La sensación es la de que hasta aquí lo trajo el río. Podrá hablar del socialismo del siglo XXI, podrá enarbolar las banderas vetustas del capitalismo de Estado, podrá subir verbalmente la parada y echársela de más revolucionario que Marx, Lenin, Mao, el Che o hasta su mismo padre Fidel. Podrá vestirse de rojo rojísimo y pregonar las bondades del ALBA como la alianza más exitosa del continente. Podrá jugarles bromas pesadas a los asistentes a sus largos monólogos como para que digan que "él es el que tiene la sartén agarrada por el mango". Podrá asegurar que antes de él la nada y después de él el vacío. Podrá amenazar con cosas horribles si pierde el poder. Podrá seguir utilizando al imperio como "el coco". Podrá rodearse del Alto Mando y cantar a coro "patria, socialismo o muerte". Podrá, incluso, continuar manejando a los más que obsecuentes poderes públicos. Podrá creer que "dicta línea" a sus cuasi "mangoneados" colegas del continente. Podrá sentarse en su pulida silla presidencial y soñar que será para siempre. Podrá seguir conjugando todo en primera persona del singular. Podrá continuar en ese reality show perenne en el que se ha convertido su gestión pública, si no hay cámaras y no es en vivo, directo y preferiblemente en cadena, simplemente no es. Podrá rotar y rotar y rotar a los mismos personajes de aquí para allá y de allá para acá, como para dar la idea de que hay cambios profundos en su gabinete.
Podrá lanzar dinero a la calle y tratar de comprar voluntades a punta de realazos. Podrá "hacerse el loco" y pedir más tiempo y comprensión argumentando que su gobierno aún está comenzando. Podrá cultivar su propia épica y tratar de reescribir la Historia muy pero que muy a su manera. Podrá torcer la realidad y a lo negro verlo blanco, a lo ancho estrecho, a lo malo bueno, a lo injusto justo, a los ladrones del erario como fieles seguidores, a lo corrupto transparente. Podrá decir que toda la militancia está feliz con los recientes resultados de las elecciones de esa organización. Podrá comprar armas y más armas para beneplácito de los "perros de la guerra". Podrán éstas ser más rusas que las "Matruiskas". Podrá querer modificar el paradigma de la FAN y hacerla amigas de los grupos insurgentes. Podrá cambiar "el tercio" y luego de decir que las FARC son un Estado dentro del Estado mandarlas a desmovilizar. Podrá mimetizarse como un ponderado estadista.
Pero lo más claro en toda esta historia de la fase "carnerito degollado" que vuelve a exhibir el líder, típica, por cierto, de sus caídas en la popularidad es que su techo es bajito, transparente y de cristal.
Lo que no fue no será, como dice la canción. Bye bye proyecto socialista y todo lo que implica. El señor de los frenazos entró en acción. Supervivencia mata ideología.
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