Sancionan una supuesta reforma que en definitiva no lo es tal. Se sanciona, sin que la Asamblea Nacional tenga competencia para ello, una nueva Constitución. El Presidente de la República y la Asamblea Nacional utilizaron un medio aparentemente legal y constitucional para concretar actos ilegítimos y fraudulentos a la democracia. La reforma no es el mecanismo idóneo y constitucional para modificar la Constitución actual en los términos que lo están concretando. La Asamblea Nacional no es el órgano deliberante y representativo que una modificación como la planteada requiere.
La Asamblea Nacional y el oficialismo no debatieron de manera real la modificación y el parlamentarismo de calle sólo es una manipulación comunicacional. No se buscó consenso y no se escuchó al país. Sólo se escucharon ellos mismos. Hicieron una pantomima de diálogo y el resultado es una Constitución impuesta. Toda Constitución impuesta es totalitaria y dura en tanto y en cuanto el régimen subsista. No será una Constitución de todos los venezolanos. Es excluyente y parcializada. No será una Constitución democrática ni legítima.
Lo que queda para concretar definitivamente el fraude a la democracia, es aprobarla en referendo donde no hay garantía de un voto libre, transparente y democrático.
Los venezolanos están desinformados del verdadero contenido y alcance de la propuesta presidencial. El 80% de los ciudadanos no conoce lo que significa la propuesta de reforma. La intención del gobierno es no informar y llevarnos al referendo lo más rápido posible.
Por ello lo importante es denunciar el fraude y apoyar la propuesta estudiantil de diferimiento del referendo. El tema es existencial para los venezolanos y no podemos encajonarnos en la decisión de si ir o no a votar.
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