Me encanta la gente que piensa, dice y cree que para amar a Venezuela hay que estar en ella, ¡falso!, ¡absolutamente falso!, para amar a Venezuela, hay, primero, que conocerla, y después hay que alejarse de ella.
Toda mi vida he viajado por el país, tanto así que mis primeros viajes no los recuerdo en absoluto, dicen que fue a los 3 meses de nacida, me llevaron desde Ciudad Bolívar, mi ciudad natal, hasta Santa Bárbara de Zulia, en la costa sur del Lago de Maracaibo, es decir, crucé el país de un extremo a otro.
Luego vinieron otros viajes, que ya recuerdo un poco más, de lo más impresionantes, la fusión del Orinoco con el Caroní, no es fácil olvidar cómo llega el Caroní, negro, violento y fuerte, y el Orinoco, rojo y tranquilo, y se unen, se dan la mano uno con el otro, caminando kilómetros y kilómetros, juntos, pero sin fundirse, sin perder cada uno su identidad, pero sin pelearse.
La carretera de Uverito, ¡Ay Dios!, eso da susto, tantos kilómetros y kilómetros sin ver un alma, con la luna como única luz, si de a ratos da la impresión de que se dirige uno al fin del mundo, como si fuera un camino que sale de la tierra para llevarnos a quien sabe qué destino.
Conocí también una islita, se llamaba Paiclá, ¿será así que se escribe?, el agua es tan clara que aun cuando te metas en el agua hasta los hombros, puedes ver los dedos de tus pies.
Y mis playas venezolanas, ¡ay!, que agüita tan caliente, que sol tan calientico, que arenas tan finitas, ¡si parecen talco!, pero no son arenas blancas y desabridas, no, ¡lo que son es doraditas!, debe ser que de tanto sol con los siglos se han ido bronceando, claro, como no tienen quien les interrumpa....
En los llanos venezolanos todo es grande, hasta la luna se crece cuando llega al llano, nunca he visto una luna tan bonita como la de los llanos venezolanos, ¡y que verde!, y es que, ¡claro!, hasta el pasto se siente feliz viviendo en los llanos.
¿Han viajado a los Andes venezolanos?, las montañas parecen de comiquita, porque parecen arropadas por una de esas mantas que los gringos llaman "patchwork", las siembras son cuadraditas, y semejan parches, como si una mano gigante hubiese cosido un retazo de siembra de lechuga con otra de papas, y una de nabos con otra de coles, un verde intenso con otro clarito, y uno medio, todos los verdes.
Yo era de aquellas que decía: "País como Venezuela no hay", pero esas son frase prehechas, "clichés" como dicen por ahí. Para darse cuenta de lo grande que es Venezuela, hay que salir de ella, ya saben, para tener como comparar.
Yo estoy en Europa, y Europa es... bonita, tiene el encanto de esas mujeres que envejecen con dignidad, que son viejas bonitas, pero viejas.
Aquí las playas son lindas, muy lindas, pero frías, son playas para ver, pero no para bañarse, y es que la verdad entiendo la fea costumbre de los europeos de no bañarse, es que les digo, sinceramente, no provoca, el sol no calienta, es como una foto.
Las montañas no son grandes y agrestes como las nuestras, son montecitos, ¿y los ríos?, son tranquilitos, olvídense del caudal del Orinoco, ¡si aquí los ríos parecen quebradas!, claro, aquí una represa como la del Guri es impensable, los ríos son viejos, ¡y es que hasta los ríos están cansados en Europa!
¿Y la gente?, pues la gente es como el paisaje: aburrida, pesimista, triste... y vieja, porque hasta los jóvenes son viejos. En cambio, Venezuela es tan joven y, como tal, inexperta y loca, es optimista, cree en el futuro, porque para los jóvenes no existe la muerte, no existe la desgracia, para los jóvenes solo existe el mañana, y el mañana siempre es mejor.
Nacimos unos, y crecimos otros, en una tierra bendecida por Dios, la naturaleza nos es complaciente, tenemos cosechas de a 2 y tres al año, cuando no cuatro, ¿frutas?, riquísimas y sanas. Por ejemplo, mucha gente cree que la naranja y el limón son riquísimos en vitamina C, si te da gripe muy seguido, "come naranja, que eso tiene mucha vitamina C". Si, eso es así en Europa, o en esos países nórdicos donde las frutas son kiwi, manzana y eso. Es verdad que la naranja tiene mucha vitamina C, pero... ¿en Venezuela?, ¡que va!, ¡cómete una guayaba!, que tiene 14 veces mas vitamina que una desabrida naranja.
Pero nada es perfecto en la vida, y así es como nuestra juventud, y pasión por la vida, nos trae los errores, ¡que vaina! Ayer escribí un post, sobre las juntas de condominio, y alguien dijo que "ella no iba a juntas porque en su edificio todo funcionaba bien, y no va a las reuniones de padres y representantes porque su hijo es destacado y no tiene problemas", así que ¿para qué?
Y eso mismo nos pasó con el país: ¿que los hospitales no funcionan?, ¡bueno!, mientras yo tenga con que pagar una clínica privada, no es mi problema; ¿que la situación económica está mal?, ¡bueno!, mientras yo tenga mi rebusque, no es mi problema, y ese es el punto, lo vemos mal, claro está, pero sin mucha pasión que digamos, mientras no sea nuestro problema.
¿Y Chávez?, pues estamos dispuestos a luchar contra él, en la medida que sea nuestro problema, que nos toque directamente.
Pero es duro agarrar un fusil, una piedra, una cabilla, y ponerle el pecho a la revolución. ¿Porqué?, porque es mucho lo que tenemos que perder, y eso es lo que nos hace diferentes del chavismo, ellos, tienen mucho que ganar, y poco que perder, en cambio nosotros.... nosotros tenemos "algo" que perder, nuestras casas, nuestras libertades, o las pocas que nos quedan, nuestros bienes, los 4 corotos, pues, y eso asusta.
¿Hagamos una guarimba?, ¡noooo!, nos allanarán y nos meterán presos, ¿una revuelta?, nos darán planazos, y nos pueden matar, ¿falta de cojones?, noooo, para nada, simple y llano instinto, y falta de miedo.
Porque sé por experiencia que el miedo es lo que da valentía, ¡sí, ya sé!, es paradójico, pero sólo que quien tiene miedo, mucho miedo, es capaz de luchar con valentía casi infinita.
Nadie apuesta la vida por tonterías, sí, tonterías, porque eso es para nosotros nuestro país, tonterías. Hay quien dice que con irse tienen, "si las cosas se ponen muy feas", lo hacen y dicen porque están en Venezuela, y no saben cómo es el maní fuera. Venezuela es el país más grande del mundo, con y sin Chávez.
Me gustaría decir que esa frase es mía, pero no lo es, me la dijo un gallego de 75 años que vive aquí, Así habla Don Hilario, así se llama el gallego, "Venezuela es el mejor país del mundo, con y sin Chávez, mucho mejor sin Chávez", "en Venezuela se patea una piedra y se puede conseguir dinero, aquí te partes el pie y no consigues ni un pan".
También hablé con una venezolana "galleguizada", la verdad nunca hubiera creído que era venezolana si no me lo dice ella misma. Le pregunté: ¿te costó mucho adaptarte?, y la respuesta me dejó de pìedra: "Vine a los 19 años, tengo aquí 19 años, me casé, tengo un hijo, el negocio me va bien, tengo una casa, y nunca me he adaptado, pero llega un día en que te resignas".
¡Ah!, también está Felipe, un madrileño. Cuando hacía "la mili" conoció a una gallega que vivía en Venezuela que había venido a hacer un curso de no sé que, se enamoró y se fue detrás de ella, vivió allá 30 y tantos años, un tipo bien simpático, muy tranquilo, medio tristón, pero simpático. Un día me vino todo golpeado, le pregunte qué le había pasado, y me dice que agarró una depresión tan fuerte que se tomó una botella de Pampero y se echó una pea de tal calibre que, al subir la escaleras, se dio senda matada. Le dije, "¡Caray Felipe!, pero no te puedes poner así, hombre", y de terror se le salieron las lágrimas. "Yo no soporto esta vaina, yo aquí me estoy muriendo", es muy duro ver a un viejo llorando, y más cuando llora por una tierra que ni siquiera es la que lo parió. Pero no todo tiene final triste, en estos días vino, parecía una maraca de lo puro contento, "Me voy chama, en Noviembre me voy a Venezuela", "¿Felipe, y tu mujer qué dice?", "Me importa un carajo, si no se quiere ir conmigo, me divorcio, ya me conseguiré una negrita de Barlovento....".
Sólo quien ha vivido en Venezuela y sale de ella, entiende el motivo para luchar por ella con la vida si es necesario. Venezuela es una tierra tan linda, tan grande, tan rica, tan preciosa, que no se le puede dar su justo valor si no se le compara con las miserias de otros lados.
Los chavistas no tienen nada que perder, nosotros si, y por miedo a perder lo que no conseguiremos jamás en ningún otro lado, debemos luchar con todo, tiene que importarnos un carajo si nos llaman fascistas, o violentos, lo que piense la Comunidad Internacional, no importa si se llama democracia o dictadura, derecha o izquierda, neoliberalismo o colonialismo, lo que sea, Venezuela es un país único, y está en vías de extinción. NO LO DEJEMOS MORIR.
Los que se quieren ir, salgan, salgan y entenderán.
Toda mi vida he viajado por el país, tanto así que mis primeros viajes no los recuerdo en absoluto, dicen que fue a los 3 meses de nacida, me llevaron desde Ciudad Bolívar, mi ciudad natal, hasta Santa Bárbara de Zulia, en la costa sur del Lago de Maracaibo, es decir, crucé el país de un extremo a otro.
Luego vinieron otros viajes, que ya recuerdo un poco más, de lo más impresionantes, la fusión del Orinoco con el Caroní, no es fácil olvidar cómo llega el Caroní, negro, violento y fuerte, y el Orinoco, rojo y tranquilo, y se unen, se dan la mano uno con el otro, caminando kilómetros y kilómetros, juntos, pero sin fundirse, sin perder cada uno su identidad, pero sin pelearse.
La carretera de Uverito, ¡Ay Dios!, eso da susto, tantos kilómetros y kilómetros sin ver un alma, con la luna como única luz, si de a ratos da la impresión de que se dirige uno al fin del mundo, como si fuera un camino que sale de la tierra para llevarnos a quien sabe qué destino.
Conocí también una islita, se llamaba Paiclá, ¿será así que se escribe?, el agua es tan clara que aun cuando te metas en el agua hasta los hombros, puedes ver los dedos de tus pies.
Y mis playas venezolanas, ¡ay!, que agüita tan caliente, que sol tan calientico, que arenas tan finitas, ¡si parecen talco!, pero no son arenas blancas y desabridas, no, ¡lo que son es doraditas!, debe ser que de tanto sol con los siglos se han ido bronceando, claro, como no tienen quien les interrumpa....
En los llanos venezolanos todo es grande, hasta la luna se crece cuando llega al llano, nunca he visto una luna tan bonita como la de los llanos venezolanos, ¡y que verde!, y es que, ¡claro!, hasta el pasto se siente feliz viviendo en los llanos.
¿Han viajado a los Andes venezolanos?, las montañas parecen de comiquita, porque parecen arropadas por una de esas mantas que los gringos llaman "patchwork", las siembras son cuadraditas, y semejan parches, como si una mano gigante hubiese cosido un retazo de siembra de lechuga con otra de papas, y una de nabos con otra de coles, un verde intenso con otro clarito, y uno medio, todos los verdes.
Yo era de aquellas que decía: "País como Venezuela no hay", pero esas son frase prehechas, "clichés" como dicen por ahí. Para darse cuenta de lo grande que es Venezuela, hay que salir de ella, ya saben, para tener como comparar.
Yo estoy en Europa, y Europa es... bonita, tiene el encanto de esas mujeres que envejecen con dignidad, que son viejas bonitas, pero viejas.
Aquí las playas son lindas, muy lindas, pero frías, son playas para ver, pero no para bañarse, y es que la verdad entiendo la fea costumbre de los europeos de no bañarse, es que les digo, sinceramente, no provoca, el sol no calienta, es como una foto.
Las montañas no son grandes y agrestes como las nuestras, son montecitos, ¿y los ríos?, son tranquilitos, olvídense del caudal del Orinoco, ¡si aquí los ríos parecen quebradas!, claro, aquí una represa como la del Guri es impensable, los ríos son viejos, ¡y es que hasta los ríos están cansados en Europa!
¿Y la gente?, pues la gente es como el paisaje: aburrida, pesimista, triste... y vieja, porque hasta los jóvenes son viejos. En cambio, Venezuela es tan joven y, como tal, inexperta y loca, es optimista, cree en el futuro, porque para los jóvenes no existe la muerte, no existe la desgracia, para los jóvenes solo existe el mañana, y el mañana siempre es mejor.
Nacimos unos, y crecimos otros, en una tierra bendecida por Dios, la naturaleza nos es complaciente, tenemos cosechas de a 2 y tres al año, cuando no cuatro, ¿frutas?, riquísimas y sanas. Por ejemplo, mucha gente cree que la naranja y el limón son riquísimos en vitamina C, si te da gripe muy seguido, "come naranja, que eso tiene mucha vitamina C". Si, eso es así en Europa, o en esos países nórdicos donde las frutas son kiwi, manzana y eso. Es verdad que la naranja tiene mucha vitamina C, pero... ¿en Venezuela?, ¡que va!, ¡cómete una guayaba!, que tiene 14 veces mas vitamina que una desabrida naranja.
Pero nada es perfecto en la vida, y así es como nuestra juventud, y pasión por la vida, nos trae los errores, ¡que vaina! Ayer escribí un post, sobre las juntas de condominio, y alguien dijo que "ella no iba a juntas porque en su edificio todo funcionaba bien, y no va a las reuniones de padres y representantes porque su hijo es destacado y no tiene problemas", así que ¿para qué?
Y eso mismo nos pasó con el país: ¿que los hospitales no funcionan?, ¡bueno!, mientras yo tenga con que pagar una clínica privada, no es mi problema; ¿que la situación económica está mal?, ¡bueno!, mientras yo tenga mi rebusque, no es mi problema, y ese es el punto, lo vemos mal, claro está, pero sin mucha pasión que digamos, mientras no sea nuestro problema.
¿Y Chávez?, pues estamos dispuestos a luchar contra él, en la medida que sea nuestro problema, que nos toque directamente.
Pero es duro agarrar un fusil, una piedra, una cabilla, y ponerle el pecho a la revolución. ¿Porqué?, porque es mucho lo que tenemos que perder, y eso es lo que nos hace diferentes del chavismo, ellos, tienen mucho que ganar, y poco que perder, en cambio nosotros.... nosotros tenemos "algo" que perder, nuestras casas, nuestras libertades, o las pocas que nos quedan, nuestros bienes, los 4 corotos, pues, y eso asusta.
¿Hagamos una guarimba?, ¡noooo!, nos allanarán y nos meterán presos, ¿una revuelta?, nos darán planazos, y nos pueden matar, ¿falta de cojones?, noooo, para nada, simple y llano instinto, y falta de miedo.
Porque sé por experiencia que el miedo es lo que da valentía, ¡sí, ya sé!, es paradójico, pero sólo que quien tiene miedo, mucho miedo, es capaz de luchar con valentía casi infinita.
Nadie apuesta la vida por tonterías, sí, tonterías, porque eso es para nosotros nuestro país, tonterías. Hay quien dice que con irse tienen, "si las cosas se ponen muy feas", lo hacen y dicen porque están en Venezuela, y no saben cómo es el maní fuera. Venezuela es el país más grande del mundo, con y sin Chávez.
Me gustaría decir que esa frase es mía, pero no lo es, me la dijo un gallego de 75 años que vive aquí, Así habla Don Hilario, así se llama el gallego, "Venezuela es el mejor país del mundo, con y sin Chávez, mucho mejor sin Chávez", "en Venezuela se patea una piedra y se puede conseguir dinero, aquí te partes el pie y no consigues ni un pan".
También hablé con una venezolana "galleguizada", la verdad nunca hubiera creído que era venezolana si no me lo dice ella misma. Le pregunté: ¿te costó mucho adaptarte?, y la respuesta me dejó de pìedra: "Vine a los 19 años, tengo aquí 19 años, me casé, tengo un hijo, el negocio me va bien, tengo una casa, y nunca me he adaptado, pero llega un día en que te resignas".
¡Ah!, también está Felipe, un madrileño. Cuando hacía "la mili" conoció a una gallega que vivía en Venezuela que había venido a hacer un curso de no sé que, se enamoró y se fue detrás de ella, vivió allá 30 y tantos años, un tipo bien simpático, muy tranquilo, medio tristón, pero simpático. Un día me vino todo golpeado, le pregunte qué le había pasado, y me dice que agarró una depresión tan fuerte que se tomó una botella de Pampero y se echó una pea de tal calibre que, al subir la escaleras, se dio senda matada. Le dije, "¡Caray Felipe!, pero no te puedes poner así, hombre", y de terror se le salieron las lágrimas. "Yo no soporto esta vaina, yo aquí me estoy muriendo", es muy duro ver a un viejo llorando, y más cuando llora por una tierra que ni siquiera es la que lo parió. Pero no todo tiene final triste, en estos días vino, parecía una maraca de lo puro contento, "Me voy chama, en Noviembre me voy a Venezuela", "¿Felipe, y tu mujer qué dice?", "Me importa un carajo, si no se quiere ir conmigo, me divorcio, ya me conseguiré una negrita de Barlovento....".
Sólo quien ha vivido en Venezuela y sale de ella, entiende el motivo para luchar por ella con la vida si es necesario. Venezuela es una tierra tan linda, tan grande, tan rica, tan preciosa, que no se le puede dar su justo valor si no se le compara con las miserias de otros lados.
Los chavistas no tienen nada que perder, nosotros si, y por miedo a perder lo que no conseguiremos jamás en ningún otro lado, debemos luchar con todo, tiene que importarnos un carajo si nos llaman fascistas, o violentos, lo que piense la Comunidad Internacional, no importa si se llama democracia o dictadura, derecha o izquierda, neoliberalismo o colonialismo, lo que sea, Venezuela es un país único, y está en vías de extinción. NO LO DEJEMOS MORIR.
Los que se quieren ir, salgan, salgan y entenderán.
M.B.
2 comentarios:
Qué curioso que todas las cosas buenas de Venezuela que se nombran siempre tienen que ver con el clima, la naturaleza y los paisajes... nunca con la gente.
Pam
Creo que antes, se podía hablar de lo buena gente que era el venezolano. Ahora, estamos divididos, estamos resignados, estamos acoquinados...
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