La semana pasada un grupo de 25 parlamentarios del Partido Republicano de Estados Unidos presentó en el Congreso de ese país un proyecto de resolución que tendría por objeto solicitar que se evalúe si Venezuela reúne las condiciones para ser calificada como "Estado terrorista". De ser aprobada esa moción la evaluación deberá ser realizada por la Casa Blanca luego de consultar con los Departamentos de Estado, de Justicia y del Tesoro y las agencias de inteligencia de ese país. La decisión final acerca de si Venezuela debe ser incluida en la lista de países terroristas, que actualmente incluye a Irán, Cuba y Corea del Norte (Libia fue excluida de dicha lista) deberá tomarla el Presidente de Estados Unidos, nada menos que "Mister Danger".
De acuerdo con la Ley Antiterrorista, firmada por el presidente Clinton el 24 de abril de 1996, una decisión de esa naturaleza tendría, entre otros los siguientes efectos:
1) Venezuela dejaría de recibir asistencia dentro del marco de la Ley de Ayuda Exterior. En realidad la situación de Venezuela no variaría mucho en este aspecto ya que desde el año 2004 la Ley de Asignaciones para Operaciones Internacionales, Financiamiento a la Exportación y Programas conexos estableció que los fondos asignados mediante esa ley no pueden ser destinados a asistencia para el Gobierno de Venezuela, y sólo pueden ser autorizados para promover la democracia y el Estado de Derecho en nuestro país.
2) Estados Unidos se opondría en todas las instituciones financieras internacionales (el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, la Asociación Internacional de Fomento, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo) y cualquiera otra institución similar a la concesión de cualquier tipo de préstamo a Venezuela.
3) Además, como ha ocurrido con los otros países que están en la lista, Venezuela podría ser objeto de otras sanciones económicas como el congelamiento de activos en Estados Unidos y la prohibición o la imposición de restricciones o multas sobre ciertas categorías de relaciones comerciales.
En su propuesta los legisladores norteamericanos piden que se investiguen los lazos del presidente Chávez con Irán y con las FARC, organización reconocida internacionalmente como terrorista. Además, el proyecto de resolución dice expresamente: "La Cámara de Representantes pide a los Estados Unidos investigar hasta qué punto Venezuela puede ser señalada como un santuario para terroristas" y define como santuario "un área en un país que es utilizada por organizaciones terroristas bajo un gobierno que expresamente lo permite, lo conoce y lo tolera".
No hay que olvidar que en mayo del 2004 el Departamento de Estado ya había calificado a Venezuela como un Estado que "no coopera totalmente" con la campaña contra el terrorismo y que esa misma calificación fue atribuida a nuestro país en el año 2000 por la "Comisión Nacional contra el Terrorismo, también conocida como la "Comisión Bremer". Tal calificación se considera como un paso previo a la categorización de "Estado promotor".
A lo anterior hay que agregar que la semana pasada, durante su comparecencia ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, la Secretaria de Estado Condoleezza Rice informó que "el Departamento del Tesoro y los organismos de inteligencia de su país" están investigando si en las transacciones entre Venezuela e Irán pudiera existir alguna violación de las leyes norteamericanas sobre sanciones contra este último país.
Son abundantes, y en las últimas semanas particularmente intensas y notorias las informaciones, los indicios y hasta las evidencias de la estrecha vinculación del presidente Chávez con el régimen de Ahmadineyad y los fuertes nexos que mantiene con las FARC.
Si bien es cierto que el vocero del Departamento de Estado Norteamericano ha afirmado que no está planteado ni previsto que su gobierno esté considerando incluir a Venezuela en la lista de países terroristas, la iniciativa de los congresistas republicanos no debe ser tomada a la ligera.
En momentos en que nuestro país atraviesa una severa crisis de abastecimiento y nuestra principal industria se encuentra sometida a medidas judiciales que inevitablemente tendrán un serio impacto sobre todos los venezolanos, Chávez debería dejar de seguir jugando con la candela, provocando a las autoridades de Estados Unidos que, quiéralo Chávez o no, es un país gigante que si se decide puede causarnos mucho daño y agravar todavía más la compleja situación económica que confrontamos. Venezuela no es David, pero el país del norte sí puede compararse con Goliat. La paciencia de los países, como las de los seres humanos tiene su límite.
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