Tal como sucedió en un pasado, en el que los catalanes encontraban en el “Camp Nou” el bálsamo reparador que les permitía reivindicar la lengua y airear las ideas prohibidas por el dictador Francisco Franco, gran parte del pueblo venezolano encontró en los campos de fútbol de la Copa América un escenario para manifestarse contra el gobierno de Hugo Chávez. Y es que en la tribuna de los estadios de fútbol de Venezuela, país organizador del torneo de selecciones más antiguo del mundo, se vivió una Copa paralela a la que millones de personas en el mundo vieron por televisión.
En una nación partida entre chavistas y antichavistas, los opositores al Gobierno recurrieron a los calores populares de los estadios para escapar a la censura y a las persecuciones políticas.
El miedo se convirtió en gritos de protesta. “Libertad, libertad” y “va a caer, este gobierno va a caer”, tronaron en los partidos disputados en las ciudades de Maracaibo, Mérida, Barquisimeto, San Cristóbal y Caracas, y pesar de que los organizadores intentaron tapar el mensaje con falsos aplausos reproducidos a través de los altavoces y con fuegos artificiales, el clamor se coló y fue reseñado por la prensa internacional.
Y aunque en un principio los jugadores se mostraron ajenos a lo que sucedía en las gradas, a pesar de
escuchar en primera fila los gritos, como en el partido disputado en el estadio “Pachencho Romero” de Maracaibo entre la selección de Argentina y Paraguay, finalmente los futbolista optaron por hablar.
En un reportaje transmitido por Canal 11 de Buenos Aires, el astro del fútbol argentino Carlitos Tévez dijo que las lamentables condiciones de vida de los venezolanos eran una razón más para lograr el triunfo de su selección, para darle " un poquito de alegría a este pueblo que es fanático nuestro y nos ha apoyado de manera muy linda". Difícilmente las palabras del jugador argentino tienen contenido político pero sí revela que no perdieron de vista lo que estaba sucediendo a su alrededor.
Los noticieros deportivos de todo el mundo destacaron lo hermoso e inconcluso de los estadios. Las cámaras de los reporteros filmaron no sólo la alegría de los fanáticos del balompié sino también los referidos gritos que estremecieron los cosos en el entretiempo del juego.
En el estadio Olímpico de la ciudad universitaria, en el marco del partido que protagonizaron los conjuntos de Uruguay y México por el tercer lugar, se registró uno de los enfrentamientos entre “chavistas y opositores” más reseñado por la prensa.
El Alcalde del Área Metropolitana de Caracas, Juan Barreto, golpeó frente a las cámaras de decenas de medios nacionales e internacionales a un fanático que, tras percatarse de la presencia del funcionario público, comenzó a gritar “libertad”, lo que fue seguido por el resto de las gradas.
Al alcalde, aparentemente, le molestó que decenas de personas pidieran a una sola voz que se retirara del evento, por lo que en compañía de su personal de seguridad “golpeó” a uno de los fanáticos, quien resultó ser un profesor de la Universidad Católica Andrés Bello.
Simultáneamente, y en un hecho aislado, la Guardia Nacional detenía a varios estudiantes que, con las
manos pintadas de blanco -símbolo de la lucha universitaria en Venezuela- lanzaban al aire papeles con la palabra “libertad”.
¿Copa politizada?
Ricardo Sanz, periodista venezolano que cubrió el evento, reseñó que los comentaristas internacionales destacaron extrañados lo que ellos creen una costumbre venezolana: el lanzamiento de fuegos artificiales ensordecedores en el entretiempo, al marcarse los goles y al finalizar los juegos.
- Hubo que explicarles que realmente esa costumbre no existe, pero que el gobierno quiere dar la impresión de alegría y sobre todo, tapar ruidosamente las voces de protesta que luchan por ser escuchadas por los 2.500 periodistas acreditados en el evento.
La Conmebol, organismo regente del fútbol en el continente americano, ha sido acusada por los observadores de pecar de permisiva con el gobierno venezolano, que intentó hacer de un evento deportivo un instrumento de propaganda mundial para su régimen de izquierda.
Periodistas veteranos en estos eventos futbolísticos internacionales señalan que no es costumbre que se permita hablar al Presidente del país anfitrión en el acto inaugural, justamente para evitar connotaciones políticas. “Los dos minutos concedidos a Chávez han causado molestia y protestas en el seno de la Comenbol, así como el acto de adoración hacia su persona patente en una boletería regalada a seguidores suyos vestidos de rojo, llevados de todas partes del país al estadio de Pueblo Nuevo para que lo aclamasen”, reseñó la periodista venezolana Charito Rojas.
- Igualmente, causó escozor y la mayoría de las transmisiones internacionales pusieron en pantalla a sus comentaristas cuando la barra humana mostró una imagen del Presidente venezolano junto a su nombre en letras gigantes. Tal culto a la personalidad fomentado por el gobierno anfitrión no había sido visto nunca antes en la Copa América.
Magnífico evento
Ambos bandos, oficialistas y opositores, celebran la realización de la Copa en Venezuela, la cual, según autoridades del fútbol mundial, representados por la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) y la Confederación Suramericana de Fútbol (Conmebol) en las personas de Joseph Blatter y Nicolás Leoz, calificaran como “magnífico” el evento.
Para los chavistas significó el escenario perfecto para exportar el llamado “Socialismo del siglo XXI”, mientras que para los opositores sirvió para que el mundo entero viera en primera fila la realidad de un país que clama libertad de expresión. Sólo el tiempo dirá cual de los dos bandos alzó finalmente la segunda Copa.
Escrito por Daniel Murolo
copa america 2007
copa america 2007
No hay comentarios.:
Publicar un comentario