Para ningún venezolano puede resultar un exabrupto la afirmación de que en nuestro país la gran mayoría de nuestros gobernantes han realizado una gestión de gobierno bastante mala. Resulta verdaderamente penoso observar una nación como la nuestra, que con sus infinitos recursos naturales y las oportunidades que las diversas coyunturas internacionales le han brindado, ostente los elevados y preocupantes niveles de pobreza con que cuenta en la actualidad Venezuela. Ningún venezolano por más nacionalista que sea puede estar orgulloso de esta situación. Alguien escribió una vez (y por supuesto diversos gobernantes se han encargado de repetir) que "la voz del pueblo es la voz de Dios", sin embargo al observar episodios en los cuales "ese pueblo" escogió en varias oportunidades a personajes tan nefastos como Adolf Hitler, Benito Mussolini o del mismo George W. Bush, fácilmente podemos llegar a la conclusión que ese dicho se encuentra muy alejado de la realidad y al mismo tiempo podríamos hasta pensar que en ocasiones es bueno y hasta satisfactorio pertenecer a las minorías.
No obstante existe otro dicho más institucionalizado y repetido que reza así: "Cada pueblo tiene el gobernante que se merece". Rápidamente ustedes podrían pensar en que ¿cómo Alemania, Italia o Estados Unidos se merecieron esos presidentes?, pero la respuesta está en que no sólo los eligieron, sino que los reeligieron y creyeron firmemente en sus campañas de miedo y en sus absurdas promesas de superioridad y de ocupar determinante en el orden geopolítico mundial. Es por esto que cada uno de esos pueblos tienen toda la responsabilidad del caso en el comportamiento de esos caballeros. Pero, ¿y Venezuela?, ¿tiene culpa el pueblo venezolano del desastre de sus presidentes?, y ¿habrán aprendido de sus errores?, porque lo más lamentable de las equivocaciones es incurrir nuevamente en ellas.
Obviamente la búsqueda de un Mesías no es monopolio de unos pocos países, muy por el contrario en nuestro país esa búsqueda frenética (desde tiempos de la postindependencia), de un líder casi supremo que arregle este país por arte de magia, que nos lleve de regreso a la "Venezuela saudita", nos ha conducido a errores realmente garrafales como por ejemplo el regreso al poder de gente tan nefasta como Rafael Caldera (cuyo gobierno, en mi opinión, debe ser promocionado como uno de los mayores desastres de toda la historia de nuestro país). Y al revisar la historia nos encontramos que ese mismo pueblo venezolano ha escogido personajes tan negativos, que han conducido al país a este sombrío y pesimista panorama que tiene en la actualidad. ¿Ha madurado nuestro país?, obviamente no y falta mucho para que ese fenómeno pueda darse.
Un pueblo que se cala que en 10 años le aniquilen 120.000 personas sin estar en una guerra; un pueblo que sea dueño de cuantiosas reservas petroleras y refleje más de un 60% de la población en pobreza; un pueblo acostumbrado a vivir entre la mugre, con la basura en la calle; un pueblo que no cuente con un sistema de seguridad social y jurídica; un pueblo donde más del 50% de los presos no hayan sido procesados; un pueblo que permanentemente tenga un salario mínimo inferior al valor de la canasta alimentaria; un pueblo que aprendió a vivir y a alimentar a la corrupción; un pueblo acostumbrado a la inflación, y por lo tanto a no poder ahorrar en su moneda; es un pueblo que indudablemente se merece los gobernantes que ha tenido.
Antes de terminar quería desearles una muy feliz Navidad y dejarles un pensamiento de ese ilustrísimo personaje de la historia como lo fue Mohandas Karamchand (Mahatma) Gandhi que en cierta ocasión dijo "Cuando me desespero recuerdo que los caminos del amor y de la verdad son los que triunfan. Ha habido dictadores y asesinos y por un momento parecen invencibles, pero al final siempre caen. Siempre caen".
No hay comentarios.:
Publicar un comentario