La esperada y soñada gesta se inició en Venezuela con millones de corazones que se ponen de acuerdo en un palpitar de futuro: ¡Libertad de expresión! Quienes lideran esta avanzada de emancipación son mujeres jóvenes, talentosas, dignas, arrojadas y bellas que no aceptan que sus sueños de parir hijos sanos y libertarios les sean pisoteados por la bota escabrosa del terror y la maniobra. Acompañadas del hombre venezolano... Del actor, trabajador, estudiante y bregador de porvenires, todos hastiados de seguir siendo engañados. De ver cómo se le desparraman las po- sibilidades de vivir y trabajar en un país donde las oportunidades son para la corrupción y el populismo.
Sin esperarlo, sin pensarlo, pero sin poder evitarlo la conjunción de periodistas, actores, actrices, trabajadores, estudiantes y pueblo se lanzan a las calles a buscar futuros. Imaginémonos como deben estar las almas de sus abuelos, madres, padres e hijos palpitando no sólo de orgullo sino también dispuestos a salir a las veredas de la patria a sacrificarse por la libertad. Cómo parar una emoción gigantesca que invade a más de un 80% de la población. Una emoción que se desparrama por todo el país, convertida en fuerza moral y decisión de lucha.
¡Es que el semillero nacional estaba intacto! Sus estudiantes, los habitantes de la "casa que vence la sombra" diciéndole basta a una experiencia por la cual si había que pagar penitencia, ésta fue ya con sangre y dolor. Jóvenes, más jóvenes, futuros que cambian la tristeza por el coraje, el duelo por libre albedrío, la adversidad por sacrificio. Obstinados de ser estigmatizados por querer ser estudiosos y aspirar a un mundo mejor. Despertó en Venezuela una rebelión que se cubre de magia y bendiciones al tener como icono a periodistas y artistas que han forjado sus mentes con trabajo, constancia y honestidad. Estudiantes que sus neuronas no han podido ser mancilladas por la mediocridad. La confrontación se plasma entre lo viejo, caduco, agresivo y mesiánico contra lo fresco, limpio, sano y bonito. Es una rebelión pacífica donde se enfrentan dos símbolos el demontre de la mentira contra el Dios de la verdad. Es el inicio de un tercer milenio que nunca empezó. La lucha es desterrar el pasado a cambio de conquistar el futuro.
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