La implantación del currículo bolivariano (CB) mantiene en tensión a un sector del país. Las protestas que se han suscitado en algunos estados así lo confirman. Pero la preocupación no es exclusiva de padres y gremios. Al interior de las universidades, donde se forma a quienes aplicarían el programa, la inquietud es doble: se cuestiona su calidad, y el desfase de los contenidos respecto a la preparación de egresados.
Más aún. Ausentes de la discusión y preparación del CB, las autoridades universitarias se enteraron de los contenidos cuando obtuvieron un ejemplar de algún colega que asistió a un taller, o por las noticias de los medios de comunicación.
Como directora de la Escuela de Educación de la Universidad Central de Venezuela (UCV) Ruth Díaz Bello otea una gran contradicción. "Las universidades formamos docentes integrales para la escuela primaria. El currículo plantea una nueva preparación por los nuevos contenidos. Pero más grave es el caso de los pedagógicos que preparan docentes especialistas, y ahora se requiere que sean por áreas de conocimiento".
Antes de entrar en materia, a Díaz Bello le asalta la misma incógnita que a sus colegas. ¿Quiénes diseñaron el currículo? ¿De dónde surgieron esos contenidos? Sin respuesta a la mano, prosigue con otra interrogante. "La discusión es más compleja de lo que piensa el Gobierno. ¿Cómo vamos a interpretar qué son las Ciencias Naturales. ¿Cómo determinas en cuál área va Matemáticas? No es una cuestión de decretos, sino de cómo produces y sistematizas el conocimiento".
Aunque parezca fácil, advierte que la integración de las disciplinas es una medida compleja. "Se trata de cómo operacionalizas eso. No es una simple orientación política para decir qué me interesa enseñar y qué no. Además, todo pasa por la base teórica y científica de los contenidos que se proponen, la cual desconocemos".
Robert Rodríguez, profesor de Sociología de la Educación y estudiante del doctorado en el Instituto Pedagógico de Caracas, señala que el docente que requiere el CB es un "todero". "Se habla de tener dominio del área académica, pero no de la especialización. El profesor debe estar dispuesto a trabajar en cualquier subsistema; es decir, inicial, primaria y secundaria".
Sin embargo, no le sorprenden estos lineamientos. Pues, afirma, que el pénsum está perfilado para otros egresados distintos a los que se preparan en los pedagógicos y universidades. "Serán los graduados del Programa Nacional de Formación de Educadores, los cuales vendrían a reemplazarnos".
Díaz Bello comparte esa presunción y se pregunta cuál será la titulación y preparación de los 15 mil docentes que se licenciarán por la Misión Sucre. "¿Se les va a contratar sólo porque ser egresados de ese programa? ¿Dónde, cuándo y quiénes aprobaron el plan de estudios de ese programa?.
Pero la situación ya es una realidad de acuerdo a la afirmación del rector de la Universidad Experimental Pedagógica Libertador (UPEL), Luis Marín. "Muchos de los egresados de los institutos de Mejoramiento Profesional no son admitidos. Se da prioridad a otros egresados. Con experiencia de setenta años, nos dan la espalda", reflexiona.
Por su parte, la vicerrectora de Docencia de la UPEL, Francia Celis de Soto, precisa que el actual pénsum de formación docente está acorde a la Constitución, la Ley Orgánica de Educación, los lineamientos de la Unesco, y planes que se acordaron en 2005.
"Si bien existe una propuesta educativa bolivariana, nosotros como universidad seguiremos trabajando acorde a la ley vigente. Se presenta un proyecto que ni siquiera fue consultado con nosotros, pues en 2007 fuimos excluidos de las reuniones. Nosotros estamos en la construcción de los perfiles, planes y programas apegados a las leyes vigentes", precisó.
Para Robert Rodríguez, la propuesta del CB es deficiente hasta en la preparación del recurso humano. "Con efectividad un nuevo pensa de estudio estará listo en 2010. Es decir, para el año 2015 sería la primera graduación de profesionales de la docencia. No de trabajadores de la educación que es lo que se pretende con Misión Sucre".
A dos velocidades marcha la educación, a decir de un funcionario de la Zona Educativa del Distrito Capital, que por obvias razones se reserva el nombre. "Por un lado los planes, y por otra la realidad. El día a día nos dice que seguiremos por mucho tiempo con el actual programa. No puedes aplicarlo de golpe a los alumnos del octavo grado, por ejemplo. Debe ser un proceso paulatino cuyo inicio sería en primaria. Sólo después de once años, más o menos, tendrías a todo el sistema como bolivariano. La educación requiere tiempo y paciencia".
Por otro lado, Celis de Soto destacó que los vicerrectores académicos han insistido en la necesidad de articular a los "formadores con los empleadores". "Es necesario convocar una mesa intersectorial para que universidades, gremios, academias y Ejecutivo nos acordemos".
La directora de la Escuela de Educación de la UCV, Díaz Bello, subraya que no se trata de apegarse o no a una determinada tendencia. "Todo pasa por la responsabilidad en la preparación científica de los futuros docentes, y eso no se hace con un simple decreto".
El Universal
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