Los cerros no salieron a defender la revolución, pero tampoco la nueva "oligarquía bolivariana" salió a la plaza Bolívar a colocar sus camionetas Hommer sobrantes, neveras, o alguna migaja de las recientes fortunas. Algunos beneficiaros del proceso justificaron el no haber acatado el llamado presidencial, de donar parte de sus bienes, señalando que ya era suficiente con haber entregado su intelecto al servicio de la revolución. Tal premisa sirvió para que otros, todos en realidad, siguieran el mismo ejemplo, de allí que la plaza del Libertador permaneciera inmutable.
Los cerros no bajaron por la revolución, pero tal vez algunos sí lo hiciera con la esperanza de encontrar algún electrodoméstico recostado al lado de la estatua del padre de la Patria, quizás se asomaron una o dos veces hasta percatarse que el llamado del Presidente fue abundante sólo en ideología.
Las ideas de la revolución han sido una especie de patrimonio común dentro del chavismo, una verdadera propiedad colectiva. Algo así como el partido único con un pensamiento y el líder único. Es por eso que los discursos del Presidente, pueden multiplicarse de inmediato a través de voceros políticos, parlamentarios o de los estudiantes bolivarianos. Todos ven lo mismo y de la misma manera, no hay matices. Ya no es sólo la vestimenta común teñida de rojo, sino la uniformidad paralizada en el tiempo.
Dentro del chavismo conviven también los que no son ricos en ideología. más pragmáticos. Aquellos a quienes Luis Tascón ubica como los que "ya se hicieron ricos" desde el Gobierno, y les suplica que rectifiquen y acaten el llamado presidencial donando parte de sus fortunas. Estos mantienen sus rostros distantes de los medios. Son quienes han amasado grandes fortunas y controlan los grandes capitales que apuntalan al Gobierno. Otros más modestos, los más conocidos, están en la política, son los primeros que aparecen inscribiéndose en el PSUV o comulgan con el principio: ¿que de malo tiene que un revolucionario tenga una Hommer?
Ideología y pragmatismo se conjugan en una sola política que restringe la libertad de expresión, que cerca los espacios a quienes no forman parte del proyecto gubernamental y reprime a quienes se atrevan a enfrentarla.
Por esas razones la salida de los estudiantes de la Asamblea Nacional, luego de hacer uso del derecho de palabra, resultó la postura más efectiva frente a un oficialismo monocorde. Se ha llegado a un punto en el que debatir entre demócratas y oficialistas, perdió el sentido. Las posturas están echadas. Las partes habrán confrontar sus ideas con las acciones, frente a un pueblo que mira los acontecimientos, pero que tarde o temprano tomará partido.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario