24 abril 2009

El Dictador

El historiador, profesor e intelectual chileno Fernando Mires, quien estuvo recientemente en Venezuela, es autor de varios libros e innumerables artículos y ensayos; entre estos últimos, uno de los más populares en internet es el "El Dictador". Lo encabeza un fragmento de otro texto de 1553, también muy buscado, el de Étienne de la Boétie, "Sobre la Servidumbre Voluntaria".

Más que una descripción, Mires hace una auténtica radiografía de las fases y características que son propias de las dictaduras. Así, al referirse al origen de estas últimas y contrastarlas con las democracias, el autor diferencia las dictaduras "totales" (aquellas sin elecciones libres, separación de poderes, derechos humanos, subordinación de la Constitución a la persona del dictador y un acento militarista), de las dictaduras "parciales", las cuales si "se sirven de algunas formas democráticas, hecho que utilizan los dictadores para legitimar su poder, sobre todo hacia el exterior. En algunos casos toleran la emergencia de sectores opositores a los que, cuando ya no pueden eliminar, los acosan para encerrarlos en cercos que no deben traspasar. Es el caso, por ejemplo de la dictadura de Zumbase, o también, de la iraní y de la bielorrusa. En otros casos, toleran ciertos espacios de prensa libre a la que someten a constantes presiones, extorsiones y amenazas". Mires señala igualmente el rasgo de la no supresión de las elecciones que caracteriza a las dictaduras modernas, en contraste con las provenientes de un golpe de estado o de una toma violenta del poder, para destacar que las dictaduras, por lo general, son dictaduras electorales. De hecho muchas dictaduras, asegura el autor, tienen origen electoral, como la de Hitler quien "inició una costumbre dictatorial que ha hecho escuela: la de legitimar su poder mediante plebiscitos. En nuestros días, tanto Lucasenko como Mugabe recurren al mismo expediente. Milosovic en Serbia también hacía elecciones. En Irán hay elecciones regulares, aunque el poder central lo ocupan las castas sacerdotales. Pinochet y los dictadores militares uruguayos intentaban consolidar su poder mediante plebiscitos". Pero el autor no se queda aquí y afirma que incluso existen dictaduras con más elecciones que en una democracia, porque se abusa de ellas, a sabiendas de que se ganaran mediante el control del fraude electoral, la monopolización de los medios, la intimidación de los empleados públicos y el uso de los dineros y dependencias del estado al servicio de las elecciones. Mires llama a este fenómeno "envilecimiento electoral" y el mismo puede extenderse de ser necesario a la proscripción o inhabilitación judicial de las "candidaturas de los adversarios que estén en condiciones de lograr altas votaciones". Este mecanismo de "las inhabilitaciones judiciales inventado por Mussolini y reinventado por la teocracia persa, ha hecho escuela en Bielorrusia y en Rusia. Y en otras lugares también", afirma el autor.

En el artículo se tocan otros aspectos de las dictaduras que sería largo explicar en este espacio, como el idioma de la barbarie que manejan muchos dictadores, la identidad histórica entre dictadura y militarismo pues no hay que olvidar que "casi todos los dictadores son militares" y entre militarismo y populismo, fórmula ésta muy exitosa en América Latina. El "incesto" constitucional, la relación color único, pensamiento único, que conlleva a que muchas dictaduras uniformen a la gente con camisas negras, pardas o rojas, como medio de acabar con las desigualdades, y la conformación de un nuevo esquema organizacional en la sociedad política, son otros de los rasgos de las dictaduras de siempre, de las de ahora y de las que están por venir, que son analizadas por el autor.

Y como suele decirse en las películas, cualquier parecido o similitud con la realidad es pura coincidencia.

José Luis Méndez La Fuente
El Universal
Xlmlf2@gmail.com

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