Exactamente así trata, desde hace años, el líder de la revolución a quienes consecuentemente lo apoyan (y lo alcahuetean) en su proyecto cada vez más personal. Haciendo historia recordamos las palabras durante un viaje al exterior cuando mencionó que al ex presidente CAP un solo voto lo salvó del juicio por corrupción por el Sierra Nevada (también regalada a Bolivia), trayendo a la memoria de todos el nombre de J. V. Rangel. Para el momento del comentario, Rangel era uno de sus ministros.
En oportunidades hemos visto cómo sus funcionarios (entre ellos ministros) se enteran de destituciones o cambios, a través del show "Aló Presidente". A sus militares los calificó de "condones que se usan y luego se desechan". A los miembros de la Asamblea Nacional les dio la orden de entregarle a él poderes plenos para legislar durante 18 meses. Y así podríamos estar horas mencionando casos de maltratos e irrespetos hacia sus más cercanos colaboradores. Pero lo más digno de destacar es que la maña no se le quita. Hace unos días El Mundo publicó que Venezuela compraría unos submarinos rusos. Esa tarde el Min. Defensa, se apresuró a negar la información. En menos de 48 horas, el jefe ya lo estaba desmintiendo a él, diciendo que SÍ se estaba en conversaciones para la adquisición de las naves. Más recientemente, durante la cumbre de Mercosur, el vicepresidente aseguró que la entrada de Venezuela era un hecho y que con eso se le daba una bofetada a quienes boicoteaban el proceso de integración del continente. Pues bien, de nuevo Chávez desde tierras persas dejó mal parado a su segundo al anunciar que no tenía interés en ingresar a ese organismo anclado en viejos modelos. ¿Para qué mandó a Rodríguez? ¿Por qué lo expone a ese ridículo continental? Ahora uno entiende la permanente descalificación a todo lo que venga desde la oposición. Si con ese desprecio e irrespeto trata a sus más cercanos, ¿qué queda para quienes no dicen amén a cada uno de sus caprichos? ¿Y creen que la nueva Constitución se va a hacer consultando a alguien?
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