Algunos críticos objetan que no estemos alineados con los "analistas" que mantienen, en base a la casi totalidad de las encuestadoras, que es inminente la derrota del "Si".
Sostienen que es un atrevimiento y un extremo inaceptable haber afirmado desde hace varios meses que la reforma ya está aprobada y aplicada.
Hoy la casi totalidad de las mediciones de opinión mantienen que el Socialismo Impuesto ("Si"), bolivariano a la cubana y marxista-leninista-fidelista será derrotado en su intento de adquirir rango constitucional.
Una vez más esas encuestadoras alimentan la emoción-subjetividad. Y no dejan claro que sus estimaciones sólo tienen validez a nivel teórico: en la práctica la opinión es enteramente controlada por la maquinaria oficial que tiene en el CNE el puntal para los resultados preestablecidos.
¿Cómo suponer que aquí y ahora habrá un juego electoral limpio y transparente?
Mucha de la gente que ayer se identificó con el "candidato de la unidad nacional" hoy se siente materialmente obligada a seguir la orientación de la "convivencia democrática" que lleva a proporcionarle al régimen su contrario dialéctico en el marco de las normas establecidas para el Referendo Aprobatorio.
Se ratifica de este modo la línea del voto y la convicción de que hay posibilidades de triunfo por la vía electoral y que así se le podrá quitar a este "proceso" su más acabado proyecto: la constitución que sirva de base y fundamento legal al socialismo del militarismo-autoritarismo de clara factura totalitaria.
Estos son los mismos que, al igual que el 03D-06, esperarán cerca de las 9 de la noche para decirle a la gente que reconocen el triunfo del "Si presidencial" en el contexto del juego democrático. Y de seguidas seguramente harán un llamado a mantener la calma y la serenidad.
Por ello se olvida interesadamente el cuestionamiento que se ha hecho al CNE y que está registrado en investigaciones como las adelantadas bajo la dirección de Tulio Álvarez, Ignacio Benedetti, Genaro Mosquera, Ezequiel Zamora, Freddy Malpica, Jorge Tamayo, Manuel Rodríguez Mena, Mercedes Febres Cordero y Guillermo Salas.
Estos señalamientos-acusaciones, objetivamente demostrados, deben ser puestos de lado para acompañar "democráticamente" al régimen, en su nueva incursión en la componenda que le permite la negociación-colaboración.
Esto es obligado tenerlo en cuenta para pensar "el día después" a que alude el padre Ugalde (EN, 26/10/07, p.13). Para él se requiere que la abstención y el "No" se acepten aunque no se gusten como fuerzas complementarias del mismo rechazo a la reforma constitucional, aunque esta es una derrota que Chávez no reconocerá (EN, 26/10/07).
No es verdad que al día siguiente se borrarán las diferencias y que se gustarán y sumarán las fuerzas del "No" y la abstención para producir un rechazo al triunfo del "Si" que habría obtenido entre un 20-30% de los votos emitidos. Esas dos posiciones que cada día están más regidas por lo irreconciliable.
Porque hay que decirlo de manera terminante: mientras este régimen cuente con el apoyo de "oposiciones" que le convalidan "su juego democrático", se extenderá su pervivencia.
Por ello la lucha en la actual coyuntura no se puede limitar a las posiciones de gobierno. Inevitable tocar y enfrentar los aliados-colaboradores. Y conste, la referencia tiene que ver con la dirigencia empeñada en hacer negociaciones, a las que arrastran a la parte del colectivo que les sigue en medio de la confusión-manipulación.
No ha faltado quien diga que utilizamos mucho tiempo y energías enfrentando esa parte de "las oposiciones". Eso obedece a una convicción: aquí no hay regreso hacia posiciones que corresponden al pasado ni se puede plantear simplemente el cambio positivista de un hombre por otro.
Un cambio verdadero pasa por la liquidación de la dirigencia corrupta del pasado, incluyendo la que ha querido guarecerse bajo las oscuras y perversas banderas de una tal quinta república.
Hoy, en definitiva, está claro que el presente régimen avanza materialmente sin contendores hacia los objetivos que se ha trazado: destruir lo que queda de una Venezuela que pensó y aspiró vivir en democracia, para imponer un proyecto autori-totalitario vendido y distribuido en el empaque del fracasado socialismo del pasado siglo que se promociona hoy como una novedad siglo XXI.
Pero no se ajusta a la verdad el señalamiento de que el régimen logrará estabilidad y aceptación nacional e internacional. El plan del socialismo positivista de la imposición y el atraso incitará a un abierto rechazo que abrirá las compuertas de una violencia que sólo se podrá detener con la aplicación de una profunda represión.
La necesaria y obligada respuesta provendrá de buena parte de lo que hoy es abstención y que, al hacerse conciencia-organización, se puede convertir en una instancia que produzca nuevas ideas e instrumentos políticos de lucha para la construcción de un futuro-realidad diferente.
Nos esperan tiempos muy difíciles marcados por una profunda crisis de señales económicas, políticas, sociales, militares y ético-morales. Una mayor descomposición en cuyo contexto se inscribirán estallidos sociales que sólo podrá contenerse por la vía de la gran y permanente represión.
¿Hasta dónde llegará y cómo vivirá ese socialismo de la imposición ("Si"), dispuesto a convertirnos cada vez más en una simple extensión de la llamada revolución cubana?
¿Cómo puede triunfar una "revolución bolivariana" que está unida e identificada con el fracaso cubano? ¿Estamos acaso condenados a convertirnos en simples, derrotados y entristecidos venecubanos?
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