inflación y mantener una moneda fuerte. En el pasado, Venezuela fue un ejemplo impecable de estabilidad. ¿Por qué no preguntarse y reflexionar sobre su origen?
Desde 1913 hasta 1939 la tasa anual de inflación fue menos de 1%; el tipo de cambio promedio de Bs/$ 4,95. A partir de 1925, el bolívar se revalúa, y en 1942 se fija a Bs./$ 3,35. Esta paridad se mantuvo hasta 1960. Entre 1960 y 1983 hubo dos devaluaciones y dos revaluaciones. Entre 1983/1998 se ejecutan cuatro reformas, y desde 1999, tres más, que conducen a una devaluación acumulada del bolívar de 50.000%. Ello multiplica la inflación. Así observamos que su promedio anual entre 1960 y 1970 fue de 0,26%; entre 1971 y 1983 de 9%; entre 1984 y 1998, de 41,85%. Entre 1999 y 2006, aunque descendió a 22,29% en promedio anual, la misma no se compara con la tasa de inflación mundial. La de Venezuela, junto con Ghana, Rwanda y Zimbabwe es de las más altas.
¿Cuál es la diferencia entre el periodo de estabilidad cambiaria y menor subida de precios, con el de devaluaciones continuas y mayor subida? Las buenas políticas: fiscal, monetaria, protección a la propiedad privada, desregulaciones al mercado de bienes, servicios, laboral, comercio e inversiones.
Comparemos: desde 1908 hasta los 60, Venezuela mantuvo estricta disciplina fiscal y monetaria, no había deuda pública, el bolívar era fijo y los mercados relativamente libres. En los 60 se establece un control de cambio. Con la misma disciplina en cuatro años se corrigen los desequilibrios. A partir del 74 se consagra el Estado capitalista paternalista. El Gobierno actual jura que el Socialismo del siglo XXI es nuevo, pero lo que implica es la maximización de ese Estado que por 46 años fracasó. Aunque el Presidente decrete que es nuevo, la verdad es que es más de lo mismo.
Su Gobierno realizó tres reformas, creó un sistema de bandas; convirtió en materia constitucional la obligación de mantener disciplina fiscal, monetaria y cambiaria (artículos 311/320). No obstante la obligación de cumplir con la Constitución, el Gobierno incumple dichos artículos al adoptar políticas de expansión fiscal y monetaria sin precedentes. Con el agravante de que ni la Asamblea Nacional ni el Tribunal Supremo de Justicia, se inmutan ante la brutal devaluación anual de 28% e inflación anual de 22,29% (1999/2006). Como no controlan la inestabilidad, en 2003 devalúan el bolívar y establecen un control de cambios con un mercado paralelo. Exactamente las mismas medidas que fracasaron desde 1983. ¿Por qué fracasan? Porque continúa la indisciplina fiscal y monetaria y se mantiene la práctica mercantilista en su máxima expresión. El Presidente otorga privilegios y gasta a su antojo. Quebrantó la unidad del Tesoro al crear fondos y misiones paralelas, que se financian con diferentes fuentes: Fonden (2005) con las reservas internacionales; las misiones con el presupuesto ordinario, Pdvsa, CVG y otros. El Banco del Tesoro (2005) administra fondos que por Ley debe hacerlo el BCV. Pero la indisciplina fiscal se refleja en la expansión monetaria excesiva: 314% entre el 98 y 06 (un crecimiento promedio anual de 39,32%); en la creciente tasa de inflación, a pesar de los controles de precios; en la imposibilidad de manejar la política monetaria que genera pérdidas patrimoniales al BCV; y en la fuerte salida de capitales a pesar del control de cambio. Adicionalmente, se destruye al sector privado con impuestos excesivos, tarifas, regulaciones, nacionalizaciones, expropiaciones y restricciones.
¿Qué importa una nueva reforma donde le quiten tres ceros a la moneda? Le pueden quitar todos los ceros, pero mientras no haya disciplina fiscal y monetaria, se flexibilice el mercado laboral, se promueva la inversión privada, se proteja la propiedad, se reduzcan las regulaciones y los impuestos y se libere el comercio, el Gobierno nunca tendrá éxito en controlar la inestabilidad: la inflación y la devaluación continuarán.
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