Lo hemos visto recientemente con Britney Spears. La niña mimada que se inició a los 16 años saltando a la fama con su single "Baby one more time" y que desató una Britneymanía mundial, es hoy una triste sombra de lo que el alcohol, las drogas y la estupidez de no entender el valor del éxito han convertido. Alguna prensa de farándula ha llegado a comentar que la muchacha no está en sus cabales, de hecho, el jueves pasado fue internada nuevamente en un hospital. Ya no sabe qué hacer para llamar la atención, se rapó el pelo, se paseó ante todos sin ropa interior y como consecuencia de una racha de excesos le quitaron la custodia de sus hijos. El último recurso para acaparar los titulares: el exceso, el grito, el escándalo¿
Insultar al Presidente de otro país con los peores epítetos, masticar hojas de coca como si fuera chicle bomba, abogar ante el mundo por la beligerancia de organizaciones consideradas como terroristas, poner en el congelador las relaciones con nuestro natural socio comercial poniendo en riesgo un intercambio de 5 mil millones de dólares, jugar al Sherlock Holmes de la Historia averiguando lo innecesario y "jurungando" los muertos investigando el supuesto "asesinato" del Libertador, ¿no son evidentes muestras de una necesidad imperiosa de "ser un gran titular"?
El problema está cuando las cosas importantes y trascendentes como la inseguridad, la inflación y el desabastecimiento son mucho más escandalosas¿
Seguramente el ex ídolo pop será sólo un caliche. Un periódico de ayer.
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