Chávez quiere eliminar a la GN. La resistencia generada lo impidió, al menos por ahora. Quiere crear, como quinto componente, la Milicia a partir de la Reserva y no está claro que pueda. La resistencia militar le hace cuesta arriba lograr el objetivo. Estas circunstancias no significan que no vuelva a intentarlo, que haya abandonado el propósito y que no busque una mejor oportunidad. Lo que implican es que dentro de la FAN existen sectores dispuestos a enfrentar los propósitos de Chávez y que éste no tiene tanta fuerza como trata de demostrar.
El régimen ha destruido a la FAN como institución, pero no a los militares como sector social. Así como en el mundo civil los desprendimientos abundan, lo propio ocurre en el campo militar, lo cual incluye a decenas de oficiales que simpatizaban con Chávez pero que hoy están hartos por sus ejecutorias, delirios y traiciones.
Métodos de Destrucción
Chávez ha hecho con la FAN lo que con otras estructuras del Estado. No las ha quebrado de un solo golpe sino que las ha corroído. A la estructura de salud pública no la trituró de un día para otro, sino que la dejó morir mientras le creaba al lado la Misión Barrio Adentro. La educación no la despedazó instantáneamente sino que le generó en paralelo las "escuelas bolivarianas", mientras mucho de lo existente -estatal y privado-- comenzó a languidecer. Del mismo modo ocurre con la FAN. Medidas aparentemente inconexas tomadas a lo largo de estos años han llevado a la destrucción de la institución, lo que no implica que no existan fuertes convicciones democráticas en amplios sectores de la oficialidad, hoy constreñidos al silencio por la persecución interna.
El régimen comenzó por establecer una lógica de "amigos"-"enemigos" en la sociedad, de lo cual derivó que las instituciones del Estado debían alinearse en esa posición; los mandos militares, de grado o por fuerza, comenzaron a aplicar esa línea. A los "amigos", todo; a los "enemigos", nada. La consecuencia fue la ruptura de valores de obediencia, jerarquía y disciplina.
Un segundo elemento fue el comenzar una infiltración política dentro de la FAN con los cubanos, el enemigo de otros tiempos. Éstos no sólo han constituido una estructura presente en el sistema de espionaje venezolano, sino que los antiguos derrotados por la FAN, ahora farolean con vara alta en los predios militares, infligiendo una humillación adicional a la oficialidad venezolana. Algunos altos oficiales, sin vergüenza alguna, cantan loas a los cubanos como forma indirecta de arrullar a Chávez.
Un tercer elemento son las purgas. Algunas masivas, producto de la negativa a cumplir órdenes ilegales, como el 11A de 2002; otras más sutiles, como mantener a 312 oficiales en sus casas por ser sospechosos de demócratas, lo cual, para el régimen, es sinónimo de conspiradores.
Los elementos más recientes llevan a una desaparición de los componentes. Lo logra cuando a éstos se les quita la potestad administrativa y el poder financiero, ahora centralizado, y sólo se admite que cada uno maneje una especie de "caja chica" mediante un "habilitado". Además, los comandantes generales y el propio ministro de la Defensa, pierden mando militar, ahora concentrado en el Presidente que quiere ser el que ascienda a los oficiales de cualquier rango y el que comande todas las unidades. Esto deja ver, detrás de toda parafernalia, a un pésimo jefe militar porque no sabe de los peligros profesionales que conlleva tal concentración de poder.
La Guardia Nacional
Se la tiene jurada a este componente. Allí se concentró la resistencia al golpe de estado de 1992; fue una fuerza leal al gobierno constitucional y humilló a Chávez. Sin dejar de notar que la propia existencia de la GN es motivo de polémica dentro de la institución desde hace mucho más tiempo, por su carácter de fuerza militar y de policía administrativa, lo cual, según sus críticos, genera ambigüedad en sus funciones.
La destrucción de la GN comenzó hace mucho tiempo. Al ver que no la podía destruir de un golpe, concentró en sus miembros la actividad más intensamente represiva. El Core 5 se ha llevado las palmas en esta materia; la dotación de equipos antimotines fue el caramelo envenenado para que, al reprimir, la GN fuese objeto de repulsa por parte de la población que manifiesta en las calles en defensa de sus derechos. Una vez deteriorada su imagen en el ánimo colectivo le sería fácil eliminarla. No contaba con la resistencia de los oficiales.
Le cuentan a este narrador que "la oposición fue gestada por los cuadros de guardias nacionales (la tropa profesional). Se habla de virtuales motines en varios comandos regionales (Zulia, Lara, Caracas y Anzoátegui), al punto de que grupos de ellos habrían salido a las calles armados. Los subalternos obligaron a los altos mandos a definirse."
El Camino del Desastre
En la propuesta para la Constitución salta a la vista el intento de definir a la FAN como antiimperialista, lo cual, más allá de los eufemismos, señalaría constitucionalmente a EEUU como enemigo, lo cual si no es muestra de locura lo es de incomprensión del mundo actual.
Peor aún es ver cómo estos revolucionarios de quincalla resucitan lo que fue el buque insignia de las dictaduras militares más feroces de América Latina: el enemigo interno, que no son, como entonces, los comunistas, sino los que resisten la autocracia chavista. Estos bolivarianos pretenden establecer el uso de la FAN, constitucionalmente, contra la población civil que se le enfrenta, como hicieron Pinochet, Videla y asesinos ya conocidos.
El enemigo externo es EE.UU.; el interno son los venezolanos opositores que, para el gusto del régimen, son agentes de aquél. Silogismos tan idiotas como criminales.
Tienen Fuerza
En este pulso entre los militares y el Presidente se ha puesto de manifiesto que cuando aquéllos se unifican por abajo en relación con un objetivo, tienen suficiente poder para hacerlo retroceder. Es un poder del cual, tal vez, no exista suficiente conciencia, dado el apabullamiento al que Chávez somete al país. Los militares lo volvieron a parar. No quiere decir que aquél haya abandonado sus objetivos, a lo mejor trata de insistir; pero, por estos días, le largaron un NO grandote.
No importa la cantidad de sapos, cubanos o venezolanos que existan; no importa que los mandos se hayan avenido a la destrucción de su institución. Lo más significativo es que existen numerosos oficiales que tienen decisión para defender sus objetivos.
Aunque la mayoría de la oficialidad no parece tener plena conciencia de su fuerza, inesperadamente han logrado hacer trastabillar al caudillo alzado.
Lo que queda claro es que el militarismo en el poder no favorece sino destruye, muy especialmente, a la institución militar.
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