Aunque la semana ha estado signada por la campaña electoral -sobre cuyos detalles y tendencias el CNE nos prohíbe hablar hoy- simultáneamente la prensa mundial ha discurrido sobre fracasos y atrocidades de revoluciones o gobiernos comandados por quienes, una vez enquistados en el poder, buscan permanecer eternamente en él.
No vamos a solazarnos en noticias tan urticantes para los millones que no tienen vivienda o los miles de campesinos que no poseen un tractor, como las de esta semana que el Gobierno venezolano regaló 80 millones de dólares para construir "petrocasas" en Bolivia y 100 tractores para Honduras, mientras Cadivi niega o merma las divisas para la importación de bienes necesarios y para los viajes del venezolano medio. Nuestra mirada se dirige hacia ciertos "panas" mundiales afectuosamente vistos por quien lleva tiempo haciendo numerosos pinitos para emularlos. A propósito del contundente comunicado del Sindicato de la Prensa ("Enero fue un mes trágico para los periodistas y la paz de Venezuela") recordamos las persecuciones y hasta crímenes de periodistas ocurridos en la Rusia del muy autoritario Putin, el mismo que sigue gobernando con más poder que la figura escogida por él mismo para la presidencia. En Moscú decenas de opositores como el jefe del Partido Nacional Bolchevique, Eduard LImonov, fueron detenidos en el marco de una "jornada de desacuerdo" con el gobierno del primer ministro Putin (El Universal 01-02-09). Las protestas -celebradas en varias ciudades rusas según AFP- reunieron a dirigentes de diversas ideologías que reclamaban la dimisión de Putin. Apenas Limonov comenzó su discurso fue detenido y golpeado por los cientos de policías desplegados por el gobierno en la zona sobrevolada por helicópteros. Hubo 41 arrestos, sólo en la capital.
El País de Madrid acaba de publicar un reporte hecho en Teherán ("De aquella revolución sólo queda el desencanto") con declaraciones de quienes durante años acompañaron la revolución que derribó al Sha Mohamed Reza Pahlevi. Treinta años después aquella generación sigue gobernando, pero la República Islámica aún no ha resuelto los problemas que desataron un movimiento revolucionario sin precedentes en el mundo musulmán: "Éramos jóvenes, no analizábamos las cosas. Nos limitábamos a repetir los eslóganes y creíamos a pies juntillas en las palabras del imam", manifiesta un militar de 55 años, hoy desencantado: "Poco a poco mis compañeros y yo nos dimos cuenta de que nos habían engañado". El Producto Interno Bruto per cápita no alcanza al de 1976. Irán sigue exportando el mismo número de barriles de petróleo que entonces (2,2 millones diarios). La propaganda iraní sobre la "justicia distributiva" queda negada ante el dato de que, a 30 años de su revolución, un 20% de la población controla el 80% de la riqueza del país. Los reformistas culpan a Ahmadineyad de despilfarrador y de no haber sabido reducir la dependencia del petróleo. "Los petrodólares han permitido que el 70% de la economía esté en manos del gobierno, que se ha olvidado del sector privado y como resultado, la productividad es mínima". (¿les resulta familiar la historia?).
La guinda de la eternización en el poder y de los crímenes contra el pueblo es Robert Mugabe, presidente de Zimbabwe, el indigno poseedor de una réplica de la espada de Bolívar, regalada por su "pana" criollo. Mugabe, otrora héroe de la revolución que liberó a Rodesia del Sur del yugo colonial y hoy, 28 años más tarde devenido en dictador, ha convertido en un peladero al que fuera el granero de África, con ciudadanos hambrientos, minados por el cólera, con un sistema de salud destruido en medio de una crisis económica que ha colocado la inflación en 231 millones por ciento, algo imposible de imaginar. El Banco Central zimbabwense acaba de eliminar ¿por centésima vez? 12 ceros de su moneda para intentar frenar la desenfrenada inflación. Es ahora, con el país en ruinas y bajo la presión internacional, cuando Mugabe acepta a regañadientes compartir el gobierno con la oposición, nombrando al opositor Ysvangirai como primer ministro. Nueve de cada diez zimbabwenses sobreviven sin empleo, gracias a la donación de alimentos dados por organizaciones caritativas internacionales mientras el indefinidamente "reelegido" Mugabe celebra sus 85 años con un dispendio saudita: dos mil botellas de champaña brut francés, ocho mil langostas, 100 Ks. de gambas, cuatro mil porciones de caviar beluga, tres mil patos, cientos de tortas de chocolate y vainilla y 8 mil cajas de bombones Ferrero Rocher. Los regalos impuestos por el eternamente reelegido dictador (que dice ser antiimperialista) no deben bajar de $45 mil americanos que son ingresados en una cuenta especial a nombre del " Movimiento 21 de Febrero", día de su nacimiento. Así son las revoluciones.
Moraleja: todos, todos a votar tempranito.
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