06 mayo 2007

Demasiado miedo, demasiado silencio

Que la Constitución es letra muerta lo demuestran las constantes violaciones a esa Carta Magna por parte de quien dijese que "era la mejor Constitución del mundo y por eso duraría cien años" y poco después ordena la reforma de más de cien artículos porque ya no le sirve para sus trapacerías totalitarias.


Pero sobre todo es letra muerta porque los ciudadanos no hemos propiciado el cumplimiento al mandato constitucional expresado contundentemente en el artículo 350, a través del cual "el pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos".

La lista de las violaciones a la Democracia es interminable: Chávez viola la sagrada norma de la independencia y separación de los poderes públicos (la AN es una marioneta que con la Habilitante le entrega su deber de legislar al teniente coronel, y el Poder Judicial es un instrumento de represión que complace todos los caprichos presidenciales); convierte a la FAN en su partido armado; atenta furiosamente contra la libertad sindical y la libertad de expresión (como demuestra el inminente cierre de RCTV); permite impunemente el asesinato de miles de ciudadanos a manos del hampa portadora de armas que legalmente solo pueden estar en manos de los cuerpos de seguridad; la propiedad privada está sometida al mismo asedio del que fue víctima en Cuba antes de que Castro procediera a la confiscación definitiva; regala a sus compinches políticos en el exterior buena parte del patrimonio nacional con el fin de cumplir sus delirios de liderazgo continental y otro sinfín de etcéteras.

Chávez ha tenido éxito en la aplicación de su modelo totalitario porque ha encontrado una abierta complicidad dentro y fuera de Venezuela, para lo cual ha contado con dos grandes recursos: 1) su hasta ahora inagotable petrochequera con la cual ha comprado voluntades internas y externas, ahora cómplices del régimen, y 2) la violencia constantemente ejercida contra quienes disienten, la cual ha generado el miedo y la autocensura que corroe a ciertos partidos políticos, empresas y medios de comunicación, con la vana idea de que si se callan, o asienten a las monstruosidades del régimen, podrán salvarse.

El comentario es pertinente a la luz de la ¿cobardía?, ¿temor?, ¿ambos?, expresados por los voceros de aquellos sectores que son víctimas de la nada fantasmagórica amenaza de la "nacionalización" o de la "estatización". Se suele decir que el dinero es cobarde, porque difícilmente el gran capital pelea con los gobiernos (hay grandes transnacionales que se han entendido de maravillas con los dictadores que han hecho crecer sus negocios). A pesar de que en Venezuela el régimen constriñe cada vez más los ámbitos que corresponden al derecho constitucional que garantiza la libertad de empresa, hay empresarios que gracias a los pingües negocios que realizan a la sombra de la petrochequera, hacen la vista gorda y hasta creen que no van a ser perseguidos como lo son quienes se han atrevido a señalar las violaciones oficiales... El jueves 3 Chávez amenazó a la banca y a Sidor con ser nacionalizados y ninguno de los representantes del sector se atrevió a comentar la inconstitucionalidad de la eventual medida. Así comenzó lo de la Cantv. Los periodistas intentamos vanamente contactar a los directivos de la Asociación Bancaria o del Consejo Bancario y todos desaparecieron ("El doctor está en una reunión", "está de viaje", etc.). Cosa igual sucede con los voceros de las empresas cerradas por el Seniat o agredidas por el Innombrable. Creen que sus compañías no serán confiscadas o que sus canales de TV no caerán en manos del Gobierno, en vista de la autocensura y obscena complacencia con el régimen. Están equivocados. Todos -empresarios, gremios, ciudadanos y boliburgueses de nuevo cuño- serán medidos con el rasero que ordena el modelo económico y político cubano que Chávez está empeñado en aplicar en Venezuela. La historia se repite tantas veces que frente a tanto silencio y tanta "discreción", la cronista ha decidido enviar a estos voceros que callan o asienten para "proteger" su negocio o por miedo a ser perseguidos, la carta que el periodista Quevedo, editor-propietario de la revista Bohemia, enviase a los empresarios cubanos poco antes de suicidarse y a través de la cual reconocía su responsabilidad en la consolidación del régimen comunista de Fidel Castro por culpa de su "dejar hacer", de su cobardía y de su silencio.

PD: El Secretario General de la OEA obvió los insultos de Chávez a la CIDH, dijo que no habrá sanciones para el ofensor y hasta dio "garantía de juicio imparcial a Posada Carriles en Venezuela". Repugnante, en verdad.


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