Cualquier ciudadano venezolano tiene en su mente un cúmulo de preguntas alrededor de la situación política y económica en la que nos encontramos sumergidos los habitantes de esta tierra de gracia. El estado de la gran mayoría de nosotros se aparta enormemente del que creemos debería existir. Nos sentimos agredidos y sometidos a situaciones que no tienen ninguna justificación pues vivimos en un país que tiene todas las condiciones para vivir en felicidad y por el contrario, encontramos desencanto, frustración y rabia en el gran común de nuestros conciudadanos.
El régimen que se nos quiere imponer está inspirado en sistemas de gobierno que han probado su ineficacia. La Cuba de los últimos cincuenta años, la Italia del régimen fascista, la Alemania nazi o la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas sólo suministraron odio, rencor, división, ignorancia y miseria a sus respectivos pueblos.
La intimidad del Ejecutivo venezolano con regímenes como el iraní, el bielorruso, el norcoreano, el vietnamita, el de Bangladesh o el de Burkina-Faso, son sólo una muestra de los conceptos que se esconden detrás de las acciones del régimen. Revisemos las estadísticas que nos muestran la situación de cada uno de ellos para entender hacia dónde nos conducen.
Los negocios que se han sucedido y que se proyectan con Rusia, donde se ha gastado de la manera más grosera una cantidad enorme de los recursos que a muy corto plazo nos harán falta, hacen vislumbrar que la corrupción está haciendo su agosto en nuestra pobre nación.
Las instituciones fundamentales de cualquier país serio y que se encuentran perfectamente delineadas en la Constitución que debería regir nuestros designios, se encuentran absolutamente allanadas y corrompidas. De todas ellas, la justicia, hoy en manos de incondicionales del régimen, es la que hace más falta pues los habitantes de Venezuela se encuentran en el más absoluto desamparo, a merced de las arbitrariedades oficiales.
Como en el título anunciamos preguntas nos vamos a concentrar en algunas de ellas.
¿Puede un gobierno imponerles a los ciudadanos de una nación un sistema que está absolutamente reñido con su cultura y con sus deseos?
¿Puede un Ejecutivo intimar con gobiernos de países que se apartan de los conceptos consagrados en su Constitución?
¿Puede un sistema político aprovechar los recursos del Estado para intervenir groseramente en países amigos y tratar de cambiarles sus sistemas de gobierno?
¿Puede un país estar regido por instituciones oficiales que hacen caso omiso a lo dispuesto en la Constitución?
¿Puede un sistema que se autodenomina democrático, tener como autoridad electoral una, donde sólo está representada la visión oficialista del sistema?
¿Puede un gobierno secuestrar las libertades que no sólo están consagradas en la Constitución sino que son proclamadas y defendidas por todos los organismos internacionales a los que nos hemos adherido?
Pareciera que las respuestas son absolutamente coincidentes. Pensamos que el sistema venezolano está absolutamente reñido con los principios consagrados en la Constitución y en las prescripciones internacionales que cubren las materias relativas a la democracia y las libertades.
Afortunadamente y como consecuencia de la absurda decisión de arrebatarle la concesión y los equipos de transmisión a RCTV, más de cuatro de cada cinco venezolanos ha mostrado su rechazo y los estudiantes de todas las universidades, sospechando que estas se encuentran en la lista de organizaciones a ser agredidas, han dado una respuesta contundente en la actitud y absolutamente pacífica y mesurada que, esperemos, sea un toque de atención para quienes quieren atropellar a la nación.
29 junio 2007
Preguntas sin respuestas
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