La fiera está herida y en medio de su furia quiere venganza. Así no se puede razonar. Si lo pensara dos veces, tendría algún sentido de realidad, pero cuando el orgullo de líder único venido a menos se siente golpeado y cuando el temor de los tiempos duros por venir le hacen ganar tiempo al tiempo, no puede darse cuenta cómo las grandes mayorías, esas que en el pasado lo aclamaban y muchos de los cuales aún lo quieren, están reclamando algo que vaya más allá de sus nuevas "caponas" de militarote mandamás, de su vetusto discurso ideológico vacío de verdadera ética socialista en medio de la opulencia del más abierto, descarado e inmoral derroche de su entorno. La gente, "su" gente más que cariño, le tienen temor. El "aparato", la estructura de la intimidación ha sustituido al "amor verdadero", al "más que amor, frenesí" de otros tiempos y aunque pretenden hacer el referéndum de la enmienda el día de los enamorados, la realidad es que a estas alturas del partido lo que existe es o el "amor comprado" o el "amor a palos", insanos y perversos ambos.
Si por un momento esa alma tuviera paz y viera lo que hay más allá de su ego y su corte de aduladores le dijera lo que se siente de verdad en las calles, haría lo que es lógico, justo y necesario: trabajar.
¿Es que acaso más de 10 mil muertes no son suficientes? La cifra fue dada la semana pasada, pero pareciera no dolerle a nadie dentro del Gobierno. La vida de todos nosotros, sin distingo de condición social se ha convertido en unas horas de "temor" permanente. Siempre esperando que algo nos pase, o lo que es peor aún, que algo le suceda a nuestros seres queridos. Vivimos encerrados en nuestros miedos y eso, lamentablemente, lo estamos transmitiendo a nuestros hijos. Y es que no nos queda otra porque el temor se inocula como mecanismo de defensa. Es un juego perverso que si bien, en el mejor de los casos no es propiciado por el Gobierno, este pareciera no querer actuar porque así mantiene a toda una colectividad paralizada en medio de su angustia. ¿Política de Estado? No quisiéramos pensarlo. Pero lo que sí es cierto es que el Estado tiene como política una bien distinta a lo que esperamos todos los venezolanos. Eternizarse es la meta y si para eso tiene que mantenernos en una eterna campaña electoral, mejor& Así nadie discute mucho sobre la pésima gestión...
Ante eso, quizás la respuesta sea devolver la pelota en ese mismo campo de juego. Si Chávez quiere elecciones cada mes y buscar así el cansancio, la respuesta debería ser aprovechar todas y cada una de esas consultas y utilizarlas como la más contundente protesta ante esta realidad que ya se nos hace insoportable. Que el NO sea cada vez más rotundo y firme, a ver si así la colectividad lo obliga a tener el necesario "sentido de realidad" y gobierna de una buena vez& si eso es aún posible...
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