22 julio 2007

Una muerte anunciada

Cuando Luis Tascón -autor de la lista instigadora del genocidio laboral continuado que la justicia del futuro le hará pagar- pedía en la AN un derecho de palabra para referirse a la supuesta extorsión de un periodista al hoy milmillonario contratista de Pdvsa, Wilmer Ruperti, lo hizo para desviar las documentadas acusaciones sobre la descarada corrupción en la industria petrolera y hacerlas recaer sobre "la presunta corrupción de periodistas y medios" que estarían magnificando las denuncias como un mecanismo de extorsión.

Tan convencido estaba del funcionamiento de la maniobra que, a su salida, denunció la existencia de "una campaña contra Pdvsa". Sorprende que tal declaración se efectuara el mismo día en que el periodista Leocenis García acusase a Tascón en Reporte de la Economía de ser socio de un ejecutivo de Pdvsa Oriente de nombre Pedro Pérez y amigo del magnate Ruperti, de ahí su interés en echar tierra a las acusaciones de corrupción divulgadas por el padre Palmar y Leocenis García, señaladas también desde hace tiempo por la sufrida Gente del Petróleo.

No imaginaba Tascón que su plan de gritar "al ladrón, al ladrón" mientras los mafiosos de Pdvsa hacían de las suyas, iba a durar tan poco. Un día después, otro de los acusados de corrupción, el vicepresidente de Exploración y Producción de Pdvsa, Luis Vierma, encendía el ventilador en la Comisión de Contraloría de la AN y culpaba a su jefe y a la junta directiva en pleno, de haber aprobado sin licitación contratos millonarios con empresas de maletín que, a precios escandalosos, se comprometieron a solucionar el problema de los taladros, sin que hasta la fecha tan imprescindibles equipos hayan aparecido. Como parte del "plan de siembra petrolera"-que tal es el eufemismo utilizado para bautizar la estafa del siglo- fueron adjudicados directamente " contratos para 30 equipos de perforación destinados a la producción de 2.288.000 barriles diarios"; taladros y barriles que nunca se materializaron, aunque el dinero fue pagado. Cuando Vierma afirma que "es una tragedia la contratación de taladros" (cuento para justificar la contratación de una empresa de un solo empleado y a la que asignaron $ mil millones) y que "producir petróleo no es coser y cantar", está reconociendo las carencias técnicas y profesionales de "la nueva Pdvsa", a la par que se constituye en prueba de los destructores efectos de los despidos masivos que, por razones políticas, llevaron a cabo Chávez y Rodríguez Araque. La industria cayó en manos de filibusteros que la están arruinando y se han enriquecido obscenamente. Vierma reconoce "el estado de emergencia operacional de Pdvsa" y la extrema dependencia de las transnacionales petroleras, a causa de la impericia de la Pdvsa roja-rojita, en la cual se han más que duplicado los costos operativos y ha descendido la producción a casi la mitad de la registrada en 1999.

En su tímida reseña Vierma se quedó corto sobre la "emergencia operacional de Pdvsa", tan distinta de los delirios que sobre la soberanía energética gritaba Chávez en el show de mayo en la Faja del Orinoco El mismo día de la declaración de Vierma en la AN, el periodista Suárez Núñez escribía en Tal Cual que "la empresa Schlumberger, la más grande del mundo en servicios petroleros, fue contratada por Pdvsa para la perforación y producción de los bloques Carabobo, Ayacucho y Junín, que antes operaban Exxon Mobil y Conoco Phillips". ¿Dónde quedaron aquellas bravatas de que la salida de las transnacionales no importaba porque "la nueva Pdvsa" estaba lista para sustituir los conocimientos tecnológicos del Imperio y "en capacidad de manejar sola las operaciones de la Faja"?

La gallina de los huevos de oro está siendo sancochada por los rojo-rojitos y su muerte ha sido una crónica largamente anunciada. El chavismo naufraga internacionalmente, como lo demuestran las dificultades para entrar a Mercosur y "panas" como Ahmadinejad. En lo interno, el PUS es una lista de funcionarios amenazados con quienes Chávez no podrá emprender guerra asimétrica alguna. El descontento militar se comprueba en la crónica de Sebastiana Barráez ,de Quinto Día ("Como impusieron y sacaron militares de los ascensos") y en la despedida de Baduel. La chequera se desinfla y el boquete fiscal tragará el socialismo del siglo XXI cuando ocurra la indetenible explosión de la olla podrida de Pdvsa. Los discursos de Vierma y Baduel son muestra del "sálvense quien pueda" al que seguirán uniéndose otros pasajeros del barco que hace aguas. Esta semana Domingo Alberto Rangel (El Mundo 19-07) define el régimen militar venezolano como "una carroña moral". Lo malo para Chávez no es que el inveterado crítico lo diga, sino que millones de venezolanos estén de acuerdo.

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