27 abril 2009

Manual de supervivencia

Intranquilidad, angustia, incertidumbre, tristeza, rabia, asqueo, hastío, miedo, depresión y por allí se va la larga lista de emociones, estados de ánimo, percepciones y sensaciones de muchos en estas últimas semanas. No es para menos. Después del "cholazo" neo dictatorial post 15 de febrero y esta arremetida contra todos los que piensan diferente muchos se sienten desconcertados y son, como es lógico, presa fácil de cualquier pensamiento negativo sobre el futuro. Pero ¡alto! Ese es precisamente el objetivo del régimen. Desmoralizar, desmovilizar y desmotivar. Básicamente dar la sensación de "plaza tomada" y "que nadie se mueva". Para ello han desarrollado una estrategia en la que el terror se cuela por todos los ámbitos, desde los empleados públicos, quienes piensan dos veces antes de protestar los abusos y los incumplimientos contractuales de quienes se "rumbearon" los reales de todos, pasando por los empresarios asfixiados por el cambio de unas reglas diseñadas para "sacarlos del juego", hasta los máximos dirigentes de la oposición a quienes acusan judicialmente, les quitan poder, los inhabilitan, les desconocen los resultados electorales o los ahogan financieramente en sus jurisdicciones.

Pero ¿qué hacer ante esta situación? ¿Tirar la toalla? ¿Entregarse? ¿Irse? Para quienes decidimos que no hay mejor país que este con o sin Chávez la alternativa no puede ser ni la huida, ni la evasión. Se impone el "sentido de realidad" como lo hemos dicho en otras entregas. Sin embargo, este "tocar piso" también implica mirar "esas otras cosas" que nos ayudan a seguirle "echando pichón". Sí, la realidad política, económica, social y moral está en su momento más oscuro y aunque dicen que nunca está más negro que cuando va a amanecer, pareciera que aún nos toca unas cuantas lunas de esta caída libre. Tanto como el tiempo que tardemos en organizarnos y valorar nuestras propias fortalezas.

No sabemos cuánto nos tomará superar este abismo, pero hay cosas que cuando las inventariamos nos llenan de energía y ánimo para seguir y no estamos hablando sólo de política, o de resistencia civil y democrática (elementos necesarios pero no suficientes), sino de algo tan intangible como los afectos que nos rodean y de cómo debemos asirnos a ellos para tener el fuelle necesario para seguir luchando. Este es (más que nunca) el momento de los amigos, de los allegados, de los vecinos, de los compañeros y, por supuesto, de nuestras familias. ¿Quién viendo los ojos de sus hijos, escuchando sus risas y compartiendo sus sueños puede decir que no hay futuro?

En tiempos de incertidumbre hay que encontrar las certezas en las cosas imprescindibles. Aquellas que como decía Antoine de Sant Exúpery en El Principito: "sólo son visibles a los ojos del corazón".

María Isabel Párraga B
El Universal
mariaisabelparraga@gmail.com

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